sábado, 17 de octubre de 2009

COMENTARIO DE LUCIANO RODRIGUEZ COSTA RESPECTO DE LA ENTREVISTA A M. SAFOUAN

Freud decía respecto del nazismo que en otras épocas lo hubieran prendido fuego en la hoguera, pero "hoy se conforman con quemar mis libros. Hemos progresado..". De la forclusión o desestimación del concepto de grupo en las isntituciones psicoanalíticas freudianas y lacanianas, a la consideración de que son un "mal necesario", hay un progreso... Antes lo hubieran desestimado, ahora se conforman con pensarlo un "mal", aunque necesario. Hemos progresado. René Kaes tiene la interesante y bien afirmada propuesta de que todas las rupturas, excomuniones y herejías de la historia del movimiento psicoanalítico,tienen que ver con esto que él entiende como una forclusión, cuyo retornante en lo real no es otro que la ruptura. Pensemos si no en la "paternidad" de Freud frente a sus "hijas-discípulas", y en el modo en que, por no elaborado en lo simbólico, retornó en las rupturas como la de Jung -que por cierto iba más allá de la sola cuestión teórica-, Adler -que nos hace repensar en esta luz, su concepto de protesta viril...¿no estaría dirigida a Freud y al trato que les prodigaba inconcientemente?- y otros tantos, en una tendencia que la IPA siguió reproduciendo. Y por qué no hablar más cerca nuestro de los recelos que las escuelas psicoanalíticas tienen entre sí, como si intentaran salvaguardar una identidad y un ideal que los amontona como masa, en oposición a otros.


Si Freud entendía en Psicología de las masas, que toda psicología es social ¿cómo esta ha de ser un mal necesario? No existe el desarrollo endopsíquico, sólo el autismo como extremo contrario. O bien podríamos decir que es un mal tan necesario como lo es el lenguaje mismo, o el amor.

Al situarnos en una institución uno ha de preguntarse en dónde se ha ubicado, o incluso, desde donde ha sido tomado más allá de lo que supone. En las expulsiones mencionadas, el ad-dictum de Freud, la ley dicatada, supuso la expulsión de quienes no se atenían a la literalidad del padre. Una institución tal tiene ad-dictus, del latin, "esclavo por deudas". La deuda permanente de deber cumplir con un mandato paterno. Por eso pienso más bien en terminos del "legado" de freud y Lacan, más que en su literalidad. En este legado llegan ciertos vejestos indeseables, como pasa a veces con las herencias, y quizás este sea el caso del renegar de la psicología de los grupos.
 
LUCIANO RODRIGUEZ COSTA

1 comentario:

Marité Colovini dijo...

lUCIANO: Lo que los grupos ofrecen, como malestar propio o estructural, no puede eliminarse....ésto es lo que Freud mismo dice en El malestar en la cultura. Así es como yo entiendo lo de "mal" necesario.....ya que finalmente, no hay forma de escaparse de la alteridad. Como bien decís, no hay el "individuo" que se conforma aislado......
Pero yo pienso que quizás sea posible darle tratamiento a aquellas cuestiones que constituyen los "males" de los grupos humanos.
Cuando digo darle tratamiento, me refiero precisamente a no hacer como si "nada pasa".....sino enocntrarse con los malestares, no renegar de ellos y hacer algo con ellos.....Al fin, ésto es lo que el psicoanálisis propone.....siendo que una de las fuentes del sufrimiento está constituída por la relación con los otros.
Ahora: si Lacan pensó algunas cosas respecto a lo colectivo, si propone un dispositivo como el cártel, por ejemplo, para acotar los efectos de la "masa"....quizás sea en esa misma vía, donde podemos inventar nuestros propios dispositivos.
Yo no creo que haya un sólo modo de lazo con el padre. Creo que es posible reconocerlo, amarlo y aceptar su legado sin dejar por ello de intentar un deseo propio. O mejor dicho, sin que ello signifique quedar alienados.
Lo he dicho muchas veces y lo repito: no se trata de prescindir del padre, para mí se trata de poder amarlo en su humanidad. Lo que equivale a no idealizarlo.
Y respecto al otro, a los otros, creo que se trata de poder soportar su alteridad. Yo creo que es un ejercicio difícil, pero no imposible.