viernes, 30 de octubre de 2009

Una introducción a Mas allá del principio del placer, por Claudio Cabral.

Clase del Seminario de la cátedra Estructura Psicología Individual del Sujeto I.


Introducción a “mas allá del principio de placer” 28/10/09







Esta noche vamos a trabajar “Más allá del principio de placer”, un texto de Freud de 1920.

“Mas allá del principio de placer” es un punto de viraje en la obra de Freud que es fundamental, fundacional… de la segunda tópica. . Ahí Freud plantea, de una forma novedosa, que hay algo, una fuerza, una pulsación que no está regida por el principio de placer. Es decir, se encuentra que sus pacientes no solo buscan su placer, su tranquilidad, su ponerse a salvo de los riesgos, sino que hay un empuje “anterior” que tiene que ver con lo demoníaco, con el no querer curarse que Freud escucha en la transferencia como reacción terapéutica negativa. Una repetición que ya no es la de “Recordar, repetir y reelaborar” que trabajaba Estella la clase pasada, sino que se aparece como destino demoníaco, independiente del sujeto. En cambio la repetición de “Recordar, repetir y reelaborar” se la podría pensar mas ligada a lo que con Lacan podemos nombrar como actino-out, como una transferencia sin análisis, que llama a la interpretación. Luego quiero intentar arribar, más que a una idea, a una pregunta que intento investigar a partir del más allá del principio de placer y el texto de Freud que se llama “Construcciones en el análisis”.

Otros textos que voy a tener en cuenta, para que ustedes sepan desde donde estoy hablando, son “El yo y el ello” y las clases V y VI del seminario “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” de Lacan.





¿Quiénes de ustedes leyó para hoy más allá del principio de placer?

Ahí vemos a Freud diciendo: hasta acá llego con la experiencia, con la observación y lo que sigue es especulación. Y ahí dice algo que me parece interesante, porque dice que dicha especulación cada cual estimará o desdeñará de acuerdo a su posición subjetiva ¿Qué es esto de de acuerdo a su posición subjetiva? Entiendo que se refiere a los psicoanalistas ¿Qué hará cada psicoanalista con la pulsión de muerte? Hay muchos puntos, impasses en el psicoanálisis, en que los analistas tienen que tomar posición. A mi entender con Lacan podemos situar y dar su estatuto a la pulsión de muerte de una manera, que está en Freud, si, pero no si sin la lectura de Lacan la podríamos leer como la intentaremos leer ésta noche. Como pasa con la estructura significante de las formaciones del inconsciente, en relación a la cual podemos decir fácilmente y reconocerlo, que las representaciones se condensan y se desplazan y vemos ahí claramente el parentesco con la metáfora y la metonimia, pero esto no es sin Lacan, sin el retorno a Freud de Lacan.

Lo que no deja de ser una interesante problemática: Freud-Lacan ¿maestro-discípulo? ¿Freud encontró un huevito y Lacan fue el pícaro que se lo comió? (risas) O esa pregunta que hasta me incomoda formularla, pero que la he escuchado ¿Si Freud hubiera leído a Lacan, qué habría pensado?... son cuestiones en que me parece que los analistas van tomando posición según su recorrido, su clínica, su trabajo con otros analistas, su análisis.

Entonces Freud nos dice que lo que sigue es especulación y que cada uno apreciará o desdeñará según su posición subjetiva.

25 años de trabajo de Freud con el principio de placer. Si pensamos 25 años…y el tiempito que hace que nosotros estamos en el campo del psicoanálisis… ¡Hay que tenerlos bien puestos para venir a decir después de 25 años de trabajo que hay algo mas allá del principio con el que viene trabajando! ¿Qué es este mas allá? Hay vías, como cuando estudiaron las vías por las que Freud introduce el narcisismo, aquí también hay vías por las que Freud da con el más allá del principio de placer. Aquí las vías son la reacción terapéutica negativa, los sueños de las neurosis traumáticas, y el juego infantil de su nieto, que juega a arrojar un objeto, un carretel, pronunciando un “se fue” (así leído, significado por el Otro del niño- su abuelo Sigmund) saludando su reaparición con un “acá está” (así leído, significado por el Otro del niño). Fort-da; se fue-acá está en alemán. Las mas de las veces, dice Freud, solo se puede apreciar la primera parte del juego: se fue, fort repetido incansablemente. En éste incansablemente podemos escuchar lo compulsivo de ésta repetición en el juego.

Cito a Freud: “El niño tenia un carretel de madera atado con un piolin. No se le ocurrió, por ejemplo arrastrarlo tras si por el piso para jugar al carrito, sino que con gran destreza arrojaba el carretel, al que sostenía por el piolin tras la baranda de su cunita con mosquitero; el carretel desaparecía ahí dentro, el niño pronunciaba su significativo ‘o-o-o’, y después tirando del piolín, volvía a sacar el carretel de la cuna, saludando ahora su aparición con un amistoso ‘da’. Ese era pues el juego completo, el de desaparecer y volver”

Este juego repetitivo repetido compulsivamente, no es mera repetición, no es una repetición que no sirva para nada, es una respuesta del niño, que no se agota con decir que repite activamente lo que antes sufrió pasivamente como cuando juega al dentista. Es una respuesta, éste juego repetitivo, ¿Respuesta a qué? Freud lo dice claramente en el texto: a la ausencia de la madre. Esta ausencia, que ya es simbólica, ésta ausencia que es traumática para el sujeto, lo pone a trabajar, a tramitar psíquicamente un hecho traumático: la ausencia de la madre. Este trabajo, es un trabajo con, el niño arma la respuesta a la ausencia de la madre con un objeto.

Claude Rabant, (un analista francés que fue miembro de la EFP, escuela que funda Lacan, fue miembro de la Escuela desde su fundación hasta su disolución en 1980), nos dictó un seminario el fin de semana pasado aquí en Rosario. Ahora lo cito a Rabant, porque dijo de un modo interesante esto de trabajar con. No en el seminario de éste año, sino cuando vino en el 2006, decía a propósito de la sublimación (luego podemos hacer una articulación entre sublimación y mas allá del principio de placer). Lo leo: “Trabajo con la pulsión. Yo les hablo con mi voz, ustedes me escuchan con sus oídos, escribo con mi lapicera, trabajo con la pulsión ¿Para producir qué?...”.

Corto con toda intención ahí la cita de Rabant. Traía estas palabras para pensar el juego del niño, y ahora le podríamos hacer decir al nietito de Freud: “Armo una respuesta a la ausencia de mi madre, tramito el trauma de la ausencia de mi madre con mi carretel, con éste carretel”. Es decir, que el carretel en tanto es el objeto con el cual el niño arma su respuesta, está elevado al estatuto de objeto a. Que no esta dado, que requiere todo un trabajo producirlo, elaborarlo, labrarlo; y éste trabajo es la repetición del mas allá del principio de placer que Freud encuentra en el juego infantil. Como verán, no es “malo” éste mas allá, la pulsión de muerte, sino que es fundamental, fundacional, repetición mediante, del objeto a, que no es nada mas ni nada menos que el objeto causa del deseo. Léase en deseo: vacío, falta, hueco que causa, que promueve el trabajo con la pulsión ¿Quién podría pintar un cuadro si en vez del vacío tiene frete a si La Pintura del Siglo? (ahí tienen un atisbo, una pista de lo que podemos pensar luego de la sublimación).



Entonces, éste más allá del principio de placer es anterior al principio de placer. Ustedes saben que el principio de placer está regido por la tendencia a mantener siempre el mínimo de tensión necesaria, es decir: correr los menos riesgos posibles, mantener todo lo más equilibrado y tranquilo posible... aburrido (risas). Ley de menor esfuerzo y mayor tranquilidad. El mas allá supone una ruptura de ésta homeostasis, la rotura de la barrera antiestímulo dice Freud, como puede ser la pérdida de una pierna en un cambate en la guerra, la ausencia de la madre para el nietito de Freud, es decir: un hecho, real, traumático, terrorífico, es decir que traiga algo del orden de lo sorprendente, de la sorpresa (no es lo mismo el miedo, que la angustia o el terror), y que pone a trabajar el aparato para ligar el suceso. ¿Y cómo se liga? Con representaciones, que ese suceso pueda entrar en la economía de las representaciones, es decir, que pueda empezar a hacer condensaciones y desplazamientos y por tanto producir nuevas significaciones: hacer síntoma, olvido, chistes, etc...formaciones del inconsciente, retorno de lo reprimido, que tanto hemos venido trabajando éste año. Aquí, y así los podemos situar ahora.

Mientras el suceso traumático no entra en la economía significante de las representaciones, se le aparece al sujeto como lo “siempre igual” _repetición_ soñando siempre el momento en que pierde la pierna y despertándose en el mismo momento y con la misma angustia. Repetición, pero repetición que busca ligar, el sueño como ligador, para luego si cumplir su función de escribir jeroglíficamente la realización de deseo sexual infantil reprimido. Ahí recién la instancia de la letra , de la imagen como letra con que el sueño cifra, escribe.

Como pueden ver, es importantísima la función del mas allá del principio de placer. Pero tenemos que avanzar un paso mas y decir, que si bien la función es ligar, NO-TODO entra en la economía de las representaciones. Esto va a llevar a Freud a decir en “el yo y el ello” que todo lo reprimido es inconsciente, pero NO TODO lo inconsciente es reprimido. Ese inconsciente no reprimido es el Ello, la cede de las pulsiones.



Volvamos a la cuna del nietito de Freud, donde el niño tira el carretel –fort-, haciéndolo desaparecer dentro de la cuna y lo vuelve a hacer aparecer –da-: presencia-ausencia. Ese carretel, decíamos, ese objeto no es la madre reducida a una pequeña bola, es como un trocito del sujeto que se desprende pero sin dejar de ser bien suyo.

“No hay sujeto sin Otro” es una formula en la que se les ha insistido en éste seminario, y supongo que la tienen presente. Ahora podemos, con mas allá del principio de placer dar un paso y decir: no hay sujeto sin ésta caída de objeto, de éste trocito del sujeto que se desprende pero sin dejar de ser bien suyo, como dice Lacan en el seminario XI. Entonces ésta repetición en el juego del niño es repetición de la ausencia de la madre como causa de una spaltung, una división en el sujeto.

Es así como Freud se encuentra con la pulsión de muerte, no ligada, encuentro siempre fallido con lo real dice Lacan cuando diferencia Tyche de Automatom.

Podemos ahora distinguir claramente el inconsciente reprimido, ese de la primera tópica que trabajamos durante todo éste año, que ya se termina; ese inconsciente reprimido que aprehendemos vía la interpretación en las formaciones del inconsciente, retorno de lo reprimido, distinguirlo del Ello, del mas allá del principio de placer que se nos aparece vía repetición (una repetición distinta a la insistencia repetitiva del inconsciente reprimido), encuentro fallido con lo real, que muestra.

Acá quiero situar, lo que podemos, o puedo pensar respecto al análisis finito e infinito. El análisis infinito iría por el lado del retorno de lo reprimido; siempre habrá olvidos, chistes, lapsus, sueños que se puedan interpretar. Infinito. Pero un análisis finito implica la pulsión, el más allá del principio de placer, ese caballo salvaje que hace falta domar en un análisis. Por supuesto que es un trabajo que se hace con significantes, como la interpretación. Siguiendo con ésta hermosa metáfora que nos regaló Rabant, la del caballo salvaje, para que el análisis no sea infinito, los juegos de palabras, la interpretación del retorno de lo reprimido, tendría que poder apuntar a domar el caballo salvaje, apuntar a ese hueco, ese foso que cava la ausencia de la madre, y que es constitutivo. Domar el caballo salvaje… pero no todo… lo que implica ceñir el a que está en el calce entre Simbólico, Imaginario y Real en el nudo borromeo.

Este “ceñir” es en el trabajo de un análisis, que Freud distingue lo que con Lacan decimos analizante y analista. Que nunca se los puede pensar uno sin el otro. Que la estructura es la estructura de discurso que se juega entre analizante y analista en el análisis. Entonces decíamos que Freud pone del lado del analizante la asociación libre, y del lado del analista la abstinencia, la atención flotante y como tareas del analista: interpretar y construir. “Construcciones en el análisis”.

Mi pregunta, que es a lo que quería arribar; mi pregunta es si la construcción no tiene que ver con éste mas allá, con éste mostrar repetitivo del mas allá y que implica una tarea distinta del analista, que es con significante, pero que no es interpretación del retorno de lo reprimido… no estoy seguro.



Claudio Cabral.

jueves, 29 de octubre de 2009

INSCRIPTOS EN LA RED

1-Karina Latorre (Rosario)




2-Alejandro Manfred (Rosario)



3-Margarita Scotta (Rosario)


4-Ivan Triten (Rafaela)



5-Ana Rosillo (Rafaela)

6-Lorena Culasso (Rafaela)



7-Laura Maggi (Posadas)


8-Diana Estrin (Buenos Aires)


9-Viviana Guigui (Buenos Aires)


10-Carina Scaramozzino (Campana)


11-Jorge Yakoncik (Marcos Juarez)


12- Cecilia Sabattini (Rosario)

13- Emiliano Albornoz (Rosario)


14- Mariano Bello (Rosario)

15- Marcos Esnal (Rosario)


16- Carlos Quiroga (Buenos Aires)


17- Marité Colovini (Rosario)


18- Juan Alberto Manino (Rosario)

19- Gonzalo Torrealday (Santa Fe)

20- Claudio Cabral (Rosario)

21- Soledad Secci (Rosario)


22-Luciano Rodriguez Costa (Rosario)



23- Gloria Annoni (Rosario)


24- Luciana de la Torre (Rosario)


25- Lucrecia Zamboni (Rosario)


26-Alfonsina Margherit



27-Nadia Cavaglia





28-Noemí Liliana Quéhé (Buenos Aires)





29-Beatriz Gabriela Suarez (Rosario)



30- Franco Ingrassia (Rosario)



31-Patricia Fochi (Rosario)





32-Roy Jacob (Rosario)



33-Eduardo Adaro. (Mar del Plata)



34- Francisco Ramirez (Paraná)



35- María Laura Giraudo (Rafaela)



36- Nora Lanese (Rosario)



37- María Paula Illia. (Rosario)



38- Martín Coronel (Rosario)

39- Beatriz Arce (Rosario)

40- Patricia Bricas (Rosario)

41- Héctor García. (Rosario)

42- Sebastián Roma (Venado Tuerto)

43- Melina Heinrinch (Rosario)

44- Romina Lipori. (Rosario)

Comentario de Margarita Scotta a raíz de la propuesta de Beto Manino DEBATE PSICOANALISIS MEDICINA y el escrito de Gonzalo Torrealday.

Muy interesante constituir un NUDO para el debate de esta conjunción, que Gonzalo propone “complementaria”. En gramática, el complemento es el que expresa circunstancias de la acción verbal (lugar, tiempo, modo, instrumento, etc.). Trabajo en una institución médica como psicoanalista y podría aportar algunos complementos gramaticales a esta circunstancia pensándolos en la Red.

1- En una situación complicada con un paciente, un médico con el que compartía la coyuntura me dijo: “Ustedes los psicoanalistas saben escuchar, nosotros no escuchamos nada, eso te lo reconozco, pero ustedes no saben actuar como médicos, se quedan; cada uno tendría que aprender eso del otro”. Ciertamente, creyendo dar tiempo, esa actitud mía resultó a posteriori una demora. Los manejos del tiempo son distintos.

2- El médico teme la muerte más que el psicoanalista (los psicoanalistas nos creemos eternos; los médicos saben que no). Ellos realizan su conjuro chamánico en ese borde inquietante entre la vida y la muerte, diría con Lacan, en el entre-dos-muertes, por esas dos fronteras de la muerte que no coinciden y se desdoblan en el ser hablante: la muerte por decrepitud del cuerpo o accidente que es desenlace de la vida; y, la otra, la segunda, no por orden secuencial sino por despegue de Otra dimensión de la primera: la muerte del Juicio Final: la que trabaja el duelo; la del acto imperfecto que inscribe al ser como inmortal aniquilado en el fantasma; la muerte por amor.

3- El médico transmite su angustia como demanda al psicoanalista o al psicólogo que trabaja con él. Si reconociera su angustia, se sentiría fallando como profesional. El médico sostiene la ilusión de que ese plus de la demanda inconciente del paciente no tendrá que soportarlo él si hay un psicoanalista en el equipo. Porque podemos escuchar la Otra escena inconciente nos suponen un saber acerca del dominio pulsional. Pero nosotros sabemos que esas dos dimensiones son heterogéneas. Como dice Gonzalo, las eróticas del cuerpo son abordadas por la medicina Y por el psicoanálisis, claro, por eso Lacan dijo la primera definición de medicina ES la mejor definición de psicoanálisis. Estamos en el mismo campo pero en posición diferente. Compartimos la escena, pero a la vez no estamos en la misma escena.

4- Nuestro complicado desafío: transmitir a los médicos que el psicoanalista no es el “contiene” y “escucha”, no pierdo la oportunidad de decirles esto: “Contener, contenemos todos, los médicos también contienen mucho, escuchan y manejan el aspecto psicológico” y la prueba de esto es que los pacientes siguen volviendo con ellos y los invisten como “su” médico. A veces consiguen mejor manejo de la relación con el paciente que nosotros; saben observar. Nosotros estamos bastante ciegos por ese dial de escucha sintonizado a la cuerda significante.

5- Nos toca dar a entender la posición que tomamos como psicoanalistas de manera que tengamos otra entrada que esa reducción desconocedora de nuestra práctica a: “llamen a la psicóloga para que contenga al paciente”. Tampoco creo que haya que “psicologizar” al médico.

6- Pero suceden cosas fantásticas: Cuando una paciente derivada por su médico, empezó análisis, uno de los efectos fue el esclarecimiento en el médico del tratamiento de su enfermedad, respecto del cual vacilaba hasta ese momento. No porque como psicoanalista yo le dijera algo de las revelaciones en ese análisis, ni porque él no fuera un profesional competente. No; fue tal como le pasó a Freud con Miss Lucy, el diagnóstico médico se aclara cuando se levanta la rememoración (que no es recuerdo nostalgioso) de escenas ligadas al traumatismo que impedían la visión clara del médico. La puesta en acto del inconciente en la transferencia despeja las imágenes y manifestaciones del organismo para el médico. El psicoanalista introduce la nueva “visibilidad” (en sentido platónico; y sigo a Gonzalo en su referencia al Banquete) en el campo de la mirada médica.

Margarita Scotta

Nueva propuesta: Psicoanálisis y Literatura, por Roy Jacob

Psicoanálisis y Literatura

Roy Jacob




En mi biblioteca tengo uno de los objetos más curiosos que he visto en mi vida. Más bien que he aprendido a ver. Los objetos curiosos no revelan su esencia de tales de buenas a primeras, más bien suelen ser silenciosos y grandes amantes del arte de sustracción a plena vista, al igual que la carta robada que el astuto Dupin supo hallar.



Para encontrar objetos curiosos hace falta un hecho de inteligencia, una complejidad del espíritu, un aprender a ver lo que siempre estuvo ahí.



Quizás sea por esto que esos dos volúmenes añejos del DICCIONARIO DE SINÓNIMOS pudieron sobrevivir sin ser detectados a lo largo de generaciones, hasta que dieron en un estante de la casa paterna donde las manos prontas de un estudiante ávido encontraron sus hojas primero, luego su existencia toda.



De todos modos no hace mucho tiempo que los descubrí.



Años atrás un poeta amigo me los pidió en préstamo y yo accedí. No tardé en reclamárselos.



A veces pienso si esos dos objetos tan seductoramente horrorosos por la ingenua herejía que cometen no irán a constituirse algún día, si no ya, en una suerte de Libro de Arena borgeano. Pienso si no llegará el día en que los deteste tanto que no pueda dejar de pensar en ellos y viva pendiente y temeroso de un posible robo. Y todo esto más allá de la evidente paradoja en la que me veo obligado a colocarme; dado que los sinónimos no existen.



Pero esos dos tomos si. Y quizá por eso sean curiosos, tan apreciados, tan dignos del olvido.



¿Por qué? Porque el lenguaje es sinecdoquico, procede mediante un olvido primordial, el olvido de las diferencias puras.



Las sinécdoques son también otros seres del lenguaje.



Propongo “Psicoanálisis y Literatura”.




www.perecepciones.blogspot.com

Blog de literatura por:

Roy Jacob

lunes, 26 de octubre de 2009

Respuesta de María Paula Illia a la invitación

Me "atrapa" la idea de enredarme conjuntamnte . Agradezco la invitación y me sumo a esta propuesta con el sumo interés de seguir tejiendo hilos, sostenidos justamente por el DESEO Y LA PASIÓN que nos convoca.


Mi intención es ser parte de la RED para intervenir en las discusiones y debates, que encienden y orientan esta etapa de formación.



Me interesa seguir aproximando lo que veniamos trabajando con ustedes sobre Psicoanálisis y Medicina, incluso este medio virtual es una forma de mantener esa discusión que quedó latente en las reuniones de los sábados!!!!



Cariños!

Ma. Paula Illia

Dos cuestiones respecto al debate ¿Discípulos?, ¿Lectores?, ¿Hijos?

La vida y la muerte están ligadas al padre y al falo. Cuando Lacan construye el esquema R ubica en las dos esquinas contrapuestas del cuadrado, en una al falo y en la otra al padre (es cuando dice que el Nombre del Padre es el que introduce en el Otro la Ley , o sea: el orden que hace legible a los significantes, en definitiva, el orden significante). Así tendríamos que en una de las esquinas (que pertenece al triángulo simbólico) está el Padre Muerto. En la otra esquina, el Falo, pero como símbolo de la vida, si el sujeto entra en el juego como muerto,el falo imaginario, señala la posibilidad de imaginarizar la vitalidad que le es dada al sujeto por la identificación con el falo imaginario asociado a la erección. Por lo tanto, la vida y la muerte están localizadas en el cuadrado,. La muerte introducida por el padre es otra que la biológica, asociada a la creación exnihilo, tanto de sí mismo como del suejto; es una meurte simbólica. En el vértice opuesto se inscribe la dimensión fálica y la vida. O sea: en su articulación recíproca, el padre introduce la muerte simbólica y el falo la vida, vida vinculada también al símbolo.

Marité Colovini

Comentario al debate “¿DISCIPULOS, LECTORES, HIJOS?”, por Margarita Scotta.

Sí, como plantea Marité, para acceder a la singularidad algo del amor al padre tiene que atravesarse (implicando esto la posibilidad de “un nuevo amor”; o sea, amar distinto a cómo veníamos…); que Gonzalo retoma haciéndolo pasar al grupo como producción y Emiliano se pregunta que esto podría ser la vida más allá del análisis… recordé esa enigmática idea freudiana en su Conferencia de 1916, donde él cuenta que cuando habla de “transferencia paterna” no se refiere a lo que al paciente le pasaba con el papá y lo re-edita con el analista, tampoco a las características de aquella relación con aquel señor tal, sino que él se refiere al campo donde se alcanza el dominio de la libido. Es a “eso” a lo que Freud argumenta que llama “transferencia paterna”. ¿De qué está hablando? Quizás, de un amor, transferido, en un análisis, que desplaza la potencia libidinal de cada uno (digamos, retenida hasta entonces en un “amor” al padre por fuera del análisis, habrá que ver qué forma o manifestación, o síntoma, presentaba para cada uno, cada vez) pero que debería ser tomada por el analista para dominarla, diría, a favor de la singularidad… en fin… estoy pensando en voz alta con los miembros de la Red… no sé qué les parece ¿No es increíble ese párrafo de Freud? Pareciera que si esto no acontece, si uno no toma la decisión de analizarse, podríamos quedar por fuera de la vida en serio… Freud es contundente, no anda con vueltas…

Marcarita Scotta

¿Discípulos? ¿Lectores? ¿Hijos? por Gonzalo Torrealday

Pagamos la deuda con vida, pero la vida irrumpe, imperturbable, irrefrenable, interroga al padre con algún síntoma... descansa en el símbolo para reaparecer de nuevo… y en una de esas vueltas reúne singularidades y nos enreda en un discurso, nos congrega para pagar esa deuda que nos constituye, nos construye y nos libera, en el afán de producir algo. A través del padre y atravesando al padre se forma esta red virtual de singularidades. Es el deseo, que en este medio fértil deriva falta en producción, que hace que la red crezca tan rápido.





Gonzalo Torrealday
 
 

domingo, 25 de octubre de 2009

COMENTARIO DE MARGARITA SCOTTA A RAIZ DE LOS TEXTOS DE EMILIANO ALBORNOZ Y MARITE COLOVINI

Me parece que ambos textos dialogan.

Me quedé pensando cuando Emiliano dice que más allá de la deuda (más allá del psicoanálisis como pago de deuda) comienza la vida. Esa alusión a la vida. Como a veces quedando por fuera. Es una idea freudiana de que la transferencia analítica creaba un “reino paralelo entre la enfermedad y la vida”. Pero la vida irrumpe y distorsiona las líneas paralelas. Y Marité dice que al padre que encarnó la función se lo puede amar de otro modo (siguiendo cómo podría pensarse un “nuevo amor”). Si “encarnar” fuera “dar vida”, si sólo lo que encarna cobra vida, si el Padre Ignacio en nuestra ciudad encarna una palabra verdadera (es un fenómeno religioso indudable, me parece) y ningún representante de la iglesia oficial, aún con sus títulos bien obtenidos institucionalmente han generado un fenómeno así, en el psicoanálisis otra vuelta nueva a esa religiosidad encarnada podría estar en esa identificación que menciona Marité, “orientada por lo real del grupo”, diseminando una congregación única en el padre. ¿Podrían las redes virtuales de la tecnología post-moderna brindar el espacio adecuado para propiciar tal orientación? Al estatuto del padre lo viene transmutando la elaboración que hace solita la cultura, los nuevos modos de amar ya no parecen ser sólo una idea lacaniana sino el real que obstaculiza estar a la altura de la época con nuestra dialéctica.

sábado, 24 de octubre de 2009

RESPUESTA A LA INVITACIÓN DE MARIA LAURA GIRAUDO

 Si! acepto enredarme... para continuar así como estoy viviendo, generalmente enredada en varias cosas al mismo tiempo!!! Pero reconociendo la diferencia con la telaraña que inmoviliza, este "andar enredada" posibilita un movimiento con otros y la consiguiente amortiguación que suponen las redes frente a la posibilidad de una caída.

María Laura Giraudo

APORTE A LOS TEMAS EN DEBATE DE MARITÉ COLOVINI

Más de Uno.





“No hay ningún progreso a esperar de verdad ni bienestar, sino solamente el viraje de la impotencia imaginaria a lo imposible que resulta ser lo real al no fundarse sino en lógica" Jacques Lacan (Radiofonía & Televisión)



Marité Colovini





Dos cuestiones dieron inicio a las puntuaciones que realizaré en este trabajo.

Una de ellas se planteó durante mi trabajo como integrante del Jurado de Confirmación de la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud-Rosario en boca de un pasador.

La otra, en ocasión de un debate sobre el dispositivo de pase.



1- El pasador dice de su sorpresa al escuchar en el testimonio del pasante hablar del padre y de la madre sin dramatismo. Sorpresa que pone a cuenta de la diferencia con el discurso analizante, en el que se trata del drama edípico.

Esto hace pensar que en el trabajo de un análisis es posible prescindir de la realidad psíquica sin que el nudo se desanude.



2- El debate al que aludo fue sobre la relación con el padre y la suposición de que haber llevado un análisis hasta su final debería hacer corte en el amor que se le profesa.

Mi posición en aquel debate fue sostener que el trabajo de un análisis puede permitir amar de otro modo que el religioso al padre. ¿Otro-Nuevo amor?



El material sobre el que he tratado de responder la pregunta que se abrió a partir de éstas cuestiones fue la enseñanza de Lacan y los testimonios recogidos durante mi trabajo como integrante de jurado en los dispositivos de pase de nuestra Escuela y de la Escuela freudiana de Buenos Aires.



Adelanto aquello que con el título de este trabajo constituye mi hipótesis:

Si madre hay una sola, cuando de padre se trata el plural es una necesidad. Plural de las versiones del padre a desplegarse en el curso de una vida…en el curso de un análisis.



El Seminario interrumpido de 1963 Los nombres del padre, el silencio activo posterior sobre la cuestión y su aclaración a partir de 1975 con el Seminario RSI autoriza a sostener que, en la enseñanza lacaniana, tratándose del padre, el plural es una necesidad. Su pluralidad, aludiendo a la falla, es índice de una falta.

Es decir: Si Lacan comienza su enseñanza con la formulación del Nombre del Padre y su lugar estructurante en la metáfora, que llamará paterna, hacia el final de su enseñanza hay una pluralización que va desde considerar los nombres del padre : “RSI, son los nombres del padre, los nombres primeros en tanto nombran algo”, a la diferenciación entre el Padre como Nombre y el Padre como nombrante , hasta la triplicación del nombre en el Nombre de Nombre de Nombre: “el padre como nombre es un sin nombre, por eso le es menester un Nombre de Nombre de Nombre” . Padre es aquel que es nombrado como tal, nombra y responde cuando es nombrado tal.





Si tres es el número que conviene al Nombre, él mismo es cuarto al anudar borromeanamente a los tres de RSI.

Pluralización entonces que de tres a cuatro hace función del Uno en más: Nombre del Padre, padre como nombre, nombre innombrable que hace torbellino que escupe los nombres del padre.



Y aún más: del padre real, del de la realidad, del padre humano es de donde se demuestra el imposible. De la encarnadura de la función surge la transmisión del deseo y la posibilidad de la identificación al deseo, ya aquí del otro, con minúscula .

Porque es preciso que el sujeto se permita el encuentro con ese padre que ha hecho de una mujer la causa de su deseo , para desuponer el sujeto al saber y sólo entonces pasar a “saber hacer- allí” con su síntoma, lo que no es sin un cambio en el orden del amor.





Voy a decir que testimoniar acerca de las distintas versiones del padre y su sucesión a lo largo de un análisis, es un modo de atestiguar de los modos de “saber hacer- allí” con lo que hace agujero en lo simbólico, en lo imaginario y en lo real y con las letras que se inscriben haciendo borde al agujero .



Las figuras que tomaré han sido extraídas de testimonios escuchados en el dispositivo del pase y son las que me permiten hoy acercarme al debate acerca del cuarto nudo, así como a la discusión sobre la identificación histérica, o tercera identificación. Además, creo que también echan luz sobre las formas del amor, por la vía de distintas maneras de amar al padre y de esperar el amor del padre.



Si bien la metáfora paterna permite una normativización en relación al goce y rige la elección que hace el sujeto de su posición sexuada, hay algo que resiste a la metaforización, o también: no todo es metáfora. El Nombre del Padre hace suplencia de la falla en la metaforización, pero no alcanza. Resta siempre algo del goce.



Un sueño de un pasante nos habla de un padre numeral . “Mi padre nos nombraba: uno, dos, tres”. Si lo que se nomina es un agujero, el sueño revela aquello que el nombre propio sutura y a la vez, nos enseña sobre el padre que da inicio a la serie, ocupando el lugar del cero. Conjunto vacío que inicia la serie: uno, dos, tres. Uno no es un número a pesar de que la serie está hecha de unos y así son cuatro que se cuentan tres. La nominación no es la comunicación, es en la nominación que lo simbólico se liga a algo de lo real.

Lacan va a ir desde la identificación, que aparece como fundante en Freud y que tiene un aspecto relacionado con el ideal, para terminar por situar la nominación por la vía del sinthome.



Otro fragmento de un testimonio de pase: De una voz que resonaba tronando sobre el sujeto, es arrancado el objeto. Violencia, como acto del analista que mutila al sujeto en acción de corte. Y después, la voz propia que puede hacer allí, que busca el saber hacer allí por la vía del canto, de la utilización de la voz como objeto separado. Hacerse oír, donde la conminación era “oiga”. Ceder la voz en el hacerse oír, hablar para otros que ya no es un mostrarse. Esa operación lo deja en condiciones de hacer de una mujer su partenaire. Este hombre puede hacer de una mujer su síntoma al prescindir del Nombre del Padre luego de haberse servido de él, en éste caso, bajo el nombre de “Azar” . Hay aquí una segunda vuelta sobre la función paterna al fundar al padre no a partir de la madre sino de la mujer.



Tercer fragmento: El Otro ya no responde: ya no responde a la pregunta por el ser sexuado.

El no_todo no se asegura con una excepción. Al no-todo responde la inexistencia. El encuentro con la nueva versión de la versión al padre sólo indica que el padre encontró un modo de hacer con su deseo.

Aquí inexiste la insignia, y no hay al menos Uno que indique. Ya no se trata de buscar el saber en el padre, que es un tonto…al fin. El lenguaje se muestra en el sueño del pasante en su vertiente musical. La repetición de la melodía es lo único importante. Sin-sentido de la frase que tintinea: “Ton-tin”. Dos tonos que sostienen la diferencia.

Hay un pasaje de lenguas que muestra el uso de la letra para hacer un bon del fin y la diferencia entre un final trágico y uno cómico.



¿Cómo entender un amor que cuente con la castración? Si el amor es un sentimiento cómico es porque hace surgir ese objeto ("la verdad del sujeto” que no está en él,... sino en un objeto de naturaleza velada)... ese objeto es... ¡LO CÓMICO PURO!) La comedia nos trae esa dimensión verdaderamente humana "de ser pobres sujetos del discurso. Cuando el héroe cómico tropieza, se ve en apuros, se dice: el pequeño buen hombre sigue viviendo" .

Poder amar al padre sin hacer de él la causa, es Otro amor.

Otro amor que ama a un padre, a ese que nos tocó y que no tiene como virtud la normalidad. Otro amor que permite ir más allá del padre sin trastornos de memoria ni reverencias religiosas pero a condición de haber recibido la transmisión del modo en que él pudo “arreglárselas” con lo real. Esta transmisión sólo puede estar a cargo de quien encarne la función, y es a ese padre que la encarnó que se puede amar de otro modo que no sea el amor del/al Uno.



Afirmar que el pase no es sin fracaso requiere precisar sus términos. Si el fracaso alude a una suposición previa, incluye el movimiento de la desuposición.

El pase impacta al colectivo siempre en el mismo lugar: dejando vacío el lugar del calce del nudo, lugar de la causa. Descompletamiento que resuena en la Escuela. Pero no hay garantías de lo que se haga con esa resonancia.

Si Lacan habla de identificarse al grupo en la Escuela, precisa que es una identificación ya no al líder ni a los “hermanos”, sino que se trata de una identificación orientada por lo real del grupo. Esto no hace masa ni un grupo de iguales, hace un colectivo que funciona sosteniendo singularidades en una política que admita la diferencia.



El inconsciente está causado por una-equivocación . El ser hablante se encontrará con ella al final de un análisis y ésto podrá permitirle no renegar de la contingencia ni de la equivocación a la que está abierto, al haber podido inventar en el lugar del impasse de estructura.

Aporte a los temas en debate de Emiliano Albornoz.

La deuda y los analistas


En cuanto a la deuda: leemos y trabajamos a partir de los postulados, la teorización y

la práctica de Freud y Lacan, por supuesto que cada uno realiza su trabajo desde la

lectura que hace de los escritos o seminarios de estos autores.

Pero tenerlos como referentes no nos endeuda?. Utilizamos el divan y le pedimos a

los pacientes que asocien libremente...

Por la deuda nos adherimos a la religión del psicoanálisis?

Creo que se torna denso cuando nos convertimos en: Ad-dictus, que significa en latín,

"esclavo por deudas", como escribe Luciano Rodriguez Costa.

¿Ser esclavo de las deudas no es religioso?.

No hay dudas que algo de la deuda se juega en la relación de los analistas con Freud

como creador del psicoanálisis y con Lacan como psicoanalista que cuestionó y

propuso ir mas allá de Freud.

Y para mí se juega en como inscribimos a estos referentes transferencialmente.

El psicoanánlisis se va colando en nuestras vidas, junto con sus autores.

Y depende de nosotros y nuestros análisis poder hacer algo con ello.

Mas allá de la deuda comienza la vida, mas allá del psicoanálisis (como pago de

deuda) comienza la vida.

Tomando una frase de Lacan y tratando de no endeuderme en demasia... . "...del

padre se puede prescindir a condición de servirse de él".



Emiliano Albornoz

viernes, 23 de octubre de 2009

Temas para el debate y discusión.

A partir de lo que nos ha llegado se abren varias líneas para el debate y discusión:

1- La relación con Freud y Lacan: ¿Discípulos? ¿Lectores? ¿Hijos?

2- La autorización del analista: ¿Con otros? ¿Ante algunos otros? ¿En soledad?

3- Relación entre los discursos del Psicoanálisis y la Medicina.

4- La relación entre analistas.

5- Los psicoanalistas y la comunidad.


Invitamos a todos aquellos que quieran aportar con escritos, preguntas, debates a enviar sus textos.

Sigamos construyendo la RED a partir de los escritos y la lectura !

PSICOANALISIS Y MEDICINA


“Los médicos toman la palabra en el Banquete de Lacan”



A continuación una clase dictada en el

Seminario “Transferencia en Lacan. Lectura del Banquete”



Lugar: Asociación Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud Rosario; Ciclo de Introducción al Discurso del Psicoanálisis.



Dictante: Margarita Scotta



Presentan: Daniela Sosa y Gonzalo Torrealday



Textos comentados: La clase V “La armonía médica” del Seminario “La transferencia” (1960-61) de Jacques Lacan. Y, discurso de Erixímaco en el Banquete de Platón (385 a.de C.)



Ejes de discusión:

-Posición del médico respecto a la armonía

-Medicina como técnica y su referencia a la ciencia

-Emergencias del amor en transferencia y deseo

-El orden de los bienes no es el del deseo

-Pedido y demanda en sentido psicoanalítico

-Mensajes de eros







Margarita Scotta: Continuando con la minuciosa lectura del Banquete de Platón a la que nos va conduciendo Lacan, lectura que lo llevará a darnos su posición sobre la intervención en la transferencia psicoanalítica, hoy escucharemos a dos colegas de Erixímaco, el médico invitado a hablar en El Banquete de Platón, ellos nos contarán el planteo del médico de la antiguedad y nos dirán si coinciden con él, o no. Viene bien que la puntuación del discurso del tercer orador del Banquete la traigan los médicos.

Cuéntennos primero en qué momento de la formación en medicina se encuentran ustedes y luego vamos comentando la lectura de Lacan sobre la ponencia de Erixímaco.



Gonzalo Torrealday: Estoy cursando el segundo año de la residencia de psiquiatría en Santa Fé en una clínica privada.



Daniela Sosa: Soy estudiante de medicina de quinto año y creo que voy a elegir psiquiatría, casi seguro pero todavía no tengo la decisión tomada.



Margarita Scotta: ¿Qué opinión les merece la ponencia de Erixímaco sobre el eros?





I. El eros se extiende más allá del cuerpo

con el discurso del médico



Gonzalo Torrealday: Para Erixímaco, el médico debe infundir amor donde no hay.



Margarita Scotta: ¡Qué extracción del discurso del médico!



Daniela Sosa: Sí; Eríximaco también habla de dos eros, un amor vicioso, enfermo; y, otro amor sano. El médico tendría que lograr el equilibrio entre ambos.



Margarita Scotta: Es cierto que Erixímaco mantiene la división entre dos eros que leíamos en el orador anterior, Pausanias. Estemos atentos en los siguientes discursos a ver cómo se va superando esta división.



Gonzalo Torrealday: Me llamó la atención la posición moral de Erixímaco, que aún mantiene la medicina.

Traje para que leamos un fragmento del Manual de Psiquiatría, capítulo de las esquizofrenias, que sostiene exactamente el planteo de Erixímaco.

Este texto de la psiquiatría realiza una descripcción del aparato afectivo del ser humano, el cual se describe esquemáticamente en forma piramidal. En la base se encuentran emociones esenciales de agrado-desagrado, siendo la patología de este sector la enfermedad bipolar. En un estrato superior, están ubicadas (de acuerdo con el texto) afectos de signo positivo como el amor, el aprecio, la confianza, la compasión, el agradecimeinto, el respeto, la admiración; y de signo negativo como el odio, la aversión, el desprecio, la hostilidad, la burla, la indignación, etc.

Por último, en el estrato más elevado, se encuentran los sentimientos, que serían afectos mediatizados alrededor de un valor, que siempre viene de la cultura. Estos valores son la famila, la patria, la religión, la profesión, etc. Están descriptos como los grandes movilizadores de la persona. Este último nivel de la pirámide afectiva es el que estaría afectado en la esquizofrenia, uno de sus síntomas básicos es la falta de motor.

Se puede leer esta posición en el discurso de Erixímaco cuando plantea que el eros es doble y, más adelante, que este Eros doble se encuentra en la naturaleza de los cuerpos.

El accionar del médico se ve teñido de un caracter moralizante al ubicarse en una posición discursiva que catologa como positivos o negativos a los afectos. Considero que es en este sentido que se pronuncia Erixímaco cuando se refiere al desempeño profesional, lo cual le da al texto de Platón increíble vigencia. Esto podemos leerlo en el siguiente párrafo:



“Ahora bien, al igual que hace poco decía Pausanias que era hermoso complacer a los hombres buenos, y vergonzoso a los inmorales, así también es hermoso y necesario favorecer en los cuerpos mismos a los elementos buenos y sanos de cada cuerpo, y éste es el objeto de lo que llamamos medicina, mientras que, por el contrario, es vergonzoso secundar los elementos malos y enfermos, y no hay que ser indulgente en esto, si se pretende ser un verdadero profesional.”



Otra cosa que llama la atención es la caracterización del defecto esquizofrénico cómo “falta de motor” haciendo analogía con lo que dice Erixímaco:



“Y el que logre que se opere un cambio, de suerte que el paciente adquiera en lugar de un amor el otro y, en aquellos en los que no hay amor, pero es preciso que lo haya, sepa infundirlo y eliminar el otro cuando está dentro, será también un buen profesional. Debe, pues, ser capaz de hacer amigos entre sí a los elementos más enemigos existentes en el cuerpo y de que se amen unos a otros.”



Otro elemento destacable es que Erixímaco propone como acción tendiente a la curación, al “estado de salud”, la conciliación ejercida por el médico entre las tendencias opuestas del cuerpo. Lo notable es que no se plantea una técnica que haga posible tal armonía. Tampoco se entiende cómo infundir amor allí donde no hay.



El arte del médico se plantea así como accionar tendiente a vigilar la expresión de este Eros doble, para que se obtenga “razonable mezcla” de tendencias opuestas. Esto permitiría alcanzar el “estado de salud”, al cual queda contrapuesto “el estado enfermo”, planteando así una visión dualista.



A lo largo de la exposición de Erixímaco se puede ver que esta solución para las “Eroticas del cuerpo” se extiende a todo lo existente, “a los objetos y a todas las cosas vivas”, tanto a las cuestiones humanas como divinas.

Este accionar conciliatorio es también materia, siguiendo al médico del Banquete, de la gimnasia, la agricultura, la astronomía y la música. Se extiende a todas las prácticas humanas, llegando hasta la adivinación que tiene por objeto establecer esta armonía entre los dioses y los hombres:



“Más aún: también todos los sacrificios y actos que regula la adivinación, esto es, la comunicación entre sí de los dioses y los hombres, no tiene ninguna otra finalidad que la vigilancia y curación de Eros.”





Margarita Scotta: Hay una ambiguedad en esa cita final que trajiste: ¿Hay que curar a eros de algo, o eros es el que cura? Cuando leí el discurso de Erixímaco me quedó esa vacilación, si eros cura, si el médico es el que cura, si hay que curarse de eros.

Gonzalo, entonces vos notás que el planteo del médico de hace 2500 años está vigente hoy.



Gonzalo Torrealday: Sí; es sorprendente, pero es la misma lógica que les leía en el Manual de Psiquiatría. Sobre todo, me llamaba la atención lo fuertemente moral de la posición.



Daniela Sosa: A mi entender, suma a la confusión, cuando Erixímaco plantea que la medicina está “gobernada” por Eros. El la define como el conocimiento de las operaciones amorosas que hay en el cuerpo en cuanto a repleción y vacuidad. Y el médico más experto será aquel que distinga en estas operaciones el amor bello y el amor vergonzoso. Según Lacan, con los términos “repleción” y “vacuidad”, evoca lo lleno y lo vacío respectivamente. La transformación de lo lleno en lo vacio, haciendo referencia a la comunicación del contenido, del saber.





Margarita Scotta: Ambos, tanto Gonzalo como Daniela, subrayan la concepción dualista en juego ¿no? Veremos en qué contradicciones va metiendo a Erixímaco a medida que habla. Y habría que ir encontrando las diferencias entre vacío, falta, pérdida en los discursos mismos del Banquete…



Participante: A mí, me hizo pensar en Deleuze, cuando plantea que no hay discursos sino discurso y define el dispositivo de discurso como un ovillo de lana, líneas entrecruzadas. En el interior del discurso todas estas líneas que constituyen la madeja son distintas líneas de enunciación; por ejemplo, en el discurso médico pueden co-existir toda una serie de líneas, una línea más moralizante –como la de este texto que trajiste- pero Foucault habla del corrimiento desde la anátomo-política a la biopolítica, hay un desplazamiento de la moral hacia la norma, lo que no quiere decir que la moral no siga existiendo, que lo normal no termine siendo lo bueno y lo anormal lo malo; sin embargo, hay un desplazamiento.

El médico no diagnostica en función de que algo esté bien o esté mal, diagnostica en función de que es normal o anormal, es normal que tenga tanta glucosa en sangre. No se borra la línea de enunciación de la moralidad pero toma relevancia otra línea de enunciación, justamente la de la biopolítica, la sociedad organizada a partir de la estadística. Y la estadística supone la existencia de la norma.



Margarita Scotta: Y, por lo tanto, el borrado de la particularidad.

Recordé el planteo de Lacan en la conferencia que es invitado a dictar en el Colegio de Médicos de París –está publicada como “Psicoanálisis y medicina”- donde dice que el discurso médico nos atraviesa a todos, no sólo a los médicos –el planteo de Foucault, la medicalización de la sociedad, cuando se pregunta ¿por qué para casarse por registro civil alguien se tiene que sacar sangre? Esto no se cuestiona, para Foucault es un índice de que la sociedad funciona bajo la penetración del discurso médico- y Lacan les dice a los médicos que para evitar quedar instrumentados por el discurso como simples prescriptores de estudios y medicamentos, tienen que ser freudianos. Pero con esto no quiere decir que se hagan psicoanalistas –les está hablando a médicos de distintas especialidades- sino que respeten al máximo la particularidad del enfermo; esto implica para él “ser freudiano”. Y es interesante porque no lo dice para que sean buenos con el paciente –el bien- sino ¡para que se salven ellos de quedar como engranaje reproductor de un discurso! La dimensión del discurso que vos traías con Deleuze y Foucault que aniquila al sujeto.



Participante: La línea moral fue acentuada por el cristianismo, pero es una línea que existía y también incide siempre, forma parte del mismo discurso. En determinadas circunstancias, según los movimientos y momentos, prevalecerá una línea de enunciación del discurso u otra.



Margarita Scotta: Es cierto; una perspectiva del sujeto efecto del discurso.

Ahora, volviendo a nuestro texto, Gonzalo leía que Erixímaco habla de eros sano e insano, no de eros normal o anormal. La referencia a la norma, lo normativizante no está en discusión entre los griegos en este Banquete, sí los problemas de la salud como bien, como lo bueno, si el eros tiende al bien –con Lacan va más allá-, es el espacio de la Antiguedad, es uno de los puntos debatido sobre el eros en este Banquete. Es interesante tu comentario porque la norma es posterior en la civilización, con el incremento de la población, las grandes ciudades y el desarrollo tecno-científico.



II. La relación medicina / ciencia se complica con la falta de definición de salud



Margarita Scotta: Veamos ahora qué le hace decir a Lacan el discurso de Erixímaco, y después seguimos comentando.

En la clase V del Seminario La transferencia, “La armonía médica”, donde Lacan lee el discurso de Erixímaco, dice que la medicina siempre se creyó científica y es en ese punto donde ha mostrado sus debilidades. Entonces, se pregunta por qué lados se vinculan medicina y ciencia. Y nos invita a que nos preguntemos por qué la medicina quedó inmediatamente enrolada en la ciencia como siendo su representante. Y agrega algo más: que consideremos algo no elucidado en esta disciplina: el concepto de salud. Hasta qué punto la idea de salud es problemática se muestra –dice- en los medios que empleamos para recuperar la salud. Si observamos algunos medios para alcanzar la “salud” realmente notamos que la idea de salud no está muy claramente definida.

Y Lacan señala que no tener clara la definición de salud es lo que interpela a la medicina como representante indiscutible de la ciencia. Lacan piensa que es por una necesidad interna de su posición que la medicina siempre se referirá a la ciencia, mientras que la posición del médico se introduce refiriéndose a la noción de armonía.

Hay dos niveles heterogéneos ahí señalados por Lacan: Uno, es la posición del médico, que tomará respecto a la noción de armonía; y, el otro, la referencia instalada e indiscutible de la medicina a la ciencia.

Me parece que tu comentario sobre el dispositivo del discurso desde las lecturas de Deleuze y Foucault nos llevan por esta segunda línea. Mientras que la posición del médico, la podemos ir situando en lo que señalaban Gonzalo y Daniela en la ponencia de Erixímaco: lograr el acuerdo o armonía de eros contrarios en el cuerpo, donde el médico de la antiguedad estaba más cerca de la técnica, la tekné griega, el técnico que tiene un saber operar, un saber hacer algo con un conflicto de opuestos que se le presenta como enfermedad. Pareciera que es este lugar de la medicina como técnica, el que se va poniendo en cuestión con el avance de la ciencia moderna en nuestra cultura.



Gonzalo Torrealday: Pero, es que la medicina es una técnica y el médico es un técnico en su práctica.

La función del médico apunta, de acuerdo con el discurso de Erixímaco, a armonizar lo inconciliable, tal vez la referencia a la ciencia funciona cómo apelación al Otro, lo cual actúa cómo garantía de verdad, como garantía de un discurso único. Las tendencias opuestas se resisten en su esencia a la armonización, esta sólo puede lograrse por intermedio de la fuerza de la autoridad, en este caso la ciencia, con el costo del aplastamiento subjetivo.





Margarita Scotta: ¿Notaron que Lacan piensa que la posición del médico no puede tomarse en relación a la medicina sino a la pérdida de armonía? Y esto es absolutamente actual. Lo que vos señalabas al comienzo y te llamaba tanto la atención, que la posición del médico en la actualidad sería la misma que la del médico de la antiguedad, justamente por esta referencia, el médico siempre debería devolver una homeostasis perdida a recuperar. La palabra clave del discurso de Erixímaco es “armonía”. El médico siempre tendría que lograr ese restablecimiento.

Lo que ustedes señalaban es que no está tan claro en el discurso del Banquete cómo lo haría, algo que Lacan señala que sigue siendo la paradoja en la que queda el médico hoy.



Daniela Sosa: Sí; creo que Lacan plantea que los médicos siempre hablan de eso, pero no saben bien lo que dicen, queda abierto.



Margarita Scotta: Claro; al menos yo leo que Lacan piensa que como no definen el concepto de salud, no pueden aclarar su posición, que de todos modos está funcionando en una meta de retorno a la armonía, tal como lo plantea el médico de la antiguedad, hace 2500 años. Y ahí entran en contradicciones con la pretensión científica, entrarían en deslizamientos –son los que vos comentabas llevados por la estructura misma del discurso, más allá de sus intenciones como personas y de las posiciones que toman sin saberlo.

En principio, situemos la posición de Lacan. Después podemos discutirla, estar de acuerdo, o no; pero leamos qué dice. No sé si acuerdan con él.



Daniela Sosa: Lacan dice que permanece bastante falto de crítica el punto en que falta la definición de salud.



Margarita Scotta: Así lo leo yo también, sí. Y Lacan pone el énfasis en diferenciar el nivel de “lo que se dice”, lo que alguien dice, porque eso le permite interpretar la posición que toma en el decir. Pero “lo que se dice” no es la “posición”. Vieron que Lacan lee las ponencias del Banquete también desde la posición de cada uno de los oradores. Y se toma la molestia de señalar las dos dimensiones, por ejemplo, para Fedro sugiere “lean el carácter extraño de lo que dice”.

Lacan sitúa el planteo de Erixímaco como existiendo aún en nuestra época –esta sorprendente permanencia que Gonzalo nos invitaba a que notemos- en lo que él llama, para nuestra época, una posición antigua del pensamiento: La idea de que habría una continuidad entre los fenómenos del cuerpo y los fenómenos de la naturaleza. El eros de los desórdenes en el cuerpo se traslada, si no es correctamente tratado, hacia los desórdenes en los cultivos, trae pestes, granizo, se pierden las cosechas ¿vieron esa relación sin corte entre diversos órdenes que hay en El Banquete? Entonces, ahí se relacionarían, me parece, estrechamente las distintas técnicas para lograr el equilibrio: la agricultura, la gimmasia, la música, el arte médico. Lacan dice que aún no existían las conquistas en el saber de la biología moderna que descubrió la estructura interna de un tejido vivo y que los humores de los órganos del cuerpo no son los mismos, no están en continuidad, con las humedades del ambiente que permiten que las plantas crezcan. Pero, es cierto que hoy circula la idea del hombre en armonía con el cosmos, esa idea de que si nuestra energía está en equilibrio es porque sintonizó el equilibrio del universo.

El eros en el discurso de Erixímaco funciona más próximo a la libido que al amor ¿no?

Una pregunta que podemos abrir: ¿Cómo se lograría un acuerdo entre contrarios?

Erixímaco hasta se atreve a refutar a Heráclito. Lacan dice que en el pensamiento de Platón habría una cierta aversión a la confluencia entre contrarios, a la aceptación de que la tensión máxima entre opuestos alcanzaría el equilibrio.



Daniela Sosa: Erixímaco habla de discordancia.



Gonzalo Torrealday: Sí; dice: “discordancia creadora”.



Daniela Sosa: Pero Erixímaco no puede ver que desde lo discordante se pueda crear. Corrige a Heraclito, quien dice: “Lo uno, siendo discordante en sí, concuerda consigo mismo”. Para Eriximaco es un absurdo pensar que la armonía resulte de lo que todavía es discordante. Según él, previamente debe haber acuerdo, y éste es puesto en los elementos a través de, por ejemplo, la medicina; y, de esa manera se llegaría a la armonía.

En manos del médico, y no se lee muy claro (no sé) mediante qué técnica, pero deja manos del médico el vigilar y aplicar uno u otro Eros: el Eros hermoso, Celeste, de la Musa Urania para conservar o llegar al orden; y, el Vulgar, de la Musa Polimnia, que debe aplicarse con cautela, para cosechar su placer y que no provoque ningún exceso.



Margarita Scotta: Le leíste una contradicción al discurso de Erixímaco porque él habla de la medicina como gran arte y vos decías que él está a su vez planteando que desde lo discordante no se puede crear.

Y Lacan señala que ahí hay algo que hace aguas en el planteo de Erixímaco: La máxima tensión entre opuestos estaría en juego en aquello que logra el equilibrio. Y Lacan dice algo más: en aquello que da inicio al movimiento. ¿Recuerdan que venía hablando de qué pone en movimiento al eromenós hacia la búsqueda de un objeto en el otro? Veníamos dándole vueltas con aquel poema cursi que se le ocurrió a Lacan, ¿cómo es que algo se pone en movimiento en relación al deseo? ¿Cómo es que algo responde? Aparece en Erixímaco la imagen del arco y la flecha, máxima tensión que llevaría a la acción lograda, dar en el blanco. La pulsión, movida por la energía libidinal, y su objeto.



Daniela Sosa: Erixímaco, ni siquiera le da importancia a Heráclito como algo a refutar, lo corrige directamente, dice que se expresó mal, o no sabe qué es lo que quiso decir.



Margarita Scotta: Es cierto; no hace un ejercicio dialéctico de refutación, tenés razón. Vieron que los médicos siguen teniendo siempre cierta arrogancia, son bastante agrandados. ¡Erixímaco se atreve a corregir a Heráclito! El gran poeta filósofo de los griegos.



Gonzalo Torrealday: Esa tensión creadora, que podría pensarse cómo los “deseos opuestos” de los que hablaba Freud, ese deseo inconciente, que hace su aparición inoportuna para poner en cuestión la integridad del yo, y el yo que se afana en defenderse.

Me parece que esa tensión sería creadora del síntoma que es metáfora del deseo indecible. Si “conciliamos”, si armonizamos esa tensión gracias a la fuerza de la autoridad tapamos el deseo. Me parece que esa idea de normalización tiende a anular brutalmente al sujeto.



III. De la salud como bien al eros como deseo



Gonzalo Torrealday: Es leyendo el discurso del médico del Banquete que Lacan habla de la no contradicción absoluta del fenómeno con su principio conflictual. Que el fenómeno no se contradice con la contradicción básica que lo genera. Los opuestos que generan al fenómeno no generan un fenómeno contradictorio en sí. El fenómeno no es contradictorio; lo que lo determina, sí. Por eso no tiene sentido eliminr la contradicción (que de todas maneras es un imposible) porque se elimina el fenómeno que produce, eso detiene el movimiento.





IV. ¿Y qué hacemos con lo desemejante -lo que no se nos parece?



Margarita Scotta: “Armonía” es una expresión tomada de la música, a través de la cual Erixímaco promueve la medicina a la más grande de todas las artes. La armonía implica una concordancia de tonos, un retorno al equilibrio para este médico. Lo interesante es cómo vincula la música con eros (es cierto que para ciertos momentos uno pone un tema musical; y hay ciertas canciones, que nos perturba volver a escuchar ¿no? Si uno escucha una canción, puede aflorar un sentir que de otros modos no emergería).

Lacan piensa que lo primero que nos plantea el discurso de Erixímaco es si tenemos que exigir lo semejante y ¿qué hacemos con lo desemejante? Porque, como dice Erixímaco: Lo desemejante desea y ama cosas desemejantes. Pero, entonces, ¿cómo logramos la armonía? Eso que está –según Erixímaco- en el fondo de la función del amor entre los seres. Pero, cuando el médico trata de definir la armonía se encuentra con la paradoja que también está en Heráclito: El principio de la composición de toda unidad es la oposición de los contrarios. La unidad se compone oponiéndose a sí misma, como sucede en la armonía del arco y la lira. En Heráclito hay una idea de fecundidad de los contrarios porque desde la tensión entre el arco y la cuerda surgirá la vibración que originará el movimiento de la flecha. En cambio, la idea de armonía del médico ha quedado más ligada a las medidas, la proporción, la dieta, las dosis, no a la tensión generadora de movimiento.

En este sentido, coincido con Gonzalo, que la posición fuertemente moralizante no genera nada nuevo a nivel libidinal –que es el que nos interesa a los psicoanalistas; en todo caso, preserva un statu quo.

Entonces, Erixímaco entra en callejones sin salida pues forzosamente vincula la concordancia a la concordancia y cae en una Aporía –ya veremos cómo introduce Diotima a la Aporía- con el juego de contrarios; es que el médico hace un manejo físico del amor; pero, de todos modos, fíjense cómo Erixímaco define la medicina: La ciencia de las eróticas del cuerpo, ustedes lo señalaron. A continuación, Lacan le disputa terreno al médico y agrega que es la mejor definición del psicoanálisis; pero, ¡se le ocurrió al médico de la Antigüedad! -No todo es desechable en el discurso de Erixímaco, hay que saber leer como hacía Lacan.



V. El análisis invierte la búsqueda del bien, si irrumpe el amor de transferencia



Silvia Chianalino: Me pareció interesante una diferencia que señala Lacan en esta misma clase sobre “La armonía médica”, para pensar la diferencia entre un médico y un psicoanalista cuando llega un paciente que consulta. El paciente llega con algo que tiene pero no sabe qué tiene. Del lado del analista se encuentra con un vacío y se genera el viraje desde la búsqueda de un bien hacia el deseo como vacío. Eso no pasa con un médico, que trata de llenar ese vacío, no de generar un vacio.



Margarita Scotta: El médico tiene un bien para dar, porque la salud está en el orden de los bienes. Con Lacan, vamos viendo -desde su lectura del Banquete- cómo eros va más allá del orden de los bienes y, por eso, nos genera todas estas contradicciones que estamos relevando.



Silvia Chianalino: En Lacan, se da el viraje al deseo, pero no ligado a un objeto sino al vacío como falta.



Margarita Scotta: Bueno; vamos a ir leyendo cómo. Pero la respuesta del médico es la eficacia de la práctica médica, yo quiero que el médico me cure cuando me enfermo, no estamos haciendo un culto al despojamiento de los bienes, estamos situando distintas posiciones. Pero, es cierto; el psicoanalista no va a responder desde el orden de los bienes.



Silvia Chianalino: Claro; en el caso del analista acontece otra cosa. Instalada la transferencia y con el recurso de la palabra conducirá al analizado a que descubra él mismo su verdad, el saber que está en él. Su objetivo no será la estabilidad o armonía sino confrontarlo con otra cosa. Se producirá un viraje entre lo que pide y lo que encuentra. Como no se lo conduce a la búsqueda de un bien al confrontarlo con la propia falta como motor del deseo se abre la dimensión de un vacío.



Margarita Scotta: ¿Y el amor?



Silvia Chianalino: Y el amor es una metáfora; el amor aparece, no como la armonía que surge de la conciliación o acuerdo de opuestos sino como un desencuentro. Entre el erastés, sujeto de la falta (que no sabe lo que le falta) y el eromenós u objeto (que tiene pero que no sabe qué tiene) no hay coincidencia. Lacan lo dice en la primer clase del Seminario. Lo que le falta a uno no es lo que está escondido en el otro.



Margarita Scotta: Sí; iremos viendo cómo esa metáfora del amor se va enrareciendo cuando irrumpe la transferencia porque venía abriéndose esta dimensión del deseo, como falta de objeto que vos mencionás, el objeto que será imposible de metaforizar. Lo iremos siguiendo. Pero esto ya se viene preparando en todas estas vueltas dialécticas de los discursos que estamos siguiendo, sí, Silvia, vos ya nos vas incluyendo esa dimensión del eros-deseo-transferencia.



Silvia Chianalino: También pensaba que tanto en la relación con el médico como con el psicoanalista, en los dos casos, hay un supuesto saber que se otorga, pero es diferente el accionar médico del accionar del psicoanalista.



Daniela Sosa: Me quedo pensando cómo se produce eso en la práctica, porque un paciente va al médico, hay una demanda. Va al psicólogo y también hay una demanda ¿cómo opera lo del vacío? Creo entender lo que Lacan está diciendo; pero el paciente demanda algo a lo que hay que responder. Supongo que es distinto el vacío.



Silvia Chianalino: En la consulta médica, el enfermo puede en mayor o menor grado localizar su malestar a partir de los síntomas que lo aquejan. En cambio, ante una demanda de análisis, el paciente sabe que algo le pasa pero generalmente no puede ponerle nombre a su padecimiento, es más difuso, ilocalizable, aparece como “me siento mal”, “no puedo más”, “no sé qué me pasa”, “siento que sólo no puedo”.



Margarita Scotta: Sí; y es distinto cómo un médico, un psicólogo y un psicoanalista responden al pedido. Primero, diferenciemos pedido de demanda en sentido psicoanalítico.

Usamos el término “demanda” en un sentido general de “pedido” porque empleamos las palabras corrientes de la lengua; pero, en Lacan, demanda no es pedido. La demanda no es explícita. La demanda no es el pedido expresado o formulado. Alguien pide explícitamente que se le reintegre un bien que ha perdido, la salud, se siente mal, no puede rendir materias, no puede trabajar, se angustia, tiene taquicardia, pero eso no es el nivel de la demanda.



Participante: ¿Qué pide un médico cuando llama en interconsulta a un psicólogo?



Gonzalo Torrealday: A lo mejor pide la salud para su paciente. Me parece oportuno lo que dice Lacan que el médico no puede definir lo que entiende por salud. ¿Cómo le va a dar a un paciente lo que no sabe qué es? Por supuesto, le da conocimientos técnicos, en algunos casos pueden servir, pero ¿le da la salud? Tal vez lo deriva en los casos en que siente que no le pudo dar lo que el paciente le pedía. Pasa en la psiquiatría, cuando el paciente sigue “mal” a pesar del tratamiento correcto, creo que el médico deriva a otros profesionales para ver si estos le pueden dar a su paciente lo que le falta.



Daniela Sosa: La demanda es demanda de amor.



Margarita Scotta: Bueno, vamos despacio. Vamos siguiendo “lo que se dice” en cada texto, al modo en que escuchamos a un paciente, Lacan nos sugiere que leamos los discursos del Banquete como actas de sesiones de análisis; entonces, no nos adelantemos con lo que ya sabemos, nos podríamos perder algo nuevo.

Hasta ahora, Lacan de demanda de amor no nos habló, recién estamos tratando con él de entender las distintas versiones del eros que aparecen en los diferentes discursos y cómo él va filtrando ideas de transferencia que le surgen por su ligazón al eros-amor. El amor en su nivel de demanda recién lo vamos a leer con la irrupción de Alcibíades, pero donde incluso el amor no quedará reducido a la demanda y, eso, es parte de la lectura novedosa de Lacan con la transferencia. Pero, por supuesto, sabemos el final del Banquete. Que eso no nos salga al cruce, impidiéndonos leer algo nuevo.

Viene bien tu pregunta.

Lacan, ya saliendo del Banquete, en la clase siguiente a su final –ya que quieren adelantarse- dirá que la demanda ni siquiera podemos decir que es implícita, algo así como “hay otra cosa en lo que pide”, “pide esto, pero ¿qué será lo que pide en lo que pide?”. La demanda tampoco es un inconciente implícito. La demanda –dice Lacan- es algo mucho más ambiguo y más complejo-, la demanda es algo a interpretar.

Para Lacan, para Freud mismo, la demanda se interpreta. Es una creación de la interpretación analítica. Por eso está tan jugado el analista ahí. Si con Lacan planteamos que la demanda no es lo que alguien pide, tampoco lo implícito sino que es algo a interpretar, es algo no sabido por el sujeto mismo; por lo tanto, el sujeto va a resistir. Ya viene resistiendo, al saber de eso que pide, a su propia demanda que es inconciente; y, por lo tanto, va a resistir a la interpretación. O sea, que la línea de la demanda es toda la línea de la resistencia.

Es lo que estamos trabajando en el Seminario “La dirección de la cura”, la interpretación de la resistencia en transferencia, Gonzalo está participando y va a presentar un escrito el miércoles 21 de Octubre a las 20.30 hs para continuar la discusión. Los invitamos; ahora, no nos podemos extender sobre el tema.

La línea de la demanda en psicoanálisis es la resistencia y la interpretación de la resistencia. El deseo es otro nivel. El deseo, para Lacan, es un vacío abierto en las vueltas de la demanda, como decía Silvia. El deseo, hasta ahora, es el orden de la falta que se va a abrir por el discurso, que lo abre la dimensión de la palabra, cuando se le pide algo a otro, que para Lacan se desdobla en Otro con mayúscula como un lugar desde donde hablo y hacia el cual me dirijo sin saber, el inconciente, un lugar donde la palabra será escrita como significante, con suerte, o no.



Gonzalo Torrealday: ¿No podría estar ahí la tensión de opuestos?, entre el deseo y la demanda, o mejor entre la demanda y el objeto, discordantes entre sí por naturaleza; esa discordancia es lo que el psicoanalista toma para devolver la falta y así poner en movimiento al deseo. El discurso médico hace un intento vano por suturar esa diferencia radical; entonces, la demanda inconciente se mantiene intacta, negada de ese modo por el desempeño profesional, que por más tecnica que se aplique sobre el cuerpo siempre es discursivo.



VI. Un trastoque en el tiempo invierte el recorrido de los bienes hacia el deseo inconciente



Margarita Scotta: Busquemos cómo lo dice Lacan en la clase dedicada al comentario de Erixímaco; páginas 80 y 81 de su Seminario La transferencia.

Es lo que traía Silvia recién, Lacan abre con una pregunta: ¿Cómo es que la situación de consultar al psicoanalista, a quien se va a buscar la ciencia de lo más íntimo que uno tiene, engendra algo parecido al amor?

Seguramente influido por su lectura de Erixímaco, Lacan aquí toma lo semejante, ahora le gustó esto de “algo parecido al amor” ¿Recuerdan que en la clase anterior había dicho que no los comparáramos al amor y a la transferencia? Ahora nos va a decir: Así es como en una primera aproximación se puede definir la transferencia.

Algo se le definió de la transferencia; si bien para definirla incluyendo al analista necesitaremos llegar al episodio final Alcibíades Sócrates, Lacan lee así, va tirando, dejando caer, al pasar precipitan definiciones de transferencia que nos van iluminando un poco la noción, pero aún no se aclara.

Vamos más lejos con Lacan -desde tu aporte a la discusión-; él dice: El sujeto parte de lo que no conoce y se encuentra con lo que le falta, su deseo. En este tramo de discurso nos lleva desde el desconocimiento a la falta. Diferencias: falta, vacío, desconocimiento. Habría que ir precisando.

Y entonces Lacan afirma; lo voy leyendo: El deseo no es un bien –la salud sí lo es- no es algo que se tenga; es en el tiempo, definido en el doble sentido cronológico y topológico de la eclosión del amor de transferencia, donde se debe leer la inversión que convierte la búsqueda de un bien en la realización del deseo. Pero, aclara: Se trata de la emergencia de la realidad del deseo en cuanto tal.

Vieron cómo el amor de transferencia aparece como una emergencia del eros que produce también un exhabrupto. Este desarreglo invierte el tiempo. Se produjo una inversión. Invierte las metas de la búsqueda y da realización al deseo. No podríamos pensar esto como un proceso armónico. Las vibraciones expandidas por el trastoque temporal –Freud ya lo señalaba en su texto sobre el amor de transferencia- no podrían sentirse como equilibrio y el movimiento que se dispara no suele ser una máxima tensión tan lograda y estética como la imagen del arco y la flecha. Será necesario el pasaje por el amor de transferencia, eso que alguien tiene y no conoce; o sea, pasaje por el desconocimiento y emergencia de una nueva realidad. ¿Y cómo va quedando afectado el cuerpo?



Participante: No me queda claro las diferencias entre deseo y falta.





Margarita Scotta: Pensemos que en Lacan, deseo, falta y objeto es lo mismo, van al mismo lugar. El objeto falta, el deseo es falta... ¿de qué? De objeto. Habrá que ir situando cómo cada vez esto se designa en el discurso. Sabemos con Lacan que la falta tiene distintos modos de inscribirse, lo que generará distintos fenómenos.

Son los dos niveles heterogéneos que planteaba Gonzalo para la contradicción: uno, el nivel del registro de la falta y, otro, el nivel del fenómeno efecto de ese modo de inscripción. Y otro nivel es el de la dialéctica del discurso que va poniendo en marcha la incidencia de la falta, a medida que va generando este fenómeno que llamamos amor, ahora transferencia, que vamos viendo cómo se van presentando en sus momentos de semejanzas y de desemejanzas.

Por eso, Lacan nos dijo: si la transferencia es algo tan parecido al amor, vamos a leer el texto más antiguo que tenemos sobre el tema, así esclareceremos la transferencia analítica. Vieron que Lacan no entra directamente por la transferencia. Sigámoslo en sus desvíos –tal como en un proceso de análisis.

Justo, yo había traído para que leamos cómo lo dice Freud en un pasaje de su texto Puntualizaciones sobre el amor de transferencia, esto que leímos recién en Lacan. Notemos cómo Freud también señala que ha sido tocada la variable tiempo para que del orden de los bienes pasemos al del deseo. Me interesa subrayar ese punto –estoy en la página 166 en la traducción de Echeverry:

Freud viene hablando de que la enferma aceptaba el tratamiento, le pidió una consulta evidentemente, venía regularmente, hablaba de su sufrimiento en un vínculo tierno y confiado con el analista; de pronto, irrumpe el eros-amor en transferencia y es ganado por la resistencia analítica. Aparece, en este caso, un fuerte pedido de correspondencia sexual amorosa, si bien la emergencia transferencial puede tener muy diversos tintes amorosos y sentimentales.

Gonzalo nos traía que para la psiquiatría los sentimientos están ligados a los valores de la cultura. Para Freud, lo sentimientos son neutros, la potencia libidinal está en las pulsiones inconcientes –esto lo dice claramente en Psicología de las masas- y desde allí se producen los lazos a la cultura. Pero ahora leamos a Freud cuando el “bien” que buscaba la paciente se transformó en otra dimensión, la específicamente psicoanalítica:

La enferma ya no intelige nada, parece absorta en su enamoramiento –el que ha empezado a sentir de pronto- y semejante mudanza sobreviene con toda regularidad en un punto temporal en que fue preciso alentarla a admitir o recordar un fragmento muy penoso y fuertemente reprimido de su biografía. Vale decir, el enamoramiento existía desde antes -¿Antes? ¿Desde cuándo?- pero ahora la resistencia empieza a servirse de él para inhibir la prosecusión de la cura.

Freud dice que el analista está implicado en el cambio que produjo eros porque señaló un recuerdo. Y así encontramos que la rememoración freudiana es la generadora de vuelcos en el amor. La emergencia del pasado hace que alguien se enamore de una manera presente, esto perturba la relación con el médico porque se ha presentado la dimensión del deseo como tal. Con Freud, vamos de la armonía hacia la desarmonía, justamente porque incluye la transferencia.



Daniela Sosa: Erixímaco habla de eros intermediario entre los dioses y los hombres, entre sus mensajes; y, lo ubica en la adivinación. Ahí aparece la “curación de eros”. Se me ocurre ubicarlo como lo intermediario entre el pasado y el presente.



Margarita Scotta: Buenísimo lo que se te ocurrió; con Freud y con Lacan diremos que esos mensajes son el sujeto mismo, vienen del inconciente, pero no lo sabe. La paciente de Freud encarnó un mensaje inconciente como volviéndole desde el otro al cual le hablaba. Y ya no quiere saber nada de su interpretación.

Pero es cierto que el discurso del médico en El Banquete es el que abre ese territorio “entre” lo divino y lo humano como portando los mensajes –no me había dado cuenta. Erixímaco menciona la mántica, en su conclusión, como la ciencia de la adivinación de esos mensajes y la buena comunicación con los dioses se da por –y ahí dice- “vigilancia y cura de eros”, tenés razón. Eros vigila y cura la comunicación adivinatoria entre un espacio divino y otro humano. Entonces, acá ya salió de la línea moral su discurso. Le está dando un pie al próximo orador, Aristófanes, que nos meterá de lleno en otra dimensión. Pero, en el final del discurso de Erixímaco entramos en otro orden, sí. Por la mántica se podría llegar a conocer algo de los deseos amorosos de los hombres y Erixímaco termina su ponencia diciendo que los hombres podrían llegar en sus relaciones a la justicia y a la piedad a través de eros.



Participante: No entendí bien por qué menciona la piedad.



Margarita Scotta: Piedad era para los griegos la buena relación con los dioses; el cristianismo retoma la piedad como otra versión del amor –en nuestra época bastante en falta, ¿no?, tiene que ver con identificarse con el sufrimiento del otro.



Gonzalo Torrealday: Pero Lacan dice que los mensajes vienen de lo real, no de los dioses.



Margarita Scotta: Y son traducidos por el inconciente. ¿Qué les parece? ¿A través de la interpretación que posibilita el amor?

Dejamos las preguntas y los párrafos que hoy leímos resonando.

La próxima vamos a seguir cómo Freud se transforma de médico en psicoanalista con dos de sus pacientes, Lucy y Elizabeth, seguiremos su transmutación por el hecho de que empieza a escuchar distinto. Veamos cómo se encuentra con eros, qué hace y qué se va produciendo en ese encuentro. Quizás, un cambio que algunos de ustedes puedan empezar a transitar. Veremos qué le pasó a Freud en ese territorio intermedio que nos abrió el discurso de Erixímaco. Y después escucharemos a Aristófanes.

jueves, 22 de octubre de 2009

INSCRIPTOS EN LA RED


1-Karina Latorre (Rosario)




2-Alejandro Manfred (Rosario)



3-Margarita Scotta (Rosario)



4-Ivan Triten (Rafaela)




5-Ana Rosillo (Rafaela)



6-Lorena Culasso (Rafaela)



7-Laura Maggi (Posadas)




8-Diana Estrin (Buenos Aires)




9-Viviana Guigui (Buenos Aires)




10-Carina Scaramozzino (Campana)



11-Jorge Yakoncik (Marcos Juarez)



12- Cecilia Sabattini (Rosario)





13- Emiliano Albornoz (Rosario)



14- Mariano Bello (Rosario)


15- Marcos Esnal (Rosario)



16- Carlos Quiroga (Buenos Aires)



17- Marité Colovini (Rosario)



18- Juan Alberto Manino (Rosario)




19- Gonzalo Torrealday (Santa Fe)




20- Claudio Cabral (Rosario)





21- Soledad Secci (Rosario)




22-Luciano Rodriguez Costa (Rosario)




23- Gloria Annoni (Rosario)




24- Luciana de la Torre (Rosario)



25- Lucrecia Zamboni (Rosario)




26-Alfonsina Margherit




27-Nadia Cavaglia


28-Noemí Liliana Quéhé (Buenos Aires)


29-Beatriz Gabriela Suarez (Rosario)

30- Franco Ingrassia (Rosario)

31-Patricia Fochi (Rosario)


32-Roy Jacob (Rosario)

33-Eduardo Adaro. (Mar del Plata)

34- Francisco Ramirez (Paraná)

35- María Laura Giraudo (Rafaela)

36- Nora Lanese (Rosario)

37- María Paula Illia. (Rosario)

38- Martín Coronel (Rosario)

Respueta a la invitación de Roy Jacob

Hola.




Mi nombre es Roy Jacob y me gustaría formar parte de la Red de psicoanalistas.



Llego a ustedes por medio de Claudio Cabral. Cumplo con los requisitos y además me encuentro dispuesto al diálogo, al aprendizaje, a la transmisión y a la creación y escritura.



Un abrazo



RJ



www.perecepciones.blogspot.com

Blog de literatura por:

Roy Jacob

miércoles, 21 de octubre de 2009

Psicoanálisis y Medicina. Una propuesta de Beto Manino



Para comenzar a pensar y debatir sobre nuestra propuesta de comunicarnos con la comunidad, encuentro que el tema de la posición de los analistas en su relación con la medicina es un punto crucial. Quizás podamos tansformarlo en nudo. Les presento un fragmento de la traducción del Libro de Roland Gori y MArie-jose Del Volgo que estoy leyendo.  Beto Manino




La Salud Totalitaria

Ensayo sobre la medicalización de la existencia

Roland Gori Marie-José Del Volgo

Cap. 3

El cuerpo expropiado y la enfermedad del enfermo

“Un hombre de carne es un hombre de sueño

La verdad es indivisa”

Octavio Paz[1]



“El sufrimiento es la relación de una intrusión y de su rechazo. Incluso la morfina, que calma los dolores, provoca otro sufrimiento, de embrutecimiento y de extravío del sentido, […]. Se sale extraviado de la aventura. Uno no se reconoce más: pero “reconocer” no tiene más sentido. Uno, rápidamente, no es más que una vacilación en la toma de decisiones, una extranjeridad suspendida entre estados mal identificados, entre dolores, entre impotencias, entre insuficiencias. Relacionarse consigo ha devenido un problema, una dificultad o una opacidad”.

Jean-Luc Nancy[2]



Racionalidad médica y subjetividad

En su texto “Poderes y límites de la racionalidad en medicina”, Canguilhem[3] señala la obligación de cambiar de registro cuando el médico toma a cargo el enfermo y no se limita más a una ciencia médica cuya vocación es la de luchar racionalmente contra la enfermedad. Canguilhem recuerda entonces que “el enfermo es más y otro que un terreno singular donde la enfermedad se arraiga, que él es más y otro que un sujeto gramatical calificado por un atributo importado a la nosología del momento. El enfermo es un sujeto, capaz de expresión […][4]”. Este sujeto experimenta, sueña y expresa una “enfermedad del enfermo” que se distingue radicalmente de la construcción médica de la enfermedad. Esta construcción médica de la enfermedad objetiva el cuerpo del enfermo para poder examinarlo, auscultarlo, palparlo, medirlo, explorarlo y modificarlo en todas sus funcionamientos vitales para suspender o erradicar los efectos de una enfermedad. Esta objetivación del cuerpo del enfermo, es la libra de carne[5] que el enfermo como el médico, pero de manera diferente, deben pagar para satisfacer las obligaciones impuestas por la racionalidad científica en medicina. Este gesto epistemológico que tiende a separar el conocimiento íntimo de la vida de la racionalidad de los procesos biológicos que la materializan se ha llevado a cabo históricamente pero se repite de manera estructural sin cesar en el acto médico. Es en tanto que objeto que el “cuerpo” del enfermo se encuentra tomado a cargo por el “cuerpo de cuidadores, sus protocolos y sus estrategias terapéuticas y esto tanto más masivamente cuando una amenaza letal se perfila en el horizonte del diagnóstico o de la urgencia. Este cuerpo-ahí se encuentra expropiado del enfermo para mejor conformarlo al terreno sobre el cual la enfermedad debe ser combatida. El hospital constriñe sin cesar el cuerpo del enfermo a deber estar infinitamente disponible al cuerpo de cuidadores, despertado en la noche para las tomas de sangre o de medicamentos, extendido en las mañanas muy temprano, en ayunas, sobre una camilla en espera de una intervención o de un examen que no tendrá lugar a veces que al final de la mañana, incluso del día. En esto hay una puesta a disposición del cuerpo del enfermo a las exigencias del “cuerpo hospitalario”, una expropiación del cuerpo del enfermo.

“Expropiado” nos parece el término que conviene para designar esta relación de íntima extrañeza que el paciente experimenta en relación a un cuerpo que lo amenaza, lo hace sufrir o lo limita en sus ambiciones vitales. En este sentido, “las enfermedades del hombre no son solamente limitaciones de su poder físico, éstas son los dramas de su historia. La vida humana es una existencia, un estar-ahí para un devenir no preordenado en la obsesión de su fin[6]”. El verbo “expropiar” significa “desposeer a alguien legalmente de la propiedad de un bien”[7] . Este verbo se opone a “apropiar”: “atribuir algo a alguien como propio”, por el juego del prefijo “ex” que evoca un movimiento hacia el exterior. La expropiación constituye una pérdida legal de propiedad que destituye al propietario de un poder sobre su bien. Se entrevé bastante los efectos de estragos que pueden tener sobre la subjetividad tales procedimientos cuando esta des-posesión se ejerce sobre lo que la funda antológicamente: el cuerpo. Y esto tanto más cuando la relación del sujeto a su cuerpo constituye una experiencia paradojal de extrema familiaridad y de gran ignorancia. Es incluso aquello que hace de nuestra experiencia corporal el lugar a la vez de una rememoración permanente y de un incesante olvido. Es incluso aquello que hace de nuestra experiencia corporal el zócalo natal de un pensamiento que lo hace permanecer fundamentalmente nostálgico. Como lo recuerda Kundera, “la nostalgia aparece como el sufrimiento de la ignorancia”[8], como el sufrimiento de ignorar lo que sucede en nuestra ausencia sobre el suelo natal. En este sentido nuestra relación con nuestro cuerpo está hecha de una íntima ignorancia puesto que el cuerpo es a la vez el zócalo natal de nuestra ontología y el lugar con el cual mantenemos una relación de exiliado. Freud inventó el concepto de pulsión para decir este exilio del pensamiento relacionado al cuerpo y esta exigencia de trabajo que le impone. Es decir, de la entrada en juego a la vez de nuestra extrema proximidad a este cuerpo y nuestro doloroso exilio por fuera de los momentos donde la experiencia corporal se refracta en la sensación amorosa o dolorosa o aún en las metáforas de la palabra.

No deberíamos olvidar esta relación específica que el humano mantiene con su cuerpo cuando tenemos que dar cuenta de los efectos desbastadores de la expropiación médica del cuerpo del enfermo: entre el saber del médico sobre la enfermedad del cuerpo y la verdad sobre él mismo que la enfermedad introduce al enfermo existe toda la distancia que separa en alemán a la palabra Körper (la materia corporal) del la palabra Lieb (la carne)[9]. En cuanto al psicoanalista, que por su método no se interesa más que de la carne (chair), no debería olvidad que el cuerpo es también esta materia imposible de aproximar de otra manera que por los medios de los que él se priva para garantizar aquellos de los que se asigna[10]. Probablemente es en este punto que la ética exige tanto como una toma plural del enfermo como una soledad singular en el diálogo terapéutico.









[1] Octavio Paz, Libertad de palabra. Paris, Gallimard, 1966. p.35

[2] Jean-Luc Nancy, Líntrus, Paris, Galilée, 2000. p.38-39

[3] George Canguilhem, “Poder y límites de la racionalidad”[1978], en : Etudes d´histoire et de philosophie des ciences, Paris, Vrin1989. p. 392-411.

[4] Ibid, p. 408-409

[5] Alusión a la obra de W. Shakespeare “El mercader de Venecia” en la cual uno de los personajes debe pagar su deuda con la extracción de una libra de carne de su cuerpo.

[6] G. Cangulhem, Écrits sur la médicine, Paris, Seuil, 2002 p.89.

[7] Alain Rey 1992, Dictionnaire historique de la langue française, Paris Dictionnaires Robert.

[8] Milan Kundera, 2000, L´ignorance, Paris, Gallimard, 2003, p. 12

[9] Hans Georg Gadamer, Philosofie de la santé [1993], Paris, Grasset, 1998.

[10] Subrayado del traductor

Unas ideas sueltas a raíz de los diálogos suscitados. Margarita Scotta

Me gustó cuando Safouan dice que la política de Lacan era no inventar razones ideológicas sino el principio del reconocimiento de lo que existe en la realidad, que su definición de la ética es el peso de lo real. Me gustó porque tengo un ideal de autenticidad, de sinceridad, al que no quiero dejar caer. Creo que los psicoanalistas hemos devaluado algunos valores como la franqueza, entre otros. Y, quizás, los hemos ido perdiendo porque hay palabras que no resuenan “a la psicoanalítica”, entonces no las utilizamos y así vamos renunciando desde las palabras hacia los hechos, como dijo Freud.

Margarita Scotta

martes, 20 de octubre de 2009

Respuesta de Patricia Fochi a la invitación

Marité y Beto:


Amigos, conozco la posición de apertura y permanente estímulo que ambos sostienen con constancia, esfuerzo, seriedad y genuino entusiasmo porque la transmisión (misteriosa palabra) del psicoanálisis acontezca. Esta vez, hacia la polis; que si bien siempre está en el horizonte, ahora se construye como destinataria. Me gustaría sumarme a esta propuesta de extensión con forma de red. Patricia Fochi

RESPUESTA A BEATRIZ SUAREZ de MARGARITA SCOTTA

¡Qué gusto será leer tus escritos, con ese estilo tan tuyo de periodismo callejero psicoanalítico que el Rosario 12 hace años luce en sus Contratapas, ahora, en la Red de Psicoanalistas! Sería fantástico que inaugures un nodo donde podamos seguirte también semana a semana. Pero te diría que podría resultar en balde que esperes directivas, porque los vínculos en Red se tensan por los hilos que se van entrecruzando y forman tejido sin dirección única ni pre-fijada.

Buenísimo que te asomes por el Banquete y te aventures a pronunciar algún elogio a Eros. Hay un orden de oradores pero el colado, Aristodemo, a fin de cuentas, fue el testigo fundamental.

Margarita

Respuesta de Franco Ingrassia a la invitación

me sumo a la propuesta


de la red de psicoanalistas



a la que imagino atravesada

por vectores de

derivación,

producción teórica,

interrogación clínica

e intervención política



saludos!



f.

lunes, 19 de octubre de 2009

Respuesta a la invitación de Beatriz Suarez

Marité, Beto....desde ya confirmo mi inscripción y participación a semejante convocatoria....quiero estar ahí con ustedes y el resto de colegas que deseen colaborar, escribir y sostener este discurso desde distintos ámbitos. Desde mi lugar pensé en compartir, publicando en el blog, mis escritos más psicoanalíticos, es decir aquellos donde se escuche, se lea, se note, se...que se yo...mi posición de psicoanalista, sin decirlo, sin hacerlo saber, o bien donde yo escriba sobre temas actuales pero pensados desde los lentes del psicoanálisis...ja ja ja....el último sobre el odio, que salió en Rosario12 es uno o podría ser uno de ellos...


De todos modos es para verlo....y conversar....

He leído algo de lo que Scotta escribe junto a Torrealday...muy bueno., lo estoy disfrutando..

Gracias por la invitación, espero directivas para ver cómo sigue ésto

Felicidades y felicitaciones

Beatriz Gabriela Suarez (Bea)

Respuesta a la invitación de Noemí Quéhé

Queridos Beto y Marité:


Excelente propuesta a la que me sumo!

Sé del modo de trabajo de ustedes, a la vez riguroso y divertido.

Uno de los párrafos de la propuesta me interesó especialmente, me refiero a:



"Nos interesa resaltar que la inscripción en la RED no excluye ninguna pertenencia o vínculo institucional, previo o futuro. Es más, consideramos muy importante la reflexión de cada uno sobre sus pasajes y experiencias institucionales, tanto en el propio campo del psicoanálisis como en otros campos."



Dado que se trata de experiencias de virajes de discurso , efectivamente pienso que amerita una reflexión . La invitación a hacerla es tentadora.

Les envio un abrazo

Noemí Liliana Quéhé

Gmail: no.que.he@gmail.com

domingo, 18 de octubre de 2009

Cómo dejar comentarios en las notas o textos:

La manera más sencilla es teniendo una cuenta Gmail, que es gratis, tiene mucha capacidad de almacenamiento, y útil.Además, así los comentarios se leen directamente con las notas.

Por otro lado,  teniendo una dirección de correo gmail, desde el contacto de la red es más fácil comunicarse, ya que hotmail rechaza los mail con varias direcciones.

Bueno, también pueden enviar sus comentarios al mail de la RED, e intentaremos subirlos al blog lo más rápido que podamos.

Todo ésto muestra que la RED ya tiene existencia......y que ha abierto una posibilidad de diálogos y debates muy sustanciosos en poquísimo tiempo........Que siga !!!!! Que siga provocando que se diga !!!

Marité

COMENTARIO A RAIZ DE LOS DIALOGOS QUE APARECEN

Si el analista se autoriza "por" algunos otros ¿no es también porque se deja sustituir por otros?

El comentario de Luciano Rodriguez Costa me hizo acordar que para Freud el fenómeno psicológico de masa es el vínculo libidinal oculto (tras la pantalla de la sugestión). Me parece que se evidenciaría cuando los psicoanalistas nos ocultamos.

Margarita Scotta