viernes, 27 de noviembre de 2009

Un texto de Patricia Fryd acerca del Banquete, la transferencia y las instituciones de analistas.


En esta serie de discursos donde está rechazado eso extraño tan íntimo, se puede ver claramente la idealización que este rechazo conlleva. Esta me parece una punta para trabajar el cruce entre la política en el análisis y en la agrupación de analistas tal como lo plantea la nota de Marité. En tanto lo que acá Lacan ubica como lo impar, que va al lugar de Das Ding, lo éxtimo, sería correlativo de ese imposible tan difícil de admitir. ¿?




Patricia Fryd

En el Seminario llamado “La transferencia en su disparidad subjetiva, su pretendida situación, sus excursiones técnicas.”, Lacan dice llegar al “corazón de la experiencia” para ubicar en el centro de ésta, el vacío del ser.


Alrededor del vacío del ser surge el amor- En el comienzo fue el amor y no la enunciación pero no hay enunciación sin amor: sin transferencia no hay sujeto que asuma el acto de hablar.

Respecto del término “Disparidad” del título del seminario, dice Lacan que la disparidad va más allá de disimetría.( podemos inferir que no es una jerarquía?)…Concierne a lo impar , toma el término odd, extraño..,raro. Esto que Lacan pone en juego desde el vamos es algo necesario a atravesar para que se produzca un decir.



En el prólogo a la versión del Banquete traducido por ella, Victoria Juliá destaca el complicado esquema de transmisión con el que Platón comienza el diálogo: Apolodoro dice que Aristodemo dijo que los asistentes a la reunión dijeron.

Lo entiende como la intención de hacer notar que hay allí una transmisión oral donde la veracidad está garantizada por la memoria y el afecto . Es esto lo que ella lee en el Banquete , y no, una crónica despersonalizada con pretensión de objetividad que se repite de manera mecánica.

“En esta conversación, hay un interés en poner distancia entre el relator y los hechos a la par que marcar una proximidad subjetiva entre los mismos componentes de la ficción.”

O sea que es respecto del texto en torno al cual Lacan (según él mismo dice) hace el desarrollo más exhaustivo acerca de la transferencia que se destaca una condición necesaria para la puesta en juego del sujeto en tanto la escucha requiere de la resonancia, de la dimensión del Otro..

Entonces tenemos al principio de este diálogo una referencia a la terceridad del campo del A, un campo de artificio q se le asegura a la palabra en psicoanálisis Palabra asegurada en tanto el analista pueda hacer entrar en su juego la disparidad subjetiva para poder ocupar su lugar, definido en este seminario como aquel que debe ofrecer vacante al deseo del paciente para que se realice como deseo del Otro. Vacante de deseo de saber.



Vemos en esta sucesión de “sesiones psicoanalíticas” distintas versiones del amor que van a un vaciamiento de ese saber en esa serie de discursos de personajes relevantes de la época. Pero es interesante como lo dispar, lo que hace ruido al lazo narcisista no debe esperar la entrada de Alcibíades para ponerse de manifiesto sino que se pone en juego en tanto rechazado.



En su discurso Fedro, el padre del discurso, dice que “es el amor un dios que causa de los más grandes bienes”. No existe para un amado mayor bien q un amante ni viceversa. Cualquier amado o amante no soportaría que su otro yo lo viera caer en actos vergonzosos…esto es mal tolerado. Toca esa imagen idealizada en tanto que el amado para el amante, como el amante para el amado, son eminentemente susceptibles de representar el uno para el otro la más alta autoridad moral, aquella ante la cual no se cede, al punto que un ejército de amados y amantes conformarían un lazo invencible.

Me parece interesante este lugar que toma el amado en este discurso, este deslizamiento del amor a la fuente de lo moral q nos pone en la pista de lo q está en juego en tanto rechazado, el punto en q entiendo Freud articula la necesidad del otro como fuente de las motivaciones morales. Estamos en la pista de la Cosa, de Das Ding.

El discurso de Pausanias: introduce que así como hay las 2 Afroditas hay 2 Eros, vulgar, Pandemo q ama más a los cuerpos que a las almas, ama tanto a las mujeres como a los hombres, ama de forma azarosa, es el amor de los viles. Y por otro lado el amor de Eros Uranio nacido de la espuma que dejaron los genitales de Urano castrado por Cronos su hijo. No participa de hembra, no tuvo madre Este amor celeste es amor a los muchachos, está libre de excesos. De mujeres y de disparidades-

Es necesario para Pausanias identificar a la pederastia y al amor a la sabiduría.

Todo el discurso de Pausanias está en función de una búsqueda de los valores cotizados: la excelencia, la sabiduría, una educación, en quien es útil invertir .Es sobre el plano de un provecho, de un adquirir, de una posesión, que se producirá el encuentro de esa pareja.



Pausa pausanias e hipo de Aristófanes que da paso al discurso de Erixímaco quien retoma el doble Eros desde la medicina. Propone Juliá, que en su traslación de eros desde el microcosmos (el alma humana) al macrocosmos, Platón quiso resaltar “la omnipotencia del médico q pretende hacer de su particular saber la clave para la comprensión de la economía de lo real”. Un saber absoluto.

Toma Erixímaco el fragmento de Heráclito “lo uno aunque es en sí mismo discordante, concuerda consigo mismo, como la armonía del arco y la lira” pero lee allí que se trata de hacer concordar eso discordante. Nuevo rechazo de lo extraño, lo que no hace un uno homogéneo.



Aristófanes relata su famoso mito de la esfera arrogante que ha sido seccionada por los dioses, diciendo que Eros es, debido a este origen, innato y recíproco en los humanos, ya que intenta hacer uno de 2 para sanar la condición humana. Así cada uno de nosotros es una contraseña de hombre que busca su otra contraseña La palabra que usa Platón es symbolon: tablilla partida, conservada por cada una de las partes entre quienes ha habido una relación de hospitalidad, en señal de reconocimiento mutuo.

“Ahí estamos exactamente en el nivel que nosotros, los modernos, imputamos al amor, a saber la sobrestimación narcisística del sujeto, del sujeto supuesto en el objeto amado.”

Prosigue luego Agatón, el poeta trágico “el amor nos vacía de lo que nos es ajeno y, nos colma de lo apropiado, hace que nos reunamos, ahuyenta el malestar…

“El amor, es lo que nos libera, nos desembaraza de la creencia de que somos extraños los unos para los otros”.

Este insistente rechazo de lo disarmónico, de lo extraño, evoca el hallazgo de Freud respecto de nuestra constitución en tanto hablantes, “Lo malo, lo ajeno al yo y lo exterior son para el sujeto en un principio, idénticos”.

Al vaciarnos de lo que nos es ajeno, como dice Agatón, el amor nos aleja de lo que nos es también más íntimo, esa imparidad necesaria para armar nuestra singular combinatoria.

Con Sócrates, pasamos del amor al deseo, ubica la falta en el corazón de la pregunta sobre el amor. En tanto que ’´Ερως έρα que Eros desea, lo que está en juego es aquello de lo que él carece.

Sócrates pone el amor en su dimensión humana al introducir el troquel de la función de la falta. Los puntos o la articulación por donde algo se puede cortar.

Pero en medio de su dialéctica, justamente ahí donde él es bien fuerte pasa la palabra a Diótima, una mujer, una extranjera.

El pasaje de discurso a Diótima se debe al asunto que está en juego: La Cosa la misma alrededor de la cual se juega la verdad de la transferencia. .

El paso de discurso comporta un límite a la experiencia del juego de los significantes mismos, en tanto no puede proseguirse un discurso sobre el saber acerca del amor.



Diótima nos va a hablar de amor, desde μύθους λέγειν {mythous leguein} que no es, sino, lo que se dice Diótima tiene gran familiaridad con los poderes de la peste, adelantándose más de 2000 años a la que Freud llevó al nuevo continente, que la tuvo como antecedente.

Pero la novedad del análisis, que Freud lleva es que algo se sustenta en la ley del significante excluyendo el saber al constituirse como inconsciente, como no sabido, que eclipsa al sujeto, para subsistir como cadena inconsciente, constituyendo lo que hay de irreductible en la relación del sujeto con el significante.

¿Que dice Diótima? El amor no es un dios sino un mensajero, un demonio que está entre los hombres y los dioses. El amor pertenece a una zona intermedia, al mismo campo que la doxa, un discurso que no es ni la ignorancia ni la episteme, en tanto hay discursos que son verdaderos sin que el sujeto pueda saberlo. Es el campo de los mensajes enigmáticos, los mensajes en los que el sujeto no reconoce el suyo como propio.

La doxa siendo algo que si bien no puede dar razones, sobrepasando así el ideal socrático de episteme, de la coherencia significante, no es la ignorancia porque toca o alcanza lo real .





5 comentarios:

Margarita Scotta dijo...

Ese vaciamiento de lo extraño que le hace producir al eros (un tramo del discurso de Agatón) es lo que unos párrafos más adelante aparece arrastrando hacia la "calamidad", donde amor se une a tragedia en el pensamiento antiguo. Si nos vaciamos de lo extraño, lo éxtimo, el retorno es Eros confundido con Até (calamidad). La dialéctica socrática refuta este discurso. Hace introducción de la falta. Pero todavía será necesario que esta misma dialéctica (coherencia del significante) sea abatida por su propio mensaje que no puede oír... (Alcibíades). Aunque produzca saber, la dialéctica es sorda... habría una función del eros-amor-mensajero fundamental en tanto permite hacer oír... Y aquí no se trataría de "escuchar"...

Patricia Fryd dijo...

Totalmente de acuerdo MArgarita Con la operación socrática no alcanza Lo q no puede oir sería lo heteros de la propia cadena Eso q es siempre otro porq lo simbólico no lo subsume como decía MArité..n´est pas??

Patricia Fryd dijo...

Si, estoy totalmente de acuerdo Margarita q la operación socrática NO ALCANZA PORQ reenvía a un objeto, lo hace consistir..

Margarita Scotta dijo...

Sobre el texto platónico (leído por Lacan) ese objeto, al ser tomado por Diotima -como saber en la alteridad- se aleja del cuerpo, parte de él pero se aleja entre la sublimación y la idealización; será sólo con Alcibíades que empezará a ser buscado en el cuerpo del otro, a partir de que la palabra empieza a hablar del semejante y a la vez dirigiéndose a él...

Margarita dijo...

...(momento clave del hacer consistir al objeto en el analista como otro -semejante- donde irrumpen imaginarios aún no constituidos por la reducción operada sobre la alteridad del significante dialéctico)... tu escrito, Patricia, me funciona como un piso sobre el que ando con rollers pensando !!!