Publicaremos aquí una serie de documentos que van escribiendo la historia de la crisis institucional gestada en la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud-Rosario, que dio como resultado la expulsión de dos de sus miembros: Beto Manino y Marité Colovini el 5 de abril de 2010 y la renuncia de más de diez de sus miembros y participantes en consecuencia. (Margarita Scotta; Patricia Fochi; Karina Latorre; Emiliano Albornoz; Gloria Annoni; Ana Serra; Alicia Mascotti; José Solhaune; Nora Lanese; Mariano Bello; Mariela Cantero; Miguel Ferrero) .
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Introducción Coloquio de Miembros (17/10/01)
Marité Colovini
Este Consejo viene trabajando con cuestiones que hablan de un estado muy delicado en el lazo que conformamos. El tratar de situar los efectos y las consecuencias de ciertos modos del lazo en la escuela nos ha sumido en un creciente malestar, y al acercarnos a interrogar ciertas regiones de lo “sagrado” hasta se han producido reacciones violentas.
Consideramos que ya es tiempo de compartir con el colectivo de los miembros de la escuela las problemáticas que hemos trabajado, ya que creemos firmemente que el consejo no puede quedarse privado de escuela y este es un riesgo que creemos se corre cuando se hace privado lo que es del dominio público o del colectivo.
Se trata entonces de devolver al colectivo lo que en su seno sucede, intentando al nombrar ese real que insiste, su tratamiento a partir del dispositivo del discurso.
Quizás incomode a cierta aspiración de “armonía” pero consideramos que en tanto colectivo de analistas podemos hacer lugar a la enunciación del malestar y a su tratamiento por la vía de la palabra.
El pequeño grupo fue tomado por Lacan de los trabajos de psicoanalistas ingleses en tiempos de guerra. Creando ciertas condiciones que dieron forma al dispositivo cártel, le confió la función de ser el órgano de base de su escuela.
Hoy quisiéramos invitarlos a constituir algunos pequeños grupos para la discusión inicial de estas temáticas, grupos constituidos por una elección al azar, con la intención de que sea posible, que quienes quieran tomar la palabra para intervenir en el debate, encuentren las condiciones de hacerlo.
Entendemos que por la importancia y la magnitud de los temas propuestos, será necesario proporcionarnos un tiempo apropiado para que el discurso gire y también para que el tiempo de comprender sea escandido por momentos de conclusión.
Finalmente, nos reuniremos en un plenario donde podrá ser relanzado otra vuelta del debate.
Para la discusión, proponemos las siguientes cuestiones:
-Lo privado y lo público.
-La lógica de la sospecha y sus consecuencias en el colectivo.
-El lugar de la excepción. Efectos en el lazo con otros de que alguien se suponga en el lugar de la excepción.
-Puntos de endogamia en el lazo en la escuela.
-Efectos de la lógica del rumor.
-Instancias de la escuela (Comisión Directiva, Consejo; Dispositivos de Escuela) y sus relaciones con el colectivo de la Escuela.
Por el momento, omitimos los hechos sobre los que hemos trabajado, así como los nombres de las personas implicadas en ellos, con la intención de que los mismos no oficien de pantalla imaginaria para el trabajo al que convocamos. No obstante, si en el transcurso del mismo se hace necesario, brindaremos la información que disponemos.
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La experiencia de integrar el Consejo de Escuela. (Nov de 2002)
Marité Colovini
Quebrar una tradición a veces es el mejor modo de ser objeto de críticas, rechazos, o malosentendidos.
Me arriesgaré a hacerlo.
Quizás sea un modo de pasar de la tradición a la transmisión. Sólo cuando la historia ha devenido otra cosa que algo muerto e irrevocable, cuando ha devenido un “siendo sido”, es posible pasar de un “orden dado”, de un “orden natural” a un proyecto.
La tradición que quebraré es la de empezar los informes diciéndo que “ha sido maravilloso”, que agradezco a aquellos que me eligieron para ser miembro del Consejo de Escuela, que agradezco a quienes me acompañaron en el Consejo.
Sé que hemos trabajado mucho. Sé que el Consejo se disolvió antes de la finalización del período fijado por estatuto. Sé que hubo momentos muy dificiles en la relación de trabajo.
Sé que haber sido integrante de esta instancia me ha hecho pensar en muchas cuestiones que son las que hoy quiero decirles.
Aclaro de entrada que no es mi pretensión decir cómo las cosas son, ni como se llaman, o en qué categorías o conceptos pueden encuadrarse, sino tan sólo lo que he podido pensar a partir de la experiencia.
Sobre qué trabajamos:
-Un miembro de la Escuela se siente agraviado por el decir de otro.
-Renuncias que sitúan cuestiones de la vida institucional.
-Distintas ofertas para los pedidos de ingreso.
-La categoría de participante. Reuniones con los participantes de la Escuela.
-La permanencia en la Escuela. La permanencia de la Escuela.
Lo privado y lo público:
Este Consejo inicia su trabajo en medio de una discusión del Coloquio de Miembros sobre la privacidad o publicidad del material sobre el que trabajaba. Discusión que retornó en cada reunión, en cada caso. Discusión que creo aún no saldada.
Discusión que presenta hoy la mayor actualidad, en tanto en nuestro país se renuevan discusiones que algunos creían ya agotadas desde la caída del muro de Berlín. Si privado se acompaña de propiedad, estamos en la propiedad privada que Nito Artaza defiende desde el llano, y nuestros políticos desde el recinto.Si público se acompaña de estatal, tenemos que decidir sobre la función que el Estado cumple hoy en el capitalismo tardío.
Si todavía confiamos en la historia, podemos hablar de un bien común, de algo que nos compete en tanto comunidad, de aquello que podemos sostener solidariamente, y que constituye otra dimensión de lo público, que no necesariamente pasa por lo estatal.
Pero claro, estamos ya teniendo que recurrir a otras referencias para poder seguir pensando. Quizás sea ésta una de las razones que lo llevó a Lacan a plantear que sería interesante que los no-analistas estuvieran en el control de la Escuela.
Aún así, Lacan mismo interroga el sentido de “vida privada” en el sem. El Acto: "Se habla de vida privada. Siempre me sorprende esa palabra, sobre todo en los analistas que pueden estar particularmente interesados en eso. ¿Vida privada de qué? ¿Qué es la vida privada? ¿Por qué está tan privada esta vida privada? Tendría que interesarnos A partir del momento en que uno hace un análisis hay que decir que no hay más vida privada. . Cuando las mujeres están furiosas porque su marido se hace analizar, tienen razón; hay que reconocer que tienen razón, porque no hay más vida privada.Eso no quiere decir que se vuelva pública. Hay un cierre de esclusa intermediario: es una vida psicoanalizada o psicoanalizante. "
La institución analítica: un agrupamiento como cualquier otro, que no es como cualquier otro.
Es un hecho: los analistas nos juntamos.Y este hecho se reitera desde las reuniones de los miércoles.
Si los agrupamientos de analistas son una necesidad, esto es por algo inherente a la relación del analista con su acto, al saber que segrega la experiencia, al estatuto de la teoría en psicoanálisis y a la práctica del análisis entendida como práctica de discurso.
Si la Escuela hace falta es porque el discurso analítico no puede ser portado, soportado ni sostenido por Uno solo.
Cuando el Otro no existe y ha sido barrado, se puede pasar al otro, y soportar su alteridad.
Pero el pasaje del Otro al otro no se hace de tolerancia, se hace con la castración.
Con la castración y con otros, el trabajo, al ser colectivo, permite la producción singular.
Ahora bien, el otro dista mucho de ser unívoco. Cuando se lo invoca, se presentifica la inminencia intolerable del goce. Cuando se lo mira, el espejo responde. Cuando se lo destituye, estamos presos del odio.El otro y el yo no se llevan bien. A veces, hay un "otro" yo.
Nos ligamos al otro por necesidad, por identificación, por carencia. Hacemos comunidad. Formamos colectivos.
Desde el siglo pasado, en un entramado de transferencias, identificaciones, amores y odios, dominios, esciciones, fundaciones y disoluciones, los analistas bordeamos ese imposible de la colectividad.
¿Por qué razón deberíamos darle a nuestros colectivos un tratamiento diferente del que les damos a los otros colectivos sociales?
Decía Freud: “la maldad y la estupidez que hay en el mundo no me sorprenden porque cuento con ellas”.
¿Contamos con ellas cuando nos agrupamos?
Hobbes, en su tratado “El ciudadano o los fundamentos de la política” , escribe un capítulo llamado: “Por qué la concordia basta por su cuenta para mantener un orden bueno entre algunos animales irracionales,y por que no tiene el mismo poder entre los hombres.” Allí nos aclara: “Entre los hombres hay cierta disputa por el honor y la dignidad que no existe entre las bestias. De esta observación nace el odio y la envidia, y de estas pasiones oscuras proviene los disturbios y las guerras que promueven los hombres enfrentándose unos contra otros. Las bestias no tiene nada que temer por ese lado”.
Por lo tanto, entre los hombres, hace falta un pacto, ya que la paz no es natural. Pero para sostenerlo, es necesario enunciarlo.El pacto tampoco es natural. Y deslizarse al idealismo que supone que el consenso reina “naturalmente”puede dejarnos expuestos al retorno de lo rechazado en lo real.
A diferencia de Hobbes, en quien el contrato es de una vez y para siempre, Freud plantea que la violencia originaria retorna periódicamente, y que hay que volver a contratar, una y otra vez para mantener a la violencia a raya.
El conflicto, es fundamento del lazo social. El malestar proviene de la civilización. Con esto trabajamos cotidianamente.
Al Consejo llegaron en estos tres años diferentes modalidades del conflicto. Distintas expresiones del malestar. Constituyen parte de la vida institucional. Tensiones, discordia, enfrentamientos, acusaciones.
¿Estaríamos exentos de las pasiones?
Ahora bien: ¿qué tratamiento merecen los afectos en una institución psicoanalítica?
¿Cómo lograr su puesta en discurso?
¿Es necesario inventar un lugar para el despliegue del conflicto y su tratamiento?
¿Por qué darle un tratamiento “privado” a lo que tiene consecuencias en lo público?
¿Estaríamos privando al malestar de su tratamiento?
Se dijo en un Coloquio: “hay cuestiones que se tratan en un análisis”.
Y en la Escuela hablamos del análisis, reflexionamos sobre el acto analítico, enseñamos y transmitimos, pero no practicamos el psicoanálisis.
No se “es” analista, alguien funciona como tal, si ocupa el lugar de arriba a la izquierda en el discurso del analista. Fuera de allí, la interpretación es salvaje.
Cuando alguien solicita su ingreso a la Escuela, cuando alguien informa de su decisión de renunciar a su condición en la Escuela, lo hace en relación a un colectivo. Para ser más preciso: se trata de acercarse o alejarse de otros. Las razones pueden ser infinitas, pero lo que permanece constante es que se trata de algo que se hace con otros. La Escuela no es sin sus miembros. No hay Escuela en abstracto.
En un texto anterior dije: "la institución es permanente mientras la Escuela es contingente".
Entiendo que realizar la articulación entre institución y Escuela es la aporía a la que nos enfrentamos en nuestros agrupamientos.
Pero también que es un problema que no sólo nos permite avanzar en interrogar nuestros colectivos, sino que es el problema del lugar del psicoanálisis en la cultura. ¿Extraterritorialidad? ¿Marginalidad? ¿Inclusión?
Digo que éste es uno de los problemas que la Convergencia parece que está dispuesta a abordar.Y también que es uno de los ejes de nuestra discusión sobre la inscripción legal de la Escuela y el estatuto requerido para ello.
Entonces: que no podemos desconocer la lógica social que se instaura en nuestro seno, así como los instantes de emergencia de otra lógica, la del acto analítico.
El Consejo:
Para terminar: ¿Qué es el “Consejo”?
Según el diccionario (Consejo): Parecer o dictamen que se da para hacer o no hacer una cosa. Nombre de diferentes tribunales superiores. Corporación consultiva encargada de informar al gobierno sobre determinada materia de administración pública.
(Con c: Concejo): Ayuntamiento, casa y coporación municipales. Municipio. Sesión celebrada por los individuos de un concejo.
Puede ser: de estado, de familia, de guerra, de ministros, aúlico, colateral, de ancianos, de auyda económica mutua, de indias, de la inquisición, de los diez, de los tumultos, de regencia, de seguridad, episcopal, real.
En la “Causa freudiana”, funcionaba un consejo llamado “estatutario”, garante de lo que instituye.
Según nuestro estatuto:
1) dar su opinión a la C.D. en relación a las solicitudes de admisión a la Asociación.
2) Recibir demandas de admisión a la Escuela y elevar los resultados al Jurado de Admisión de A.M.E..
3) Ejercer la crítica necesaria para mantener viva la causa del psicoanálisis.
4) Elaborar los reglamentos internos de la escuela que se consideren necesarios y su remisión a la asamblea de asociados para su votación.
Según algunos usos y costumbres: citar a Coloquios de Miembros, aconsejar, bisagra entre la Asociación y la Escuela.
El 17 del 10 de año pasado aconsejamos constituirnos en coloquio para discutir sobre temas que a nuestro parecer podían permitir un modo de tratamiento del malestar.
Nuestro consejo no fue tomado por la mayoría de los miembros.
¿Efecto de disolución que quedó sin lectura?
Uno de sus integrantes renunció como miembro de la Escuela.
Algunos meses después, a partir de una carta que un miembro enviara, y en ocasión de un error en la citación de una asamblea, nuevamente se intentó dar tratamiento discursivo al malestar.
Hay algo que retorna y persevera.
Las bisagras pueden chirriar, oxidarse, dejar de ser necesarias, cambiarse, aceitarse, trabarse.
Otro uso y costumbre dice que el Consejo es el lugar privado, cerrado, de trabajo de "asuntos de Escuela."
Por lo que he podido ir leyendo y escuchando, el Consejo se crea en ocasión de la decisión de instaurar los dispositivos de grado, ya que eso implicaba un acto de fundación y quienes venían sosteniendo la Escuela renovaban su decisión de ingresar como miembros. Así fue que fundamentalmente tomó la función de recibir y dar respuesta a los pedidos de admisión. Luego de ese tiempo, se abocó a tratar la entrada y permanencia de miembros de la Escuela, lo que incluía la cuestión del pago de cuotas.
Así como en el Coloquio del 99 yo preguntaba cuál había sido la necesidad de la vida institucional que dio lugar a la creación del Consejo, hoy me sigo preguntando: ¿cuál ha sido la necesidad de la vida institucional que instaló la costumbre o el uso del Consejo como lugar donde se haga un “trabajo cerrado” de cosas privadas que atañen a cuestiones de Escuela?
Leo en la desgrabación del 99: “Hay muchas personas que apelan a la privacidad, llaman por teléfono.....apelan a una cuestión privada......yo, esto, lo puedo hablar con vos...”
Me pregunto: ¿podemos darle entonces estatuto de cuestiones de Escuela?
¿Instituir por usos y costumbres un lugar para lo que tiene “otro” lugar no es confundir los lugares?
Una propuesta:
Opino que sería interesante encontrar hoy si se hace necesario “suplementar” las instancias de la Escuela y la Asociación con alguna otra.
Para esto es preciso debatir acerca del momento de la vida institucional en el que nos encontramos.
De considerarse necesario, creo que habría que precisar su función y su modo de funcionamiento.
El trabajo sobre el nuevo estatuto y su reglamentación, quizás sea una buena razón para constituir un cártel que interrogue la tensión que resulta de las lógicas que nos atraviesan.
Noviembre del 2002
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Rosario, jueves 9 de noviembre de 2006
Estimados colegas de la Escuela:
Como propuesta de la nueva Comisión Directiva insitimos en que las comisiones de trabajo sean integradas por los miembros, participantes y asociados independientemente de la Comisión Directiva.
Esto implica una dialéctica institucional que subvierte el dispositivo canónico en el cual las comisiones están en función de delegación de la Comisión Directiva y por lo tanto son sus brazos ejecutores. como nueva propuesta se trata de que la Comisión Directiva sea el lugar donde se discute la política de la Escuela y cuyas decisiones sean el resultado de la votación de sus miembros. En el caso de que la decisión a tomar trascienda el marco de la Comisión Directiva deberá ser deBatida y aprobada por la totalidad de los asociados en una asamblea extraordinaria llamada a tal efecto.
Este criterio político-institucional comenzó a desplegarse a partir de agosto de este año. Por este motivo las comisiones existentes ( Cartel de enseñanza, Cartel de Biblioteca y Publicaciones) han cesado en sus funciones y deben ser integradas nuevamente; lo mismo ocurre con el Cartel de Entrada y Permanencia pero por otros motivos. El cartel de Extensión continúa trabajando con los mismos integrantes.
Comisión de Enseñanza y Transmisión: está en vías de constitución y en estos momentos está siendo integrada por Marité Colovini y Karina Latorre.
Comisión de Biblioteca y Publicaciones: estén interesados en integrarla Germán Fiderio, Manuel Castro, Lucía Nadal.
Comisión de Entrada y Permanencia: cesó sus funciones en el mes de mayo y no hay hasta la fecha interesados en integrarla.
Visto que es necesario que las diversas comisiones cobren vida invitamos a los a los asociados, miembros y participantes a integrarlas; para ello notifiquen a Comisión Directiva de vuestro interés.
Los saluda con estima,
Comisión Directiva. (Beto Manino, Presidente. Gloria Annoni, Secretaria; Ana Serra y Marité Colovini; Vocales)
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Las políticas de los psicoanalistas. Juan Alberto Manino
Marzo 2009.
Estas jornadas pueden entenderse como un momento de báscula, de cambio necesario, entre el cierre, como conclusión de las tareas requeridas y, la vuelta a un nuevo comienzo. Al comienzo de otro tiempo del hacer en la dirección de esta institución que se compone de dos elementos indisociables pero, heterogéneos: la Asociación y la Escuela.
En este momento, que señala la conclusión del proceso de trabajo que ha sido el de conducir durante dos años los destinos políticos de la asociación, se precipitan como hechos realizados, los elementos que configuraron las concepciones con las que se trató de poner en la escena política el ejercicio del poder.
Llega ahora el tiempo de hacer un paso al costado en el ejercicio del poder y dar lugar al el tiempo que sea necesario para meditar sobre lo realizado y comprender el sentido de sus consecuencias. Decir esto implica afirmar que el tomar decisiones en una comisión de gestión institucional lleva, necesariamente, a la realización de actos de poder. Y que para poder pensar sus efectos, es necesario tomar la decisión de dejar que otros hagan sus propias apuestas. Porque, de algo debemos estar seguros: En primer lugar, de que no hay verdad sin apuestas, es decir, sin la responsabilidad y el compromiso de quienes deciden. Y en segundo lugar, que el acto de decisión no está garantizado cuando se trata de sostener la transmisión de la experiencia del psicoanálisis en una institución; sobre todo, cuando de lo que se trata es el de sostener la verdad del deseo.
Es manifiesto para todos que el tiempo de gestión es aquel en el que la escena que se construye muestra los relieves de los diversos modos con los que se hace política. Tiempo en el que se plasma para quienes están en la dirección, las posibilidades o no de concretar sus propias concepciones tanto sobre lo colectivo como sobre lo específico de aquello que hace al lazo social.
Entonces, entre el momento de concluir una gestión y el comienzo de otra, se abre un tiempo en el que lo que suceda mostrará lo que ha podido ser transmitido y los que es rechazado. Si lo que se reitera en la transmisión es el status quo, entonces lo que ha podido ser transmitido quedará como letra muerta en los usos y costumbres o en las prácticas rituales que no admiten ser cuestionadas; así es como se produce la continuidad y permanencia de las empresas colectivas cuyo cause se especifica como profesionales. Empresas regidas por el confort de lo ya establecido. Por otra parte, lo rechazado, quizás mantenga el espíritu insomne de la noche que nos permita seguir en la brecha que abre la causa de no que no se ha realizado..
Desde el año1992 los miembros de la Asociación acordamos regirnos por un estatuto que fuera autorizado por la Fiscalía del Estado. Desde ese momento se juega entre la Asociación y la Escuela una partida que ha sido cuestionada día a día. Si bien se dice que en ella se manifiestan dos órdenes, o regímenes, diferentes, la más de las veces estuvimos desconociendo la existencia de dicho estatuto. Llevamos solo 4 años con los nuevos estatutos que han sido presentados en Fiscalía del Estado. Por una parte, el régimen asociativo que es parte constituyente de los modos en los que el estado autoriza el funcionamiento de los grupos humanos para determinado lugar y determinado tiempo –este momento de cambio de CD está indicado y determinado por este régimen. Pero por otro lado, el régimen de la Escuela, en el que se soporta el hacer del psicoanalista en cuanto constituye a la política como sus síntomas, espera su constitución como Estatuto Interno.
No nos es ajeno saber que la adscripción a las normativas del Estado solo puede ser llevada a cabo en la escena que la hace existir. El estatuto entonces, implica una normativa que exige procedimientos y códigos que corren el riesgo de ritualizarse.
Llevamos 4 años trabajando el modo de vincularnos al nuevo Estatuto de la Asociación. Y esto, con los aciertos y desaciertos correspondientes que requieren que sea necesario un profundo y prolongado debate sobre los modos que se puede hacer posible una Escuela en la sede de la Asociación. Este debate, que recién comienza y continuará todo el tiempo que sea necesario, gira en torno a la reciente aceptación en general del Estatuto Interno.
Sobre todo porque es evidente que en estos últimos años, quizás presionados por las tendencias neoliberales propiciadas por el mercado, hemos andado y desandado diversas formas de gestionar ( Consejo de Escuela, Cartel de entrada y permanencia, comisiones de gestión, carteles de gestión, etc.) sin que le otorgáramos, a estas entidades, el tiempo de análisis que corresponde. Han sido más bien, salidas apresuradas, poco definidas que fueron útiles a las diversas necesidades del momento. Fueron decisiones que pusieron en escena los conflictos más serios que se atravesaron en la institución, constituyendo lugares extremadamente problemáticos porque, de una manera u otra, se presentaban como la articulación entre la Asociación y la Escuela.
Muchas decisiones tomas en estos 17 años parecen haber sido escritas en el agua. Esto debiera alertarnos sobre la ineficacia de ciertas acciones que no han podido transferirse al orden del discurso, que no han tenido la eficacia de un acto verdadero. Si entendemos como acto verdadero aquel que suscita el deseo y no el que se revela como la impostura narcisista. Hemos montados numerosos dispositivos institucionales, de los que se tiene la impresión que no quedan rastros. Otros persisten. Cómo los Jurados de Admisión y de Confirmación de miembros. Hay una experiencia realizada que fuera de los momentos puntuales de presentación de los testimonios resta silenciosa en el debate institucional. Entiendo que comienza el tiempo de poder interrogarlas a partir, por una parte de sus resultados y por otra de las consecuencias en la praxis de los analistas que son miembros de la Escuela.
Entiendo que la permanencia de la Asociación, o de la Escuela o, de ambas, debe estar soportada no solo por las condiciones jurídicas que ordenan cualquier sociedad.
La sociedad profesional o las asociaciones científicas son, en la actualidad, los lugares en los que se realizan los presupuestos de la ciencia de la sociedad capitalista. La cuestión del poder me empuja a pensar que la realización capitalista de los lazos sociales con el soporte de acceso directo al objeto de goce, con el orden de lo utilitario, lo manipulable, lo instrumental definen al lazo asociativo en general como un lazo cuya modalidad de realización es perversa. Una pregunta que sostuvo mi participación en la Comisión Directiva, esta ligada con esta afirmación. - ¿Están las sociedades de psicoanalistas distanciadas o separadas de esta fuerza que las unifica?
Lacan, en una intervención a propósito de la relación entre psicoanálisis y medicina interrogaba acerca del estatuto de la demanda en medicina desde el momento en ésta ha entrado en el sistema de las ciencias. Lacan dice, a propósito de la medicina, que ésta “entró en la fase científica en tanto surgió un mundo que, en lo sucesivo, exige los condicionamientos necesarios en la vida de todos, en la medida que la presencia de la ciencia incluye a todos en sus efectos”. Es así que no deja de mencionar que “en la medida en que las exigencias sociales están condicionadas por la aparición de un hombre que sirve a las condiciones de un mundo científico, dotado de nuevos poderes de investigación y de búsqueda, el médico se encuentra enfrentado con problemas nuevos…y , podríamos agregar que algo semejante ocurre con la psicología en cuanto esta también entró en el universo de las ciencias.
Si es en relación a este punto, que el psicoanálisis toma lugar en relación a una ética que se extiende en relación al goce excluido del funcionamiento científico. De ello resulta la pregunta sobre lo que hacen los psicoanalistas.
Cada vez más se hace evidente el dominio del pensamiento científico moderno. Y esto trae como consecuencia un fuerte llamado a la inscripción de las prácticas en ese dominio. Los criterios que organizan la ciencia tratan de dominar cada vez más las prácticas. En relación a ellos los psicoanalistas no estamos ajenos. Pero, ¿esto implica la aceptación lisa y llana? O, por el contrario, ¿Nos exige tomar posición y por ende especificar nuestra política?
La gran empresa de las ciencias se extiende desde la Universidad hasta la Asociaciones científicas. No se rata de desentenderse de esta cuestión y de pensarse al margen de las condiciones sociales de existencia. Y en este caso, elevar al rango de ideología libertaria el supuesto de que un psicoanalista puede ejercer su práctica por fuera de los requisitos que le serian impuestos en cuanto perteneciese a algún sistema profesional. La empresa científica y su realización es la orden del día, es el principio ordenador de la eficacia. Es el formato del menú a la carta con que se componen los presupuestos de diagnóstico, pronóstico y tratamiento en los que se encaja al enfermo que demanda un tratamiento. Formas actuantes ordenadas desde las condiciones en las que debe especificarse una cura, para entrar en el circuito público de la salud.
Si el primer requisito para un analista es el esquivar las clasificaciones diagnósticas. ¿cómo hacerlo sin el análisis de la demanda explícita en las consultas?
Retomo la aclaración de Lacan en Psicoanálisis y medicina cuando propone que el eje analítico está en la ética del goce y el deseo. Se trata entonces de situar las condiciones en las que la puesta en cuestión de la demanda sostenida en el falso saber supuesto del sujeto pueda ser reconocido por el enfermo. Para ello es necesario insistir que no se trata de buscar la norma para cualquiera. Una de las razones del acto psicoanalítico cuando consuma la verdad es el de suscitar el deseo, al contrario de la certeza supuesta del sujeto.
Sobre esta brecha, entiendo que un compromiso de los psicoanalistas es posible. Se trata de una tarea vinculada a una ética del deseo. Una tarea que apunte a mantener abierta la doble dimensión de Asociación y de Escuela. El sostenimiento de la dimensión del inconsciente es un acto que debe renovarse cada día para no quedar atrapados en las mallas de las eficacias académico-científico-profesionales.
Una de las razones de una Asociación de psicoanálisis es la de dar existencia a una Escuela psicoanalítica, es decir aquello que mantenga abierta la brecha del inconsciente. Que pueda sostener lugares en el que pueda ponerse en acto la transferencia de trabajo. Y es la que suele trasladarse a los análisis y a las supervisiones (allí encuentra su lugar el tratamiento sobre el deseo del analista). Lugar propicio para sostener el corte necesario con las instituciones que demandan una terapéutica.
Formación de compromiso. Síntoma. La política de los psicoanalistas está sostenida por su compromiso en el lazo social, y en este sentido cada política se constituye como el síntoma del analista. Para ello es necesario el reconocimiento de otra escena de consenso de trabajo que articule el lugar del Otro a la ética del deseo. Si esto es posible implica el reconocimiento de la contingencia en el que cada analista haga saber de su posición respecto al psicoanálisis como discurso que excede y se confronta con las legalidades impuestas en el reconocimiento social de las asociaciones.
El trabajo debe continuar porque de ello, de lo que cada uno haga depende el sostenimiento del Psicoanálisis.
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Reproducimos aquí una carta que la CD 2008/2010 envía a uno de los Miembros, con copia a toda la comunidad de la Asociación. (Los resaltados nos pertenecen.)
Rosario, 30/11/2009
Respuesta a .........., extensiva a todos los miembros y participantes
Estimada ..........:
Respondemos hoy que Comisión Directiva se ha reunido porque hemos querido hacerlo en conjunto y lo más mesuradamente posible, ya que cada uno pudo haber respondido personalmente, pero nos abstuvimos de entrar en una maileo desafortunado, estéril y confusional.
La Comisión Directiva de la Escuela es un organismo político: tiene una función ejecutiva, una función de representatividad pública y una función política de conducción. En la oportunidad actual, todo ello acompañado de los carteles que se hacen cargo de distintos aspectos de dicha conducción. Esta conducción tiene el privilegiado interés de hacer prevalecer la Escuela sobre la institución y los grupos. En los estatutos de nuestra Escuela queda claramente explicitada la función de representación que debe cumplir el presidente de la CD, quien podrá ser reemplazado por el vicepresidente.
Nadie podrá dudar de lo atinado del criterio optado por el Cartel de Relaciones con otras instituciones y la comunidad cuando, en esta oportunidad, de la aplicación de ese criterio resultó que estaremos representados por tres AE y AME de la Escuela en la Jornada de Lazos con otras instituciones de Convergencia. De más está decir que la producción de cada quien ya ha sido priorizada por los dispositivos de Escuela, dispositivos dispuestos a obstaculizar cualquier deriva hipnótica.
Conviene en este punto recordarte algunos párrafos de la Proposición del 9 de octubre, proposición que es fundamento y base de nuestros estatutos internos, votados en Asamblea. Citamos:
“El AE o Analista de la Escuela, (es) al que se le imputa estar entre quienes pueden testimoniar de los problemas cruciales en los puntos candentes en que éstos se hallan para el análisis, especialmente en la medida en que ellos mismos están en la tarea, o al menos en la brecha, de su resolución.”
“El AME o Analista Miembro de la Escuela, (está) constituido simplemente por el hecho de que la Escuela lo reconoce como psicoanalista que ha hecho sus pruebas.”
Contra tus denuncias y apelativos tales como “burocracia”, “organismos gubernamentales”, “lugares formales”, etc., también citamos:
“Que haya una regla del gradus está implicado en una Escuela, ciertamente aun más que una sociedad (léase asociación). Porque, después de todo, en una sociedad no se la necesita para nada, cuando una sociedad sólo tiene intereses científicos.
Pero hay un real en juego en la formación misma del psicoanalista. Sostenemos que las sociedades existentes se fundan en ese real.
No es menos patente –y para nosotros concebible- el hecho de que este real provoca su propio desconocimiento, incluso produzca su negación sistemática. Está claro pues que Freud asumió el riesgo de cierta detención. Quizá más: que vio en ellas el único refugio posible para evitar la extinción de la experiencia.”
En la actual conducción de la Escuela intentamos no olvidar que se trata del empalme del psicoanálisis en extensión con el psicoanálisis en intensión: “es decir, todo lo que resume la función de nuestra Escuela en la medida en que ella presentifica al psicoanálisis en el mundo, y el psicoanálisis en intensión, es decir, el didáctico, en tanto éste no hace más que preparar sus operadores. (…) Es esencial aislar esta experiencia de la terapéutica, que no sólo distorsiona al psicoanálisis por relajar su rigor.”
Finalmente, queremos recordarte que cualquier crítica, aporte o sugerencia podrá hacerse llegar a la Comisión Directiva o ser tratada en Asamblea o en Coloquio de Miembros convocados según las formas estatuidas al servicio de las inquietudes de los miembros y dentro del marco de respeto que enmarca nuestro lazo y que hace posible el trabajo con otros.
Entendemos que el deseo lo es en tanto está articulado a la ley, de lo contrario nos encontramos ante un empuje desligado, loco, infantil, expresado en mera impulsión cuando no ha encontrado la “ratio” que le dé su medida.
Acordamos con lo expresado por la Secretaria de Biblioteca, Publicaciones y Difusión en cuanto a que la secretaria lo es de la Escuela, no de cada uno de sus miembros o participantes, y nos alegra que desempeñe su tarea con mucha responsabilidad y respeto por su lugar. También pedimos que se la respete en la misma medida.
En tu mail dices: “en calidad de miembro de una institución acato…”. En la expresión “acato” se deja escuchar sumisión, respeto o mirar atentamente; desconocemos cuál de estos sentidos habrás querido darle.
Por nuestra parte hemos querido responder a tus demandas con el respeto que corresponde aun cuando ése no ha sido el caso en lo que nos has dado a leer, ya que subrayamos el tono desubicado y querellante de tu carta, como si la enunciación no fuera importante o lo que es peor, como si se pudiera decir cualquier cosa, sin suponer que se generen “consecuencias”, es decir, desconocer la materialidad misma de nuestra praxis.
Atentamente,
Comisión Directiva
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Marzo de 2008