viernes, 23 de octubre de 2009

PSICOANALISIS Y MEDICINA


“Los médicos toman la palabra en el Banquete de Lacan”



A continuación una clase dictada en el

Seminario “Transferencia en Lacan. Lectura del Banquete”



Lugar: Asociación Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud Rosario; Ciclo de Introducción al Discurso del Psicoanálisis.



Dictante: Margarita Scotta



Presentan: Daniela Sosa y Gonzalo Torrealday



Textos comentados: La clase V “La armonía médica” del Seminario “La transferencia” (1960-61) de Jacques Lacan. Y, discurso de Erixímaco en el Banquete de Platón (385 a.de C.)



Ejes de discusión:

-Posición del médico respecto a la armonía

-Medicina como técnica y su referencia a la ciencia

-Emergencias del amor en transferencia y deseo

-El orden de los bienes no es el del deseo

-Pedido y demanda en sentido psicoanalítico

-Mensajes de eros







Margarita Scotta: Continuando con la minuciosa lectura del Banquete de Platón a la que nos va conduciendo Lacan, lectura que lo llevará a darnos su posición sobre la intervención en la transferencia psicoanalítica, hoy escucharemos a dos colegas de Erixímaco, el médico invitado a hablar en El Banquete de Platón, ellos nos contarán el planteo del médico de la antiguedad y nos dirán si coinciden con él, o no. Viene bien que la puntuación del discurso del tercer orador del Banquete la traigan los médicos.

Cuéntennos primero en qué momento de la formación en medicina se encuentran ustedes y luego vamos comentando la lectura de Lacan sobre la ponencia de Erixímaco.



Gonzalo Torrealday: Estoy cursando el segundo año de la residencia de psiquiatría en Santa Fé en una clínica privada.



Daniela Sosa: Soy estudiante de medicina de quinto año y creo que voy a elegir psiquiatría, casi seguro pero todavía no tengo la decisión tomada.



Margarita Scotta: ¿Qué opinión les merece la ponencia de Erixímaco sobre el eros?





I. El eros se extiende más allá del cuerpo

con el discurso del médico



Gonzalo Torrealday: Para Erixímaco, el médico debe infundir amor donde no hay.



Margarita Scotta: ¡Qué extracción del discurso del médico!



Daniela Sosa: Sí; Eríximaco también habla de dos eros, un amor vicioso, enfermo; y, otro amor sano. El médico tendría que lograr el equilibrio entre ambos.



Margarita Scotta: Es cierto que Erixímaco mantiene la división entre dos eros que leíamos en el orador anterior, Pausanias. Estemos atentos en los siguientes discursos a ver cómo se va superando esta división.



Gonzalo Torrealday: Me llamó la atención la posición moral de Erixímaco, que aún mantiene la medicina.

Traje para que leamos un fragmento del Manual de Psiquiatría, capítulo de las esquizofrenias, que sostiene exactamente el planteo de Erixímaco.

Este texto de la psiquiatría realiza una descripcción del aparato afectivo del ser humano, el cual se describe esquemáticamente en forma piramidal. En la base se encuentran emociones esenciales de agrado-desagrado, siendo la patología de este sector la enfermedad bipolar. En un estrato superior, están ubicadas (de acuerdo con el texto) afectos de signo positivo como el amor, el aprecio, la confianza, la compasión, el agradecimeinto, el respeto, la admiración; y de signo negativo como el odio, la aversión, el desprecio, la hostilidad, la burla, la indignación, etc.

Por último, en el estrato más elevado, se encuentran los sentimientos, que serían afectos mediatizados alrededor de un valor, que siempre viene de la cultura. Estos valores son la famila, la patria, la religión, la profesión, etc. Están descriptos como los grandes movilizadores de la persona. Este último nivel de la pirámide afectiva es el que estaría afectado en la esquizofrenia, uno de sus síntomas básicos es la falta de motor.

Se puede leer esta posición en el discurso de Erixímaco cuando plantea que el eros es doble y, más adelante, que este Eros doble se encuentra en la naturaleza de los cuerpos.

El accionar del médico se ve teñido de un caracter moralizante al ubicarse en una posición discursiva que catologa como positivos o negativos a los afectos. Considero que es en este sentido que se pronuncia Erixímaco cuando se refiere al desempeño profesional, lo cual le da al texto de Platón increíble vigencia. Esto podemos leerlo en el siguiente párrafo:



“Ahora bien, al igual que hace poco decía Pausanias que era hermoso complacer a los hombres buenos, y vergonzoso a los inmorales, así también es hermoso y necesario favorecer en los cuerpos mismos a los elementos buenos y sanos de cada cuerpo, y éste es el objeto de lo que llamamos medicina, mientras que, por el contrario, es vergonzoso secundar los elementos malos y enfermos, y no hay que ser indulgente en esto, si se pretende ser un verdadero profesional.”



Otra cosa que llama la atención es la caracterización del defecto esquizofrénico cómo “falta de motor” haciendo analogía con lo que dice Erixímaco:



“Y el que logre que se opere un cambio, de suerte que el paciente adquiera en lugar de un amor el otro y, en aquellos en los que no hay amor, pero es preciso que lo haya, sepa infundirlo y eliminar el otro cuando está dentro, será también un buen profesional. Debe, pues, ser capaz de hacer amigos entre sí a los elementos más enemigos existentes en el cuerpo y de que se amen unos a otros.”



Otro elemento destacable es que Erixímaco propone como acción tendiente a la curación, al “estado de salud”, la conciliación ejercida por el médico entre las tendencias opuestas del cuerpo. Lo notable es que no se plantea una técnica que haga posible tal armonía. Tampoco se entiende cómo infundir amor allí donde no hay.



El arte del médico se plantea así como accionar tendiente a vigilar la expresión de este Eros doble, para que se obtenga “razonable mezcla” de tendencias opuestas. Esto permitiría alcanzar el “estado de salud”, al cual queda contrapuesto “el estado enfermo”, planteando así una visión dualista.



A lo largo de la exposición de Erixímaco se puede ver que esta solución para las “Eroticas del cuerpo” se extiende a todo lo existente, “a los objetos y a todas las cosas vivas”, tanto a las cuestiones humanas como divinas.

Este accionar conciliatorio es también materia, siguiendo al médico del Banquete, de la gimnasia, la agricultura, la astronomía y la música. Se extiende a todas las prácticas humanas, llegando hasta la adivinación que tiene por objeto establecer esta armonía entre los dioses y los hombres:



“Más aún: también todos los sacrificios y actos que regula la adivinación, esto es, la comunicación entre sí de los dioses y los hombres, no tiene ninguna otra finalidad que la vigilancia y curación de Eros.”





Margarita Scotta: Hay una ambiguedad en esa cita final que trajiste: ¿Hay que curar a eros de algo, o eros es el que cura? Cuando leí el discurso de Erixímaco me quedó esa vacilación, si eros cura, si el médico es el que cura, si hay que curarse de eros.

Gonzalo, entonces vos notás que el planteo del médico de hace 2500 años está vigente hoy.



Gonzalo Torrealday: Sí; es sorprendente, pero es la misma lógica que les leía en el Manual de Psiquiatría. Sobre todo, me llamaba la atención lo fuertemente moral de la posición.



Daniela Sosa: A mi entender, suma a la confusión, cuando Erixímaco plantea que la medicina está “gobernada” por Eros. El la define como el conocimiento de las operaciones amorosas que hay en el cuerpo en cuanto a repleción y vacuidad. Y el médico más experto será aquel que distinga en estas operaciones el amor bello y el amor vergonzoso. Según Lacan, con los términos “repleción” y “vacuidad”, evoca lo lleno y lo vacío respectivamente. La transformación de lo lleno en lo vacio, haciendo referencia a la comunicación del contenido, del saber.





Margarita Scotta: Ambos, tanto Gonzalo como Daniela, subrayan la concepción dualista en juego ¿no? Veremos en qué contradicciones va metiendo a Erixímaco a medida que habla. Y habría que ir encontrando las diferencias entre vacío, falta, pérdida en los discursos mismos del Banquete…



Participante: A mí, me hizo pensar en Deleuze, cuando plantea que no hay discursos sino discurso y define el dispositivo de discurso como un ovillo de lana, líneas entrecruzadas. En el interior del discurso todas estas líneas que constituyen la madeja son distintas líneas de enunciación; por ejemplo, en el discurso médico pueden co-existir toda una serie de líneas, una línea más moralizante –como la de este texto que trajiste- pero Foucault habla del corrimiento desde la anátomo-política a la biopolítica, hay un desplazamiento de la moral hacia la norma, lo que no quiere decir que la moral no siga existiendo, que lo normal no termine siendo lo bueno y lo anormal lo malo; sin embargo, hay un desplazamiento.

El médico no diagnostica en función de que algo esté bien o esté mal, diagnostica en función de que es normal o anormal, es normal que tenga tanta glucosa en sangre. No se borra la línea de enunciación de la moralidad pero toma relevancia otra línea de enunciación, justamente la de la biopolítica, la sociedad organizada a partir de la estadística. Y la estadística supone la existencia de la norma.



Margarita Scotta: Y, por lo tanto, el borrado de la particularidad.

Recordé el planteo de Lacan en la conferencia que es invitado a dictar en el Colegio de Médicos de París –está publicada como “Psicoanálisis y medicina”- donde dice que el discurso médico nos atraviesa a todos, no sólo a los médicos –el planteo de Foucault, la medicalización de la sociedad, cuando se pregunta ¿por qué para casarse por registro civil alguien se tiene que sacar sangre? Esto no se cuestiona, para Foucault es un índice de que la sociedad funciona bajo la penetración del discurso médico- y Lacan les dice a los médicos que para evitar quedar instrumentados por el discurso como simples prescriptores de estudios y medicamentos, tienen que ser freudianos. Pero con esto no quiere decir que se hagan psicoanalistas –les está hablando a médicos de distintas especialidades- sino que respeten al máximo la particularidad del enfermo; esto implica para él “ser freudiano”. Y es interesante porque no lo dice para que sean buenos con el paciente –el bien- sino ¡para que se salven ellos de quedar como engranaje reproductor de un discurso! La dimensión del discurso que vos traías con Deleuze y Foucault que aniquila al sujeto.



Participante: La línea moral fue acentuada por el cristianismo, pero es una línea que existía y también incide siempre, forma parte del mismo discurso. En determinadas circunstancias, según los movimientos y momentos, prevalecerá una línea de enunciación del discurso u otra.



Margarita Scotta: Es cierto; una perspectiva del sujeto efecto del discurso.

Ahora, volviendo a nuestro texto, Gonzalo leía que Erixímaco habla de eros sano e insano, no de eros normal o anormal. La referencia a la norma, lo normativizante no está en discusión entre los griegos en este Banquete, sí los problemas de la salud como bien, como lo bueno, si el eros tiende al bien –con Lacan va más allá-, es el espacio de la Antiguedad, es uno de los puntos debatido sobre el eros en este Banquete. Es interesante tu comentario porque la norma es posterior en la civilización, con el incremento de la población, las grandes ciudades y el desarrollo tecno-científico.



II. La relación medicina / ciencia se complica con la falta de definición de salud



Margarita Scotta: Veamos ahora qué le hace decir a Lacan el discurso de Erixímaco, y después seguimos comentando.

En la clase V del Seminario La transferencia, “La armonía médica”, donde Lacan lee el discurso de Erixímaco, dice que la medicina siempre se creyó científica y es en ese punto donde ha mostrado sus debilidades. Entonces, se pregunta por qué lados se vinculan medicina y ciencia. Y nos invita a que nos preguntemos por qué la medicina quedó inmediatamente enrolada en la ciencia como siendo su representante. Y agrega algo más: que consideremos algo no elucidado en esta disciplina: el concepto de salud. Hasta qué punto la idea de salud es problemática se muestra –dice- en los medios que empleamos para recuperar la salud. Si observamos algunos medios para alcanzar la “salud” realmente notamos que la idea de salud no está muy claramente definida.

Y Lacan señala que no tener clara la definición de salud es lo que interpela a la medicina como representante indiscutible de la ciencia. Lacan piensa que es por una necesidad interna de su posición que la medicina siempre se referirá a la ciencia, mientras que la posición del médico se introduce refiriéndose a la noción de armonía.

Hay dos niveles heterogéneos ahí señalados por Lacan: Uno, es la posición del médico, que tomará respecto a la noción de armonía; y, el otro, la referencia instalada e indiscutible de la medicina a la ciencia.

Me parece que tu comentario sobre el dispositivo del discurso desde las lecturas de Deleuze y Foucault nos llevan por esta segunda línea. Mientras que la posición del médico, la podemos ir situando en lo que señalaban Gonzalo y Daniela en la ponencia de Erixímaco: lograr el acuerdo o armonía de eros contrarios en el cuerpo, donde el médico de la antiguedad estaba más cerca de la técnica, la tekné griega, el técnico que tiene un saber operar, un saber hacer algo con un conflicto de opuestos que se le presenta como enfermedad. Pareciera que es este lugar de la medicina como técnica, el que se va poniendo en cuestión con el avance de la ciencia moderna en nuestra cultura.



Gonzalo Torrealday: Pero, es que la medicina es una técnica y el médico es un técnico en su práctica.

La función del médico apunta, de acuerdo con el discurso de Erixímaco, a armonizar lo inconciliable, tal vez la referencia a la ciencia funciona cómo apelación al Otro, lo cual actúa cómo garantía de verdad, como garantía de un discurso único. Las tendencias opuestas se resisten en su esencia a la armonización, esta sólo puede lograrse por intermedio de la fuerza de la autoridad, en este caso la ciencia, con el costo del aplastamiento subjetivo.





Margarita Scotta: ¿Notaron que Lacan piensa que la posición del médico no puede tomarse en relación a la medicina sino a la pérdida de armonía? Y esto es absolutamente actual. Lo que vos señalabas al comienzo y te llamaba tanto la atención, que la posición del médico en la actualidad sería la misma que la del médico de la antiguedad, justamente por esta referencia, el médico siempre debería devolver una homeostasis perdida a recuperar. La palabra clave del discurso de Erixímaco es “armonía”. El médico siempre tendría que lograr ese restablecimiento.

Lo que ustedes señalaban es que no está tan claro en el discurso del Banquete cómo lo haría, algo que Lacan señala que sigue siendo la paradoja en la que queda el médico hoy.



Daniela Sosa: Sí; creo que Lacan plantea que los médicos siempre hablan de eso, pero no saben bien lo que dicen, queda abierto.



Margarita Scotta: Claro; al menos yo leo que Lacan piensa que como no definen el concepto de salud, no pueden aclarar su posición, que de todos modos está funcionando en una meta de retorno a la armonía, tal como lo plantea el médico de la antiguedad, hace 2500 años. Y ahí entran en contradicciones con la pretensión científica, entrarían en deslizamientos –son los que vos comentabas llevados por la estructura misma del discurso, más allá de sus intenciones como personas y de las posiciones que toman sin saberlo.

En principio, situemos la posición de Lacan. Después podemos discutirla, estar de acuerdo, o no; pero leamos qué dice. No sé si acuerdan con él.



Daniela Sosa: Lacan dice que permanece bastante falto de crítica el punto en que falta la definición de salud.



Margarita Scotta: Así lo leo yo también, sí. Y Lacan pone el énfasis en diferenciar el nivel de “lo que se dice”, lo que alguien dice, porque eso le permite interpretar la posición que toma en el decir. Pero “lo que se dice” no es la “posición”. Vieron que Lacan lee las ponencias del Banquete también desde la posición de cada uno de los oradores. Y se toma la molestia de señalar las dos dimensiones, por ejemplo, para Fedro sugiere “lean el carácter extraño de lo que dice”.

Lacan sitúa el planteo de Erixímaco como existiendo aún en nuestra época –esta sorprendente permanencia que Gonzalo nos invitaba a que notemos- en lo que él llama, para nuestra época, una posición antigua del pensamiento: La idea de que habría una continuidad entre los fenómenos del cuerpo y los fenómenos de la naturaleza. El eros de los desórdenes en el cuerpo se traslada, si no es correctamente tratado, hacia los desórdenes en los cultivos, trae pestes, granizo, se pierden las cosechas ¿vieron esa relación sin corte entre diversos órdenes que hay en El Banquete? Entonces, ahí se relacionarían, me parece, estrechamente las distintas técnicas para lograr el equilibrio: la agricultura, la gimmasia, la música, el arte médico. Lacan dice que aún no existían las conquistas en el saber de la biología moderna que descubrió la estructura interna de un tejido vivo y que los humores de los órganos del cuerpo no son los mismos, no están en continuidad, con las humedades del ambiente que permiten que las plantas crezcan. Pero, es cierto que hoy circula la idea del hombre en armonía con el cosmos, esa idea de que si nuestra energía está en equilibrio es porque sintonizó el equilibrio del universo.

El eros en el discurso de Erixímaco funciona más próximo a la libido que al amor ¿no?

Una pregunta que podemos abrir: ¿Cómo se lograría un acuerdo entre contrarios?

Erixímaco hasta se atreve a refutar a Heráclito. Lacan dice que en el pensamiento de Platón habría una cierta aversión a la confluencia entre contrarios, a la aceptación de que la tensión máxima entre opuestos alcanzaría el equilibrio.



Daniela Sosa: Erixímaco habla de discordancia.



Gonzalo Torrealday: Sí; dice: “discordancia creadora”.



Daniela Sosa: Pero Erixímaco no puede ver que desde lo discordante se pueda crear. Corrige a Heraclito, quien dice: “Lo uno, siendo discordante en sí, concuerda consigo mismo”. Para Eriximaco es un absurdo pensar que la armonía resulte de lo que todavía es discordante. Según él, previamente debe haber acuerdo, y éste es puesto en los elementos a través de, por ejemplo, la medicina; y, de esa manera se llegaría a la armonía.

En manos del médico, y no se lee muy claro (no sé) mediante qué técnica, pero deja manos del médico el vigilar y aplicar uno u otro Eros: el Eros hermoso, Celeste, de la Musa Urania para conservar o llegar al orden; y, el Vulgar, de la Musa Polimnia, que debe aplicarse con cautela, para cosechar su placer y que no provoque ningún exceso.



Margarita Scotta: Le leíste una contradicción al discurso de Erixímaco porque él habla de la medicina como gran arte y vos decías que él está a su vez planteando que desde lo discordante no se puede crear.

Y Lacan señala que ahí hay algo que hace aguas en el planteo de Erixímaco: La máxima tensión entre opuestos estaría en juego en aquello que logra el equilibrio. Y Lacan dice algo más: en aquello que da inicio al movimiento. ¿Recuerdan que venía hablando de qué pone en movimiento al eromenós hacia la búsqueda de un objeto en el otro? Veníamos dándole vueltas con aquel poema cursi que se le ocurrió a Lacan, ¿cómo es que algo se pone en movimiento en relación al deseo? ¿Cómo es que algo responde? Aparece en Erixímaco la imagen del arco y la flecha, máxima tensión que llevaría a la acción lograda, dar en el blanco. La pulsión, movida por la energía libidinal, y su objeto.



Daniela Sosa: Erixímaco, ni siquiera le da importancia a Heráclito como algo a refutar, lo corrige directamente, dice que se expresó mal, o no sabe qué es lo que quiso decir.



Margarita Scotta: Es cierto; no hace un ejercicio dialéctico de refutación, tenés razón. Vieron que los médicos siguen teniendo siempre cierta arrogancia, son bastante agrandados. ¡Erixímaco se atreve a corregir a Heráclito! El gran poeta filósofo de los griegos.



Gonzalo Torrealday: Esa tensión creadora, que podría pensarse cómo los “deseos opuestos” de los que hablaba Freud, ese deseo inconciente, que hace su aparición inoportuna para poner en cuestión la integridad del yo, y el yo que se afana en defenderse.

Me parece que esa tensión sería creadora del síntoma que es metáfora del deseo indecible. Si “conciliamos”, si armonizamos esa tensión gracias a la fuerza de la autoridad tapamos el deseo. Me parece que esa idea de normalización tiende a anular brutalmente al sujeto.



III. De la salud como bien al eros como deseo



Gonzalo Torrealday: Es leyendo el discurso del médico del Banquete que Lacan habla de la no contradicción absoluta del fenómeno con su principio conflictual. Que el fenómeno no se contradice con la contradicción básica que lo genera. Los opuestos que generan al fenómeno no generan un fenómeno contradictorio en sí. El fenómeno no es contradictorio; lo que lo determina, sí. Por eso no tiene sentido eliminr la contradicción (que de todas maneras es un imposible) porque se elimina el fenómeno que produce, eso detiene el movimiento.





IV. ¿Y qué hacemos con lo desemejante -lo que no se nos parece?



Margarita Scotta: “Armonía” es una expresión tomada de la música, a través de la cual Erixímaco promueve la medicina a la más grande de todas las artes. La armonía implica una concordancia de tonos, un retorno al equilibrio para este médico. Lo interesante es cómo vincula la música con eros (es cierto que para ciertos momentos uno pone un tema musical; y hay ciertas canciones, que nos perturba volver a escuchar ¿no? Si uno escucha una canción, puede aflorar un sentir que de otros modos no emergería).

Lacan piensa que lo primero que nos plantea el discurso de Erixímaco es si tenemos que exigir lo semejante y ¿qué hacemos con lo desemejante? Porque, como dice Erixímaco: Lo desemejante desea y ama cosas desemejantes. Pero, entonces, ¿cómo logramos la armonía? Eso que está –según Erixímaco- en el fondo de la función del amor entre los seres. Pero, cuando el médico trata de definir la armonía se encuentra con la paradoja que también está en Heráclito: El principio de la composición de toda unidad es la oposición de los contrarios. La unidad se compone oponiéndose a sí misma, como sucede en la armonía del arco y la lira. En Heráclito hay una idea de fecundidad de los contrarios porque desde la tensión entre el arco y la cuerda surgirá la vibración que originará el movimiento de la flecha. En cambio, la idea de armonía del médico ha quedado más ligada a las medidas, la proporción, la dieta, las dosis, no a la tensión generadora de movimiento.

En este sentido, coincido con Gonzalo, que la posición fuertemente moralizante no genera nada nuevo a nivel libidinal –que es el que nos interesa a los psicoanalistas; en todo caso, preserva un statu quo.

Entonces, Erixímaco entra en callejones sin salida pues forzosamente vincula la concordancia a la concordancia y cae en una Aporía –ya veremos cómo introduce Diotima a la Aporía- con el juego de contrarios; es que el médico hace un manejo físico del amor; pero, de todos modos, fíjense cómo Erixímaco define la medicina: La ciencia de las eróticas del cuerpo, ustedes lo señalaron. A continuación, Lacan le disputa terreno al médico y agrega que es la mejor definición del psicoanálisis; pero, ¡se le ocurrió al médico de la Antigüedad! -No todo es desechable en el discurso de Erixímaco, hay que saber leer como hacía Lacan.



V. El análisis invierte la búsqueda del bien, si irrumpe el amor de transferencia



Silvia Chianalino: Me pareció interesante una diferencia que señala Lacan en esta misma clase sobre “La armonía médica”, para pensar la diferencia entre un médico y un psicoanalista cuando llega un paciente que consulta. El paciente llega con algo que tiene pero no sabe qué tiene. Del lado del analista se encuentra con un vacío y se genera el viraje desde la búsqueda de un bien hacia el deseo como vacío. Eso no pasa con un médico, que trata de llenar ese vacío, no de generar un vacio.



Margarita Scotta: El médico tiene un bien para dar, porque la salud está en el orden de los bienes. Con Lacan, vamos viendo -desde su lectura del Banquete- cómo eros va más allá del orden de los bienes y, por eso, nos genera todas estas contradicciones que estamos relevando.



Silvia Chianalino: En Lacan, se da el viraje al deseo, pero no ligado a un objeto sino al vacío como falta.



Margarita Scotta: Bueno; vamos a ir leyendo cómo. Pero la respuesta del médico es la eficacia de la práctica médica, yo quiero que el médico me cure cuando me enfermo, no estamos haciendo un culto al despojamiento de los bienes, estamos situando distintas posiciones. Pero, es cierto; el psicoanalista no va a responder desde el orden de los bienes.



Silvia Chianalino: Claro; en el caso del analista acontece otra cosa. Instalada la transferencia y con el recurso de la palabra conducirá al analizado a que descubra él mismo su verdad, el saber que está en él. Su objetivo no será la estabilidad o armonía sino confrontarlo con otra cosa. Se producirá un viraje entre lo que pide y lo que encuentra. Como no se lo conduce a la búsqueda de un bien al confrontarlo con la propia falta como motor del deseo se abre la dimensión de un vacío.



Margarita Scotta: ¿Y el amor?



Silvia Chianalino: Y el amor es una metáfora; el amor aparece, no como la armonía que surge de la conciliación o acuerdo de opuestos sino como un desencuentro. Entre el erastés, sujeto de la falta (que no sabe lo que le falta) y el eromenós u objeto (que tiene pero que no sabe qué tiene) no hay coincidencia. Lacan lo dice en la primer clase del Seminario. Lo que le falta a uno no es lo que está escondido en el otro.



Margarita Scotta: Sí; iremos viendo cómo esa metáfora del amor se va enrareciendo cuando irrumpe la transferencia porque venía abriéndose esta dimensión del deseo, como falta de objeto que vos mencionás, el objeto que será imposible de metaforizar. Lo iremos siguiendo. Pero esto ya se viene preparando en todas estas vueltas dialécticas de los discursos que estamos siguiendo, sí, Silvia, vos ya nos vas incluyendo esa dimensión del eros-deseo-transferencia.



Silvia Chianalino: También pensaba que tanto en la relación con el médico como con el psicoanalista, en los dos casos, hay un supuesto saber que se otorga, pero es diferente el accionar médico del accionar del psicoanalista.



Daniela Sosa: Me quedo pensando cómo se produce eso en la práctica, porque un paciente va al médico, hay una demanda. Va al psicólogo y también hay una demanda ¿cómo opera lo del vacío? Creo entender lo que Lacan está diciendo; pero el paciente demanda algo a lo que hay que responder. Supongo que es distinto el vacío.



Silvia Chianalino: En la consulta médica, el enfermo puede en mayor o menor grado localizar su malestar a partir de los síntomas que lo aquejan. En cambio, ante una demanda de análisis, el paciente sabe que algo le pasa pero generalmente no puede ponerle nombre a su padecimiento, es más difuso, ilocalizable, aparece como “me siento mal”, “no puedo más”, “no sé qué me pasa”, “siento que sólo no puedo”.



Margarita Scotta: Sí; y es distinto cómo un médico, un psicólogo y un psicoanalista responden al pedido. Primero, diferenciemos pedido de demanda en sentido psicoanalítico.

Usamos el término “demanda” en un sentido general de “pedido” porque empleamos las palabras corrientes de la lengua; pero, en Lacan, demanda no es pedido. La demanda no es explícita. La demanda no es el pedido expresado o formulado. Alguien pide explícitamente que se le reintegre un bien que ha perdido, la salud, se siente mal, no puede rendir materias, no puede trabajar, se angustia, tiene taquicardia, pero eso no es el nivel de la demanda.



Participante: ¿Qué pide un médico cuando llama en interconsulta a un psicólogo?



Gonzalo Torrealday: A lo mejor pide la salud para su paciente. Me parece oportuno lo que dice Lacan que el médico no puede definir lo que entiende por salud. ¿Cómo le va a dar a un paciente lo que no sabe qué es? Por supuesto, le da conocimientos técnicos, en algunos casos pueden servir, pero ¿le da la salud? Tal vez lo deriva en los casos en que siente que no le pudo dar lo que el paciente le pedía. Pasa en la psiquiatría, cuando el paciente sigue “mal” a pesar del tratamiento correcto, creo que el médico deriva a otros profesionales para ver si estos le pueden dar a su paciente lo que le falta.



Daniela Sosa: La demanda es demanda de amor.



Margarita Scotta: Bueno, vamos despacio. Vamos siguiendo “lo que se dice” en cada texto, al modo en que escuchamos a un paciente, Lacan nos sugiere que leamos los discursos del Banquete como actas de sesiones de análisis; entonces, no nos adelantemos con lo que ya sabemos, nos podríamos perder algo nuevo.

Hasta ahora, Lacan de demanda de amor no nos habló, recién estamos tratando con él de entender las distintas versiones del eros que aparecen en los diferentes discursos y cómo él va filtrando ideas de transferencia que le surgen por su ligazón al eros-amor. El amor en su nivel de demanda recién lo vamos a leer con la irrupción de Alcibíades, pero donde incluso el amor no quedará reducido a la demanda y, eso, es parte de la lectura novedosa de Lacan con la transferencia. Pero, por supuesto, sabemos el final del Banquete. Que eso no nos salga al cruce, impidiéndonos leer algo nuevo.

Viene bien tu pregunta.

Lacan, ya saliendo del Banquete, en la clase siguiente a su final –ya que quieren adelantarse- dirá que la demanda ni siquiera podemos decir que es implícita, algo así como “hay otra cosa en lo que pide”, “pide esto, pero ¿qué será lo que pide en lo que pide?”. La demanda tampoco es un inconciente implícito. La demanda –dice Lacan- es algo mucho más ambiguo y más complejo-, la demanda es algo a interpretar.

Para Lacan, para Freud mismo, la demanda se interpreta. Es una creación de la interpretación analítica. Por eso está tan jugado el analista ahí. Si con Lacan planteamos que la demanda no es lo que alguien pide, tampoco lo implícito sino que es algo a interpretar, es algo no sabido por el sujeto mismo; por lo tanto, el sujeto va a resistir. Ya viene resistiendo, al saber de eso que pide, a su propia demanda que es inconciente; y, por lo tanto, va a resistir a la interpretación. O sea, que la línea de la demanda es toda la línea de la resistencia.

Es lo que estamos trabajando en el Seminario “La dirección de la cura”, la interpretación de la resistencia en transferencia, Gonzalo está participando y va a presentar un escrito el miércoles 21 de Octubre a las 20.30 hs para continuar la discusión. Los invitamos; ahora, no nos podemos extender sobre el tema.

La línea de la demanda en psicoanálisis es la resistencia y la interpretación de la resistencia. El deseo es otro nivel. El deseo, para Lacan, es un vacío abierto en las vueltas de la demanda, como decía Silvia. El deseo, hasta ahora, es el orden de la falta que se va a abrir por el discurso, que lo abre la dimensión de la palabra, cuando se le pide algo a otro, que para Lacan se desdobla en Otro con mayúscula como un lugar desde donde hablo y hacia el cual me dirijo sin saber, el inconciente, un lugar donde la palabra será escrita como significante, con suerte, o no.



Gonzalo Torrealday: ¿No podría estar ahí la tensión de opuestos?, entre el deseo y la demanda, o mejor entre la demanda y el objeto, discordantes entre sí por naturaleza; esa discordancia es lo que el psicoanalista toma para devolver la falta y así poner en movimiento al deseo. El discurso médico hace un intento vano por suturar esa diferencia radical; entonces, la demanda inconciente se mantiene intacta, negada de ese modo por el desempeño profesional, que por más tecnica que se aplique sobre el cuerpo siempre es discursivo.



VI. Un trastoque en el tiempo invierte el recorrido de los bienes hacia el deseo inconciente



Margarita Scotta: Busquemos cómo lo dice Lacan en la clase dedicada al comentario de Erixímaco; páginas 80 y 81 de su Seminario La transferencia.

Es lo que traía Silvia recién, Lacan abre con una pregunta: ¿Cómo es que la situación de consultar al psicoanalista, a quien se va a buscar la ciencia de lo más íntimo que uno tiene, engendra algo parecido al amor?

Seguramente influido por su lectura de Erixímaco, Lacan aquí toma lo semejante, ahora le gustó esto de “algo parecido al amor” ¿Recuerdan que en la clase anterior había dicho que no los comparáramos al amor y a la transferencia? Ahora nos va a decir: Así es como en una primera aproximación se puede definir la transferencia.

Algo se le definió de la transferencia; si bien para definirla incluyendo al analista necesitaremos llegar al episodio final Alcibíades Sócrates, Lacan lee así, va tirando, dejando caer, al pasar precipitan definiciones de transferencia que nos van iluminando un poco la noción, pero aún no se aclara.

Vamos más lejos con Lacan -desde tu aporte a la discusión-; él dice: El sujeto parte de lo que no conoce y se encuentra con lo que le falta, su deseo. En este tramo de discurso nos lleva desde el desconocimiento a la falta. Diferencias: falta, vacío, desconocimiento. Habría que ir precisando.

Y entonces Lacan afirma; lo voy leyendo: El deseo no es un bien –la salud sí lo es- no es algo que se tenga; es en el tiempo, definido en el doble sentido cronológico y topológico de la eclosión del amor de transferencia, donde se debe leer la inversión que convierte la búsqueda de un bien en la realización del deseo. Pero, aclara: Se trata de la emergencia de la realidad del deseo en cuanto tal.

Vieron cómo el amor de transferencia aparece como una emergencia del eros que produce también un exhabrupto. Este desarreglo invierte el tiempo. Se produjo una inversión. Invierte las metas de la búsqueda y da realización al deseo. No podríamos pensar esto como un proceso armónico. Las vibraciones expandidas por el trastoque temporal –Freud ya lo señalaba en su texto sobre el amor de transferencia- no podrían sentirse como equilibrio y el movimiento que se dispara no suele ser una máxima tensión tan lograda y estética como la imagen del arco y la flecha. Será necesario el pasaje por el amor de transferencia, eso que alguien tiene y no conoce; o sea, pasaje por el desconocimiento y emergencia de una nueva realidad. ¿Y cómo va quedando afectado el cuerpo?



Participante: No me queda claro las diferencias entre deseo y falta.





Margarita Scotta: Pensemos que en Lacan, deseo, falta y objeto es lo mismo, van al mismo lugar. El objeto falta, el deseo es falta... ¿de qué? De objeto. Habrá que ir situando cómo cada vez esto se designa en el discurso. Sabemos con Lacan que la falta tiene distintos modos de inscribirse, lo que generará distintos fenómenos.

Son los dos niveles heterogéneos que planteaba Gonzalo para la contradicción: uno, el nivel del registro de la falta y, otro, el nivel del fenómeno efecto de ese modo de inscripción. Y otro nivel es el de la dialéctica del discurso que va poniendo en marcha la incidencia de la falta, a medida que va generando este fenómeno que llamamos amor, ahora transferencia, que vamos viendo cómo se van presentando en sus momentos de semejanzas y de desemejanzas.

Por eso, Lacan nos dijo: si la transferencia es algo tan parecido al amor, vamos a leer el texto más antiguo que tenemos sobre el tema, así esclareceremos la transferencia analítica. Vieron que Lacan no entra directamente por la transferencia. Sigámoslo en sus desvíos –tal como en un proceso de análisis.

Justo, yo había traído para que leamos cómo lo dice Freud en un pasaje de su texto Puntualizaciones sobre el amor de transferencia, esto que leímos recién en Lacan. Notemos cómo Freud también señala que ha sido tocada la variable tiempo para que del orden de los bienes pasemos al del deseo. Me interesa subrayar ese punto –estoy en la página 166 en la traducción de Echeverry:

Freud viene hablando de que la enferma aceptaba el tratamiento, le pidió una consulta evidentemente, venía regularmente, hablaba de su sufrimiento en un vínculo tierno y confiado con el analista; de pronto, irrumpe el eros-amor en transferencia y es ganado por la resistencia analítica. Aparece, en este caso, un fuerte pedido de correspondencia sexual amorosa, si bien la emergencia transferencial puede tener muy diversos tintes amorosos y sentimentales.

Gonzalo nos traía que para la psiquiatría los sentimientos están ligados a los valores de la cultura. Para Freud, lo sentimientos son neutros, la potencia libidinal está en las pulsiones inconcientes –esto lo dice claramente en Psicología de las masas- y desde allí se producen los lazos a la cultura. Pero ahora leamos a Freud cuando el “bien” que buscaba la paciente se transformó en otra dimensión, la específicamente psicoanalítica:

La enferma ya no intelige nada, parece absorta en su enamoramiento –el que ha empezado a sentir de pronto- y semejante mudanza sobreviene con toda regularidad en un punto temporal en que fue preciso alentarla a admitir o recordar un fragmento muy penoso y fuertemente reprimido de su biografía. Vale decir, el enamoramiento existía desde antes -¿Antes? ¿Desde cuándo?- pero ahora la resistencia empieza a servirse de él para inhibir la prosecusión de la cura.

Freud dice que el analista está implicado en el cambio que produjo eros porque señaló un recuerdo. Y así encontramos que la rememoración freudiana es la generadora de vuelcos en el amor. La emergencia del pasado hace que alguien se enamore de una manera presente, esto perturba la relación con el médico porque se ha presentado la dimensión del deseo como tal. Con Freud, vamos de la armonía hacia la desarmonía, justamente porque incluye la transferencia.



Daniela Sosa: Erixímaco habla de eros intermediario entre los dioses y los hombres, entre sus mensajes; y, lo ubica en la adivinación. Ahí aparece la “curación de eros”. Se me ocurre ubicarlo como lo intermediario entre el pasado y el presente.



Margarita Scotta: Buenísimo lo que se te ocurrió; con Freud y con Lacan diremos que esos mensajes son el sujeto mismo, vienen del inconciente, pero no lo sabe. La paciente de Freud encarnó un mensaje inconciente como volviéndole desde el otro al cual le hablaba. Y ya no quiere saber nada de su interpretación.

Pero es cierto que el discurso del médico en El Banquete es el que abre ese territorio “entre” lo divino y lo humano como portando los mensajes –no me había dado cuenta. Erixímaco menciona la mántica, en su conclusión, como la ciencia de la adivinación de esos mensajes y la buena comunicación con los dioses se da por –y ahí dice- “vigilancia y cura de eros”, tenés razón. Eros vigila y cura la comunicación adivinatoria entre un espacio divino y otro humano. Entonces, acá ya salió de la línea moral su discurso. Le está dando un pie al próximo orador, Aristófanes, que nos meterá de lleno en otra dimensión. Pero, en el final del discurso de Erixímaco entramos en otro orden, sí. Por la mántica se podría llegar a conocer algo de los deseos amorosos de los hombres y Erixímaco termina su ponencia diciendo que los hombres podrían llegar en sus relaciones a la justicia y a la piedad a través de eros.



Participante: No entendí bien por qué menciona la piedad.



Margarita Scotta: Piedad era para los griegos la buena relación con los dioses; el cristianismo retoma la piedad como otra versión del amor –en nuestra época bastante en falta, ¿no?, tiene que ver con identificarse con el sufrimiento del otro.



Gonzalo Torrealday: Pero Lacan dice que los mensajes vienen de lo real, no de los dioses.



Margarita Scotta: Y son traducidos por el inconciente. ¿Qué les parece? ¿A través de la interpretación que posibilita el amor?

Dejamos las preguntas y los párrafos que hoy leímos resonando.

La próxima vamos a seguir cómo Freud se transforma de médico en psicoanalista con dos de sus pacientes, Lucy y Elizabeth, seguiremos su transmutación por el hecho de que empieza a escuchar distinto. Veamos cómo se encuentra con eros, qué hace y qué se va produciendo en ese encuentro. Quizás, un cambio que algunos de ustedes puedan empezar a transitar. Veremos qué le pasó a Freud en ese territorio intermedio que nos abrió el discurso de Erixímaco. Y después escucharemos a Aristófanes.

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