Más de Uno.
“No hay ningún progreso a esperar de verdad ni bienestar, sino solamente el viraje de la impotencia imaginaria a lo imposible que resulta ser lo real al no fundarse sino en lógica" Jacques Lacan (Radiofonía & Televisión)
Marité Colovini
Dos cuestiones dieron inicio a las puntuaciones que realizaré en este trabajo.
Una de ellas se planteó durante mi trabajo como integrante del Jurado de Confirmación de la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud-Rosario en boca de un pasador.
La otra, en ocasión de un debate sobre el dispositivo de pase.
1- El pasador dice de su sorpresa al escuchar en el testimonio del pasante hablar del padre y de la madre sin dramatismo. Sorpresa que pone a cuenta de la diferencia con el discurso analizante, en el que se trata del drama edípico.
Esto hace pensar que en el trabajo de un análisis es posible prescindir de la realidad psíquica sin que el nudo se desanude.
2- El debate al que aludo fue sobre la relación con el padre y la suposición de que haber llevado un análisis hasta su final debería hacer corte en el amor que se le profesa.
Mi posición en aquel debate fue sostener que el trabajo de un análisis puede permitir amar de otro modo que el religioso al padre. ¿Otro-Nuevo amor?
El material sobre el que he tratado de responder la pregunta que se abrió a partir de éstas cuestiones fue la enseñanza de Lacan y los testimonios recogidos durante mi trabajo como integrante de jurado en los dispositivos de pase de nuestra Escuela y de la Escuela freudiana de Buenos Aires.
Adelanto aquello que con el título de este trabajo constituye mi hipótesis:
Si madre hay una sola, cuando de padre se trata el plural es una necesidad. Plural de las versiones del padre a desplegarse en el curso de una vida…en el curso de un análisis.
El Seminario interrumpido de 1963 Los nombres del padre, el silencio activo posterior sobre la cuestión y su aclaración a partir de 1975 con el Seminario RSI autoriza a sostener que, en la enseñanza lacaniana, tratándose del padre, el plural es una necesidad. Su pluralidad, aludiendo a la falla, es índice de una falta.
Es decir: Si Lacan comienza su enseñanza con la formulación del Nombre del Padre y su lugar estructurante en la metáfora, que llamará paterna, hacia el final de su enseñanza hay una pluralización que va desde considerar los nombres del padre : “RSI, son los nombres del padre, los nombres primeros en tanto nombran algo”, a la diferenciación entre el Padre como Nombre y el Padre como nombrante , hasta la triplicación del nombre en el Nombre de Nombre de Nombre: “el padre como nombre es un sin nombre, por eso le es menester un Nombre de Nombre de Nombre” . Padre es aquel que es nombrado como tal, nombra y responde cuando es nombrado tal.
Si tres es el número que conviene al Nombre, él mismo es cuarto al anudar borromeanamente a los tres de RSI.
Pluralización entonces que de tres a cuatro hace función del Uno en más: Nombre del Padre, padre como nombre, nombre innombrable que hace torbellino que escupe los nombres del padre.
Y aún más: del padre real, del de la realidad, del padre humano es de donde se demuestra el imposible. De la encarnadura de la función surge la transmisión del deseo y la posibilidad de la identificación al deseo, ya aquí del otro, con minúscula .
Porque es preciso que el sujeto se permita el encuentro con ese padre que ha hecho de una mujer la causa de su deseo , para desuponer el sujeto al saber y sólo entonces pasar a “saber hacer- allí” con su síntoma, lo que no es sin un cambio en el orden del amor.
Voy a decir que testimoniar acerca de las distintas versiones del padre y su sucesión a lo largo de un análisis, es un modo de atestiguar de los modos de “saber hacer- allí” con lo que hace agujero en lo simbólico, en lo imaginario y en lo real y con las letras que se inscriben haciendo borde al agujero .
Las figuras que tomaré han sido extraídas de testimonios escuchados en el dispositivo del pase y son las que me permiten hoy acercarme al debate acerca del cuarto nudo, así como a la discusión sobre la identificación histérica, o tercera identificación. Además, creo que también echan luz sobre las formas del amor, por la vía de distintas maneras de amar al padre y de esperar el amor del padre.
Si bien la metáfora paterna permite una normativización en relación al goce y rige la elección que hace el sujeto de su posición sexuada, hay algo que resiste a la metaforización, o también: no todo es metáfora. El Nombre del Padre hace suplencia de la falla en la metaforización, pero no alcanza. Resta siempre algo del goce.
Un sueño de un pasante nos habla de un padre numeral . “Mi padre nos nombraba: uno, dos, tres”. Si lo que se nomina es un agujero, el sueño revela aquello que el nombre propio sutura y a la vez, nos enseña sobre el padre que da inicio a la serie, ocupando el lugar del cero. Conjunto vacío que inicia la serie: uno, dos, tres. Uno no es un número a pesar de que la serie está hecha de unos y así son cuatro que se cuentan tres. La nominación no es la comunicación, es en la nominación que lo simbólico se liga a algo de lo real.
Lacan va a ir desde la identificación, que aparece como fundante en Freud y que tiene un aspecto relacionado con el ideal, para terminar por situar la nominación por la vía del sinthome.
Otro fragmento de un testimonio de pase: De una voz que resonaba tronando sobre el sujeto, es arrancado el objeto. Violencia, como acto del analista que mutila al sujeto en acción de corte. Y después, la voz propia que puede hacer allí, que busca el saber hacer allí por la vía del canto, de la utilización de la voz como objeto separado. Hacerse oír, donde la conminación era “oiga”. Ceder la voz en el hacerse oír, hablar para otros que ya no es un mostrarse. Esa operación lo deja en condiciones de hacer de una mujer su partenaire. Este hombre puede hacer de una mujer su síntoma al prescindir del Nombre del Padre luego de haberse servido de él, en éste caso, bajo el nombre de “Azar” . Hay aquí una segunda vuelta sobre la función paterna al fundar al padre no a partir de la madre sino de la mujer.
Tercer fragmento: El Otro ya no responde: ya no responde a la pregunta por el ser sexuado.
El no_todo no se asegura con una excepción. Al no-todo responde la inexistencia. El encuentro con la nueva versión de la versión al padre sólo indica que el padre encontró un modo de hacer con su deseo.
Aquí inexiste la insignia, y no hay al menos Uno que indique. Ya no se trata de buscar el saber en el padre, que es un tonto…al fin. El lenguaje se muestra en el sueño del pasante en su vertiente musical. La repetición de la melodía es lo único importante. Sin-sentido de la frase que tintinea: “Ton-tin”. Dos tonos que sostienen la diferencia.
Hay un pasaje de lenguas que muestra el uso de la letra para hacer un bon del fin y la diferencia entre un final trágico y uno cómico.
¿Cómo entender un amor que cuente con la castración? Si el amor es un sentimiento cómico es porque hace surgir ese objeto ("la verdad del sujeto” que no está en él,... sino en un objeto de naturaleza velada)... ese objeto es... ¡LO CÓMICO PURO!) La comedia nos trae esa dimensión verdaderamente humana "de ser pobres sujetos del discurso. Cuando el héroe cómico tropieza, se ve en apuros, se dice: el pequeño buen hombre sigue viviendo" .
Poder amar al padre sin hacer de él la causa, es Otro amor.
Otro amor que ama a un padre, a ese que nos tocó y que no tiene como virtud la normalidad. Otro amor que permite ir más allá del padre sin trastornos de memoria ni reverencias religiosas pero a condición de haber recibido la transmisión del modo en que él pudo “arreglárselas” con lo real. Esta transmisión sólo puede estar a cargo de quien encarne la función, y es a ese padre que la encarnó que se puede amar de otro modo que no sea el amor del/al Uno.
Afirmar que el pase no es sin fracaso requiere precisar sus términos. Si el fracaso alude a una suposición previa, incluye el movimiento de la desuposición.
El pase impacta al colectivo siempre en el mismo lugar: dejando vacío el lugar del calce del nudo, lugar de la causa. Descompletamiento que resuena en la Escuela. Pero no hay garantías de lo que se haga con esa resonancia.
Si Lacan habla de identificarse al grupo en la Escuela, precisa que es una identificación ya no al líder ni a los “hermanos”, sino que se trata de una identificación orientada por lo real del grupo. Esto no hace masa ni un grupo de iguales, hace un colectivo que funciona sosteniendo singularidades en una política que admita la diferencia.
El inconsciente está causado por una-equivocación . El ser hablante se encontrará con ella al final de un análisis y ésto podrá permitirle no renegar de la contingencia ni de la equivocación a la que está abierto, al haber podido inventar en el lugar del impasse de estructura.
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