domingo, 29 de noviembre de 2009

Comentario de “Ojos bien cerrados”

Por Roy Jacob



De la certeza a la confianza



Dada la incapacidad de mejorar lo escrito por Margarita Scotta pero aún así sintiéndome llevado por oscuras fuerzas a intentar un cruce di, por accidente, con una imagen. Todo se orilla en algo semejante a imágenes (si me resuelvo a no asustarme); o a esas construcciones significantes que tomaré prestadas de Lacan [1].



1) Tú eres la mujer que no me abandonará.



Sutiles serpientes de humo se deslizaban en los dedos de Alice. Con las palabras pesadas y la ropa ligera inquiere a Bill sobre esas dos vampiresas. Él tiene la inercia de un río, caen de su pensamiento respuestas lacónicas. Luego todo se invierte.



“¿Por qué nunca tuviste celos de mi?”



“No lo se, quizás porque eres mi esposa…”



Tal vez porque Bill piensa “tú eres la mujer que no me abandonará”.



“Estás muy seguro de ti” amenaza Alice.



“No, estoy muy seguro de ti”.



Inesperado ataque de risa, Alice se retuerce como sus serpientes de humo; luego todo desemboca en el relato.



Certeza que hace pantalla al amor, hasta acá…



2) Tú eres la mujer que no me abandonarás.



Los sueños han sido dichos, el relato vino a irrumpir como una piedra el decurso y Bill es catapultado hacia eso que se llama un rumbo incierto.



Última escena. Compras de Navidad. Helena (su hija) molesta la quietud de las muñecas. Se apartan.



A la pregunta de “¿qué haremos?” ella responde: “deberíamos estar agradecidos”. Nacen de sus aventuras. Ya no hay fijeza. El recorrido por los laberínticos espacios del deseo agrega al artificio una “s”.



“¿For ever?” No hay para siempre; de la muerte de la certeza brota altiva la confianza.



Tú eres la mujer que no me abandonarás. “Ésta confianza supone precisamente un vinculo mucho más laxo entre la persona que aparece en el tú de la primera parte de la frase, y la que aparece en la proposición relativa. Precisamente porque es laxo aparece con una originalidad especial respecto del significante, y supone que la persona sabe de que significante se trata en ese seguir, que lo asume. También quiere decir que ella puede no seguir”[2]



A modo de extraña intención dialéctica pregunto ¿Habrá en el acontecer del amor un pasaje de Tú eres la mujer que no me abandonará a Tú eres la mujer que no me abandonarás?



1] Lacan, J. “Las Psicosis”. Pag 399. Paidós, 1984



[2] Lacan, J. “Las Psicosis”. Pag 399. Paidós, 1984.



http://www.perecepciones.blogspot.com/


Blog de literatura por:

Roy Jacob

La mudez, la no-respuesta y la violencia

 La política, en la


perspectiva arendtniana, es acción, pero con una

cualidad que la hace distintiva del activismo,


Para Arendt “sólo la violencia es


muda” en cuanto no existe la posibilidad del

discurso mediante el cual nos reconocemos

como diferentes y vemos en el otro a alguien

igualmente diferente, mi otredad.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Un texto de Patricia Fryd acerca del Banquete, la transferencia y las instituciones de analistas.


En esta serie de discursos donde está rechazado eso extraño tan íntimo, se puede ver claramente la idealización que este rechazo conlleva. Esta me parece una punta para trabajar el cruce entre la política en el análisis y en la agrupación de analistas tal como lo plantea la nota de Marité. En tanto lo que acá Lacan ubica como lo impar, que va al lugar de Das Ding, lo éxtimo, sería correlativo de ese imposible tan difícil de admitir. ¿?




Patricia Fryd

En el Seminario llamado “La transferencia en su disparidad subjetiva, su pretendida situación, sus excursiones técnicas.”, Lacan dice llegar al “corazón de la experiencia” para ubicar en el centro de ésta, el vacío del ser.


Alrededor del vacío del ser surge el amor- En el comienzo fue el amor y no la enunciación pero no hay enunciación sin amor: sin transferencia no hay sujeto que asuma el acto de hablar.

Respecto del término “Disparidad” del título del seminario, dice Lacan que la disparidad va más allá de disimetría.( podemos inferir que no es una jerarquía?)…Concierne a lo impar , toma el término odd, extraño..,raro. Esto que Lacan pone en juego desde el vamos es algo necesario a atravesar para que se produzca un decir.



En el prólogo a la versión del Banquete traducido por ella, Victoria Juliá destaca el complicado esquema de transmisión con el que Platón comienza el diálogo: Apolodoro dice que Aristodemo dijo que los asistentes a la reunión dijeron.

Lo entiende como la intención de hacer notar que hay allí una transmisión oral donde la veracidad está garantizada por la memoria y el afecto . Es esto lo que ella lee en el Banquete , y no, una crónica despersonalizada con pretensión de objetividad que se repite de manera mecánica.

“En esta conversación, hay un interés en poner distancia entre el relator y los hechos a la par que marcar una proximidad subjetiva entre los mismos componentes de la ficción.”

O sea que es respecto del texto en torno al cual Lacan (según él mismo dice) hace el desarrollo más exhaustivo acerca de la transferencia que se destaca una condición necesaria para la puesta en juego del sujeto en tanto la escucha requiere de la resonancia, de la dimensión del Otro..

Entonces tenemos al principio de este diálogo una referencia a la terceridad del campo del A, un campo de artificio q se le asegura a la palabra en psicoanálisis Palabra asegurada en tanto el analista pueda hacer entrar en su juego la disparidad subjetiva para poder ocupar su lugar, definido en este seminario como aquel que debe ofrecer vacante al deseo del paciente para que se realice como deseo del Otro. Vacante de deseo de saber.



Vemos en esta sucesión de “sesiones psicoanalíticas” distintas versiones del amor que van a un vaciamiento de ese saber en esa serie de discursos de personajes relevantes de la época. Pero es interesante como lo dispar, lo que hace ruido al lazo narcisista no debe esperar la entrada de Alcibíades para ponerse de manifiesto sino que se pone en juego en tanto rechazado.



En su discurso Fedro, el padre del discurso, dice que “es el amor un dios que causa de los más grandes bienes”. No existe para un amado mayor bien q un amante ni viceversa. Cualquier amado o amante no soportaría que su otro yo lo viera caer en actos vergonzosos…esto es mal tolerado. Toca esa imagen idealizada en tanto que el amado para el amante, como el amante para el amado, son eminentemente susceptibles de representar el uno para el otro la más alta autoridad moral, aquella ante la cual no se cede, al punto que un ejército de amados y amantes conformarían un lazo invencible.

Me parece interesante este lugar que toma el amado en este discurso, este deslizamiento del amor a la fuente de lo moral q nos pone en la pista de lo q está en juego en tanto rechazado, el punto en q entiendo Freud articula la necesidad del otro como fuente de las motivaciones morales. Estamos en la pista de la Cosa, de Das Ding.

El discurso de Pausanias: introduce que así como hay las 2 Afroditas hay 2 Eros, vulgar, Pandemo q ama más a los cuerpos que a las almas, ama tanto a las mujeres como a los hombres, ama de forma azarosa, es el amor de los viles. Y por otro lado el amor de Eros Uranio nacido de la espuma que dejaron los genitales de Urano castrado por Cronos su hijo. No participa de hembra, no tuvo madre Este amor celeste es amor a los muchachos, está libre de excesos. De mujeres y de disparidades-

Es necesario para Pausanias identificar a la pederastia y al amor a la sabiduría.

Todo el discurso de Pausanias está en función de una búsqueda de los valores cotizados: la excelencia, la sabiduría, una educación, en quien es útil invertir .Es sobre el plano de un provecho, de un adquirir, de una posesión, que se producirá el encuentro de esa pareja.



Pausa pausanias e hipo de Aristófanes que da paso al discurso de Erixímaco quien retoma el doble Eros desde la medicina. Propone Juliá, que en su traslación de eros desde el microcosmos (el alma humana) al macrocosmos, Platón quiso resaltar “la omnipotencia del médico q pretende hacer de su particular saber la clave para la comprensión de la economía de lo real”. Un saber absoluto.

Toma Erixímaco el fragmento de Heráclito “lo uno aunque es en sí mismo discordante, concuerda consigo mismo, como la armonía del arco y la lira” pero lee allí que se trata de hacer concordar eso discordante. Nuevo rechazo de lo extraño, lo que no hace un uno homogéneo.



Aristófanes relata su famoso mito de la esfera arrogante que ha sido seccionada por los dioses, diciendo que Eros es, debido a este origen, innato y recíproco en los humanos, ya que intenta hacer uno de 2 para sanar la condición humana. Así cada uno de nosotros es una contraseña de hombre que busca su otra contraseña La palabra que usa Platón es symbolon: tablilla partida, conservada por cada una de las partes entre quienes ha habido una relación de hospitalidad, en señal de reconocimiento mutuo.

“Ahí estamos exactamente en el nivel que nosotros, los modernos, imputamos al amor, a saber la sobrestimación narcisística del sujeto, del sujeto supuesto en el objeto amado.”

Prosigue luego Agatón, el poeta trágico “el amor nos vacía de lo que nos es ajeno y, nos colma de lo apropiado, hace que nos reunamos, ahuyenta el malestar…

“El amor, es lo que nos libera, nos desembaraza de la creencia de que somos extraños los unos para los otros”.

Este insistente rechazo de lo disarmónico, de lo extraño, evoca el hallazgo de Freud respecto de nuestra constitución en tanto hablantes, “Lo malo, lo ajeno al yo y lo exterior son para el sujeto en un principio, idénticos”.

Al vaciarnos de lo que nos es ajeno, como dice Agatón, el amor nos aleja de lo que nos es también más íntimo, esa imparidad necesaria para armar nuestra singular combinatoria.

Con Sócrates, pasamos del amor al deseo, ubica la falta en el corazón de la pregunta sobre el amor. En tanto que ’´Ερως έρα que Eros desea, lo que está en juego es aquello de lo que él carece.

Sócrates pone el amor en su dimensión humana al introducir el troquel de la función de la falta. Los puntos o la articulación por donde algo se puede cortar.

Pero en medio de su dialéctica, justamente ahí donde él es bien fuerte pasa la palabra a Diótima, una mujer, una extranjera.

El pasaje de discurso a Diótima se debe al asunto que está en juego: La Cosa la misma alrededor de la cual se juega la verdad de la transferencia. .

El paso de discurso comporta un límite a la experiencia del juego de los significantes mismos, en tanto no puede proseguirse un discurso sobre el saber acerca del amor.



Diótima nos va a hablar de amor, desde μύθους λέγειν {mythous leguein} que no es, sino, lo que se dice Diótima tiene gran familiaridad con los poderes de la peste, adelantándose más de 2000 años a la que Freud llevó al nuevo continente, que la tuvo como antecedente.

Pero la novedad del análisis, que Freud lleva es que algo se sustenta en la ley del significante excluyendo el saber al constituirse como inconsciente, como no sabido, que eclipsa al sujeto, para subsistir como cadena inconsciente, constituyendo lo que hay de irreductible en la relación del sujeto con el significante.

¿Que dice Diótima? El amor no es un dios sino un mensajero, un demonio que está entre los hombres y los dioses. El amor pertenece a una zona intermedia, al mismo campo que la doxa, un discurso que no es ni la ignorancia ni la episteme, en tanto hay discursos que son verdaderos sin que el sujeto pueda saberlo. Es el campo de los mensajes enigmáticos, los mensajes en los que el sujeto no reconoce el suyo como propio.

La doxa siendo algo que si bien no puede dar razones, sobrepasando así el ideal socrático de episteme, de la coherencia significante, no es la ignorancia porque toca o alcanza lo real .





Lo político, la política y las instituciones de analistas.

Por Marité Colovini.

Noviembre de 2009





Negar lo político no lo hace desaparecer, solo puede conducirnos a la perplejidad cuando nos enfrentamos a sus manifestaciones y a la impotencia cuando queramos tratar con ellas.

Hay diferentes maneras en que las manifestaciones de lo político se revelan. Pero siempre, se revela como una modalidad de encuentro con lo real. El campo de la construcción social y la realidad política es el campo en que se intenta una simbolización de ese real. Hay una falta estructural en lo simbólico, lo que significa que ciertos puntos de real no pueden ser simbolizados de manera definitiva...lo real no mitigado provoca angustia y esto a su vez lleva a erigir construcciones imaginarias interminables, defensivas. También lleva a lo que desde el Seminario 10, conocemos como modos de evitar la angustia y su certeza: el acting-out y el pasaje al acto. La manera en que los psicoanalistas tratamos la angustia implica la sintomatización. Ya que al síntoma, que se anuda con palabras, podemos deshacerlo con palabras.

La concepción fantasmática de la institución como una totalidad armoniosa no es más que un espejismo.

El encuentro traumático de lo político inicia una y otra vez simbolizaciones que en el juego hegemónico son diferentes.

Este juego lleva a la emergencia de la política, que siempre lo es de posiciones (o simbolizaciones) diferentes. Todo acontecimiento dislocatorio lleva a la articulación antagónica de diferentes discursos que intentan simbolizar su naturaleza traumática, de suturar la falta que eso crea.

El esquema de Lacan de la vida sociopolítica es el de un juego, un interminable juego circular entre posibilidad e imposiblidad, entre construcción y destrucción, representación y fracaso, articulación y dislocación, la realidad y lo real, la política y lo político.

Lo político está asociado así con el momento de contingencia e indecibilidad que marca la brecha entre la dislocación de una identificación sociopolítica y la creación del deseo de una nueva.

Que en algunos momentos hagamos "como si" y podamos ocultar las diferencias no nos dispensa de que cuando se revelan estas mismas diferencias, les demos el tratamiento al que nos autorizamos cuando nos declaramos practicantes del psicoanálisis.

Para usar el vocabulario de Zizek, la política correspondería a la “lucha antagónica que se libra en la realidad social” (a la lucha entre proyectos políticos ya construidos, entre diferentes simbolizaciones de la realidad) mientras que lo político correspondería al momento de “puro antagonismo” que es lógicamente anterior a esta externalización. El antagonismo no se debe a la presencia empírica del enemigo sino que, antes del desarrollo de nuestra o de su (la del enemigo) identificación o proyecto fantasmático, constituye la obstrucción real alrededor de la cual ésta y toda identificación se estructura. Es la huella empírica de esta imposibilidad ontológica.

Cuando Lacan plantea la identificación al punto de real del grupo, creo que nos plantea directamente que se trata de identificarse a ese punto que hace de fundamento a lo político mismo.

La ética del psicoanálisis no es una ética de los ideales, de la armonía, del Bien. Es una ética del bien decir. Si hoy estamos situados en un terreno de la aporía y frustración es porque aún fantaseamos con algo que ha revelado ser, cada vez más, imposible y catastrófico. Aceptar esta imposibilidad última parece ser la única vida de salida de este estado problemático.

martes, 24 de noviembre de 2009

Aporte para Psicoanálisis y Literatura, por Margarita Scotta



Ojos bien abiertos


Margarita Scotta



“Relato soñado” (Traumnouvelle; Viena, 1926) de Arthur Schnitzler fue una novela que fascinó a Stanley Kubrick, en la que basó su última película “Ojos bien cerrados” (Eyes wide open; EEUU, 1990), un libro que Kubrick había leído por casualidad treinta años antes de filmarlo (¿De qué se trata aquello a lo que pudo darle forma recién sobre el final de su vida? ¿Qué es eso que lleva la vida misma llegar a comprender –justamente por ser lo que hace comprensible una vida?).

Los psicoanalistas nos sorprendemos encontrando en la literatura y el cine una estructura similar a la descifrada en los relatos de nuestros pacientes: en estos diversos textos, la fantasía. Pero algo más en Schnitzler y luego en Kubrick: la fantasía relatada a un hombre por su mujer. Ese guión interior que generalmente se descarta o aparta con un gesto de desdén es lo que la mujer le cuenta al hombre (el sutil recuerdo de la mirada azarosa de un tercero y el sueño de la noche anterior); aquel género de películas privadas evaluadas por error improductivas o intrascendentes, esa alucinación normal y cotidiana a la que solemos desatender pero que da la pista (y tal vez por eso) de la naturaleza del deseo humano: la apetencia más propia que sin embargo desconocemos, lo que queremos sin saber que lo queremos y por eso toma potencia de percepción involuntaria.

Tanto Schnitzler (era uno de los conocidos de Freud) como Kubrick captaron la fuerza fascinante de lo que anhelamos sin conciencia y aún así destina nuestros sentimientos.

Puede entonces sucederle esta historia al matrimonio burgués de un médico en la Viena aún victoriana de principios del siglo XX (“Relato soñado”) o al de un médico exitoso en las altas esferas del poder en New York (“Ojos bien cerrados” con Tom Cruise y Nicole Kidman) pero siempre será a un hombre que, por escuchar la fantasía y el sueño de su esposa, se abrirá a una búsqueda misteriosa donde la mujer con su máscara quedará convertida en el enigma que lo guíe. Así, el personaje va pasando desde la comodidad conocida del placer a la incomodidad desconocida del deseo a través de una serie de encuentros extraños: el primero, con un antiguo amigo de la facultad que abandonó la medicina por la música; primer desvío al que seguirá como hipnotizado por algo de él mismo que no renunciará investigar.

El lector que lee y mira queda capturado en una identificación inquietante con el personaje hasta la sorpresa de la escena en esa fiestita tan particular donde lo sexual se reduce a gestos teatrales y anónimos porque la persona permanece oculta. En un clima de catedral y liturgia, de retorno de las herejías sepultadas por el cristianismo oficial, surge una mujer dispuesta a “rescatar” al hombre (escribe Schnitzler) o a “redimirlo” (traduce Kubrick con una palabra profundamente religiosa, ofreciéndonos una interpretación clave) del peligro en que se ha metido por introducirse engañando en el escabroso rito (“fidelio” era la contraseña para pasar). Esa mujer abrirá otro enigma con su acto dirigido hacia el hombre: Lo sustituirá en la muerte porque se ofrece a morir en su lugar. Un innegable acto de amor en plena escena sexual que, no viniendo de la esposa, retoma el antiguo tema inconciente de las condiciones que hacen posible el surgimiento del amor (fenómeno tardío producto de la cultura y no de la biología; tal como nos enseñan a entender algo de él Schnitzler y Kubrick).

Después de dos noches absolutamente distintas (abiertas por la confesión de la mujer) esta pareja se re-encontrará habiendo recorrido lo que ubica a un hombre, como hombre; y, a una mujer, como mujer: la máscara que creamos sin darnos cuenta atraídos por conseguir el amor del otro pero que, además, es un pedido que ese otro nos exige sin saber.

Tal vez, un matrimonio post-moderno en Rosario hubiera caído en una separación rabiosa luego de semejante experiencia, aconsejados tanto por los amigas –“después de la que te hizo, yo le cambio la cerradura y no entra más” y por los amigos –“¡Tu mujer tiene un pire en la cabeza!”; ahí es donde la lucidez de los artistas logran conectarse con lo verdadero a través de sus creaciones y nos permiten leer algo en lo que eran “sólo” fantasías y sueños.

En el diálogo final, Kubrick reproduce casi las mismas palabras del libro de Schnitzler: El hombre le pregunta a la mujer qué van a hacer ahora, después de la aventura, otorgándole en su vacilación el poder de esa decisión. Ella toma esa posta y responde con la posibilidad de continuar juntos a pesar de lo vivido; y, además, agrega que “la realidad de una noche, como la de toda una vida humana, no significa toda su verdad”. A lo que él comenta que “ningún sueño tampoco es sólo un sueño”. Sorprende que él sienta ahora el miedo que antes no tuvo y le pida que estén juntos toda la vida. Ella dice que eso es imposible de saber.

De ese modo, alcanzan a elegirse por primera vez, porque nada ya asegurará que estarán siempre juntos; simplemente “era una fantasía” pero, como tercero atravesado entre los dos, ha tomado su lugar y les ha permitido a ellos tomar el suyo; entonces ¿cómo no van a seguir vinculados ese hombre y esa mujer si es “esa” relación, luego del tránsito por la Otra escena del deseo inconciente, la que les permitió llegar a creer en “estas” palabras?



Michael Herr: “Kubrick”; Anagrama, 2001.

Arthur Schnitzler: “Relato soñado”; El acantilado, 1999.

Jacques Lacan: “Seminario La transferencia”; Paidós, 2003.

domingo, 22 de noviembre de 2009

NUEVO APORTE DE MARCOS ESNAL

Hola, esto es medio viejo (como yo, MEDIO viejo) y salió en el diario Libèration. La expresión "de una" se me ocurrió volcarla así y "sin dramas" aussi, ya lo dice el dicho: traduttore ¡tradittore!. Trata de las cosas terribles que tiene la vida.Qué podemos decir?. Algo se dice en este artículo. Ahora recuerdo un almuerzo largo en su casa, con su esposa Charlotte, su hija Judith ("háblale a mí en español que soy aprendiendo", un alemán, una italiana, y Sibony hablando en 4 lenguas y diciendo que cada vez que las dejaba de hablar las olvidaba por completo y preguntándome cómo podía alguien de solamente 30 años trabajar de analista. Las cosas preciosas que tiene la vida.
Marcos Esnal






Eutanasia, por Daniel Sibony



La mujer (1) que demandó a la justicia que autorice a su médico a hacerla morir a planteado un acto singular del cual el interés sobrepasa la gestión jurídica del final de una vida. Esta mujer sufrió el ataque de una enfermedad incurable, invivible, que también la desfigura, es decir, le hace vivir una catástrofe narcisista; nos reconocemos en el rostro, y el suyo le imponía verse devenir otra, completamente otra; le imponía ya no poder reconocerse. Un mal de más, que se agregaba al de una muerte inminente.



Pero ella tenía cierta motilidad, es decir que podía, como otros, poner fin a sus días por una sobredosis de somníferos. No era entonces el acto de morir el problema. Ella quería otra cosa. Quizá quería que la instancia de la ley reconociera su sufrimiento y le dijera una palabra de consuelo: sí, tú sufres demasiado, es inhumano, comprendemos que la medicina te ayude a terminar con eso, no le diremos nada al médico, tu sufrimiento es más fuerte que la ley que a él le impide actuar.



Pero la justicia, la pobre justicia reducida a conducir los asuntos corrientes y a señalar los reglamentos, no tan simples de aplicar, no tiene el hábito de simbolizar un sufrimiento, de producir actos de consuelo. Ella, que puede demorar un proceso más de 10 años e infligir el sufrimiento de la espera a personas que “mueren” de injusticia, y que esperan en vano, ella no podía sino reenviarla al reglamento. Y es lo que hizo.



Los que piden a la ley autorizar formalmente la eutanasia hablan sobre todo su angustia de decidir ellos mismos su muerte. Demandan que la ley los proteja, los cobije bajo su ala. Es una demanda conmovedora, audible, pero no fácil de industrializar. Tratarla caso por caso no parece tonto.



Querer hacer de esa demanda una ley seduce a los espíritus simples, pero eso no va sin problemas. En principio eso suprimirá las “demandas” ya que la cosa se hará automáticamente; siendo que esta mujer ha tenido la compasión de un país entero. Sin mencionar los efectos perversos de la ley, en donde se matará de una sintiéndose “cubierto”. Es cierto que esos efectos perversos ya existen, incluso sin la ley…, y que hay Servicios en los que se limpia sin dramas.



[1] Chantal Sebire.

YA SOMOS más de CINCUENTA INSCRIPTOS!!!!!!!!!



1-Karina Latorre (Rosario)




2-Alejandro Manfred (Rosario)



3-Margarita Scotta (Rosario)



4-Ivan Triten (Rafaela)



5-Ana Rosillo (Rafaela)



6-Lorena Culasso (Rafaela)



7-Laura Maggi (Posadas)



8-Diana Estrin (Buenos Aires)



9-Viviana Guigui (Buenos Aires)



10-Carina Scaramozzino (Campana)



11-Jorge Yakoncik (Marcos Juarez)



12- Cecilia Sabattini (Rosario)



13- Emiliano Albornoz (Rosario)



14- Mariano Bello (Rosario)



15- Marcos Esnal (Rosario)



16- Carlos Quiroga (Buenos Aires)



17- Marité Colovini (Rosario)



18- Juan Alberto Manino (Rosario)



19- Gonzalo Torrealday (Santa Fe)



20- Claudio Cabral (Rosario)



21- Soledad Secci (Rosario)





22-Luciano Rodriguez Costa (Rosario)





23- Gloria Annoni (Rosario)





24- Luciana de la Torre (Rosario)





25- Lucrecia Zamboni (Rosario)





26-Alfonsina Margherit





27-Nadia Cavaglia



28-Noemí Liliana Quéhé (Buenos Aires)



29-Beatriz Gabriela Suarez (Rosario)



30- Franco Ingrassia (Rosario)



31-Patricia Fochi (Rosario)



32-Roy Jacob (Rosario)



33-Eduardo Adaro. (Mar del Plata)



34- Francisco Ramirez (Paraná)



35- María Laura Giraudo (Rafaela)



36- Nora Lanese (Rosario)



37- María Paula Illia. (Rosario)



38- Martín Coronel (Rosario)



39- Beatriz Arce (Rosario)



40- Patricia Bricas (Rosario)



41- Héctor García. (Rosario)



42- Sebastián Roma (Venado Tuerto)



43- Melina Heinrinch (Rosario)



44- Romina Lipori. (Rosario)



45- Diego Butigliero (Rosario)



46- Adriana Chiavarino (Rosario y Alcorta)



47-Lilian Estigarribia (Rosario)



48- Carolina Fages (Rosario)



49- Patricia Fryd. (Buenos Aires)



50- Julio César Pereyra (Rosario)

51- Alicia Mascotti (Rafaela)

52- Graciela Deni (Rosario)

53- María Inés Fernández (Rosario)

54- Celeste García. (Rafaela)

55- Elsa Coriat (Buenos Aires)

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Psicoanálisis y Literatura

Un amor Muerto[1]

por Roy Jacob







Nataniel. Curioso y trágico Nataniel. No pude atisbar lo siniestro de tus desventuras. Pero si ese poema donde auguras tu destino inexorable. Poema que te embriaga de llamas danzantes y de amores de madera, culmina al fin con una triste imagen: “Nataniel mira los ojos de Clara, pero es la muerte quien lo mira sonriendo desde aquellos ojos”. Y aunque ya no reconoces como tuya la voz pavorosa que le da forma, aún así una tarde de nubes como mantarrayas sacas de tu bolsillo el poema y se lo lees entre lágrimas. “Nataniel, mi adorado Nataniel, arroja ese extraño, absurdo y espantoso poema al fuego” se lamenta Clara “¡Maldita autómata sin vida!” le gritas.



“¿Que diferencia a alguien que es psicótico de alguien que no lo es?”



Entonces huyes y ella llora y murmura que nunca la has comprendido ¿pero acaso alguien hace eso por ti?



“La diferencia se debe a que es posible para el psicótico una relación amorosa que lo suprime como sujeto, en tanto admite un heterogeneidad radical en el Otro. Pero ese amor es también un amor muerto”



Silencio. Lejos ya del poema, o tal vez dentro de aquel curioso y pulido presagio en letras, después de la advertencia y el desconcierto de los amigos, después de esa escena donde bailas y te encuentras con el amor supremo, reflexionas sobre ella, sobre su extrema reserva, sus palabras ahogadas entre suspiros, sus nulas palabras y piensas “Alma celestial, de que valen las palabras, la mirada de sus ojos dice más que cualquier lenguaje terrenal”



“Donde la palabra está ausente allí se sitúa el Eros del psicótico, allí encuentra su supremo amor”



Perdona, perdona Nataniel si acaso yo, el que nada comprende, agrego con un dejo de pudor: “Olimpia”.

martes, 17 de noviembre de 2009

EL BANQUETE EXISTE

El Banquete de Lacan fue hacerles notar a los psicoanalistas instituidos en la Internacional que se morfaron el amor para esclarecer la transferencia (les dijo que sus escritos sobre el tema eran muy pobres, que ni siquiera una adendda añadida a la tradición). Se trata de saborear lentamente cada palabra de cada orador para entender de qué se trata cada vez eros y cómo la transferencia que el psicoanalista podrá interpretar será con el semejante.


El Banquete de Lacan se va construyendo, con la Red tensada en el espacio intermediario, mezcla de fría dialéctica enredada con la vida cruda que tímidamente pide armonía y en los golpes y contragolpes del discurso se niega a encuadre. También se dialectiza “a martillazos”. Y se inscribe finalmente con una letra marcada por lucidez y delirio, en un pretencioso intento de lectura nueva del antiguo texto…



Margarita Scotta

Gonzalo Torrealday

lunes, 16 de noviembre de 2009

Discípulos, lectores, hijos… ¿un mal necesario?, por Gonzalo Torrealday

Ser humanos es un “mal necesario”, en el grupo, en el encuentro con otros surge algo de lo insoportable de la castración, que nos recuerda que no podemos ser en soledad y por mucho que nos pese necesariamente somos por filiación al padre muerto.

Somos en otros y por otros, no podemos renegar de eso, quedamos constituidos cuando recibimos del semejante nuestro mensaje invertido.

Pero estamos obligados a hacer con eso algo propio, estamos “éticamente obligados”, no desde un lugar de analistas, que sólo se ocupa en el transcurso de un análisis, sino como personas, que tenemos la responsabilidad de hacer algo con la vida que tocó en suerte.

Pero ese algo siempre se hace con otros, con otros es que podemos configurar algo de esa filiación al padre para hacer de la alteridad que nos constituye algo singular.

El desafío del grupo es crear esa plataforma, donde lo singular no quede inscripto como patológico. Donde podamos salir a escena, como osados equilibristas, pero con la “red” debajo.

Entonces no creo que sea el grupo el “mal necesario”, el problema es estructural e insoluble. No hay una única forma de resolver la filiación, sino que se hace cada vez, en acto, pero nunca totalmente.

Ir más allá del padre es a través del padre, que queda presente, atravesar sin forcluir es el problema que se plantea cuando comprendemos que lo propio no es tal, y más allá de eso hay nada.

Pero es el padre quien nombra a la falta “nada”, y porque es con esa nada que tenemos que hacer, debemos ir necesariamente más allá del padre, debemos “ser” más allá del padre.



Gonzalo Torrealday

domingo, 15 de noviembre de 2009

Nadie tiene la culpa

Más sufre Polifemo la ironía del ardid que la nefanda ceguera. Del pasado que precedió a su larga noche una visión clara y distinta se imprime, como si estuviera viva, en su ojo muerto. Ni su padre Poseidón ni su voluntad alcanzan para borrar la pertinaz imagen del astuto en ardides fugando triunfalmente. En la boca del cíclope, la ira apunta a un nombre pero ese nombre, Nadie, pronunciado como una acusación definitiva, es por desgracia el lugar donde lo que el ciego ve se hace invisible para cualquier otro ojo capaz de identificar al culpable y ayudar al monstruo a vengar tremenda afrenta.
 
enviado por Beto Manino

jueves, 12 de noviembre de 2009

Juarroz. Fragmentos verticales.

El amor nunca se consuma. Antes de su supuesta consumación, porque falta algo. Después, porque sobra algo y sobrar es otra manera de faltar. Y el instante de su aparente consumación no es más que un vértigo que huye, un relámpago fantasmal que superpone aproximación y alejamiento, lo lleno y lo vacío. Un punto que se borra en el momento mismo de colocarlo. Sólo queda el recuerdo de una posibilidad que pareció realizable. En consecuencia, llamamos consumación a una pérdida. Tal vez una pérdida necesaria. O quizá no.

CO-LECTORA, cooperativa de acompañantes terapéuticos

Te invitamos a participar de la presentación de co-lectora cooperativa de acompañantes terapéuticos.

La misma se realizara el día viernes 13 de noviembre, a las 21hs, en el Centro Educativo Terapéutico "Huellas de Mariposas" -Sarmiento 2055-.
Hasta entonces!
Co-lectora.



CO-LECTORA, Cooperativa de acompañantes terapéuticos.


Es una cooperativa de acompañantes terapéuticos que intenta promover articulaciones entre clínica y diversas prácticas asociadas a los padecimientos subjetivos graves.



¿Qué proponemos?





1-acompañamientos terapéuticos:





Es un recurso clínico singular por la plasticidad que ofrece su encuadre definido en el marco de una estrategia de tratamiento. Se trata de propiciar otros modos de hacer con el sufrimiento psíquico acompañando múltiples situaciones ligadas a la cotidianeidad del paciente e intentando producir nuevos escenarios posibles.



2- trabajo en red:

Articulación de criterios entre profesionales e instituciones con el objetivo de producir coordenadas clínicas comunes para la derivación, el abordaje y el seguimiento de las situaciones singulares que requieren acompañamientos terapéuticos.





3- reflexión clínica:

Creación de espacios de reflexión y supervisión orientados a pensar la complejidad de esta práctica y sus efectos, apostando a la construcción de recursos de trabajo para el acompañamiento terapéutico.



4- formación:

Creación de espacios colectivos -jornadas de pensamiento, seminarios- de socialización de las prácticas y formalización de las mismas, promoviendo la circulación de producciones teóricas.



¿Por qué?

Formamos parte de una generación que inicia su práctica y que ha decidido dar un paso, justamente aquel que nos permite abordar de modo cooperativo y singular un trabajo que parece ser difuso en el terreno de la clínica. Intentamos elaborar coordenadas para leer, junto con otros, situaciones cuyas modalidades de malestar nos fuerzan a crear nuevos modos de trabajar. Creemos necesario comenzar a alojar ciertos puntos de tensión que sirvan a una praxis que se interrogue por sus condiciones de posibilidad.



Co-lectora intenta intervenir en un contexto repleto de sentidos que adormecen, apostando a la construcción de prácticas colectivas sostenidas en una ética que pueda cuestionar y reinventar cada vez sus haceres, sus efectos, su discurso.



Para contactarnos:



0341-153 582843

colectoracooperativa@gmail.com
 
 
 
 

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Un enlace interesante

Amigos de la RED:

Les escribo para invitarlos a visitar la página de Luiz Olyntho Telles da Silva, un psicoanalista amigo de la ciudad de Porto Alegre, Brasil.
La Red se extiende más allá de las fronrteras nacionales!!

http://www.tellesdasilva.com/

Marité Colovini

Comentario de Margarita Scotta a De enredos y divanes.

Me quedé pensando cuando decís que el grupo de psicoanalistas tendría que venir a ocupar un lugar donde hubo una revelación del objeto como caído (la revelación misma sería la caída) pero también mencionabas una repetición en la historia del psicoanálisis: el impedimento para leer “Más allá del principio del placer” (no se aceptaba) estaría repitiéndose en el impedimento a la lectura de la “Proposición del 9 de Octubre” de Lacan. Pues fue Lacan, al alcanzar leer “Más allá…”, quien consigue ubicar el deseo en el amor. Es cierto; por el empalme (que no habría cubierto con sombra espesa) al alcanzar articular la compulsión de repetición y la relación de amor en la transferencia (me parece también que “dejarse romper la cabeza” –así lo dice- pensando cómo podría haber funcionado el deseo en aquel personaje Sócrates, en relación a un deseo de muerte, también fue un eslabón clave en su lectura, pasando por la persona del analista). Si el deseo no fuera convertido en objeto por la transferencia analítica, ¿qué sería? Un impulso; por ejemplo, hasta errático, mortífero. Por otro lado, el amor lo demora para su realidad de objeto, pero también lo prepara. Es como si la realidad del grupo fuera necesaria, “más necesaria que la vida” –como retomás en dos citas- para “alojar” (no sé bien qué palabra iría; ¿es donde los psicólogos utilizan “contener”?) la revelación del objeto pero como caída, no como sostén inconciente, que se fue preparando en los análisis, por las transferencias en los análisis pero que a su vez el proceso analítico singular no terminará de poder darle “espacio”. Y Lacan, quizás, sintió que en ese punto “fracasó” su propuesta; o, él la pensó muy ansioso de “captar” “lo” que pasaba. Fracaso, en sentido existencialista, no se connota negativamente porque es lo que permite el relanzamiento, sería el volver a empezar después de lo no logrado, de la decepción, para que no quede en frustración es que se pasa al fracaso… ¿Cuando no se puede contar con el grupo en cierta posición de terminar de posibilitar lo que los análisis no? (se suele encontrar al grupo de psicoanalistas como profesores, como jueces, como enemigos, como amigos, como funcionarios, como Otro… pero en tu escrito aludís a un lugar muy distinto en la vía del traslado transferencial).

Margarita Scotta

martes, 10 de noviembre de 2009

Aporte de Marcos Esnal.(De “L’ enjeu de exister”, de Daniel Sibony, Seuil, 2007)

Hola, les envío una pequeña traducción del libro "La apuesta de existir" de Daniel Sibony. Estoy en tren de hacer otra parte. Me puse con esta que les envío porque me parece que es un texto con un buen argumento y una intervención en análisis que vale la pena comentar. En relación a esto último, el modo de trabajar con este paciente que relata Sibony me llevó a volver una vez más a Ferenczi y las polémicas que sostuvo con Freud en torno al trato con los pacientes. Lo amplío después, cuando vayan surgiendo comentarios. Saludos et bonne lectura.


Marcos Esnal.

Una postura “científica” contra el psicoanálisis (De “L’ enjeu de exister”, de Daniel Sibony, Seuil, 2007)




Los argumentos recientes contra el psicoanálisis son instructivos . Él “pretendía curar”, porque su teoría era exacta, pero en estos últimos decenios, las “verdades” que estableció, “aquellas de donde él extrajo fuerza y validez, se han revelado falsas” . Nos lo prueba en cinco puntos decisivos: el sueño, el incesto, el psiquismo del niño pequeño, la neurosis y la idea de que un síntoma corre el riesgo de ser reemplazado por otro.

El sueño. Contra la idea freudiana del sueño, se invocan “los últimos desarrollos de la psico-fisiología”. De donde resulta que los mamíferos sueñan, los fetos también, y los pájaros: o sea, “el sueño es una fatalidad fisiológica”. Ahora bien, “el sueño no puede ser a la vez una fatalidad biológica y la verdad de un individuo singular”, la “realidad de su deseo”. ¿Pero por qué? ¿Acaso la respiración, la digestión, la alternancia de días y noches, la diferencia de sexos, no pueden ser en el humano el soporte de una verdad singular por el hecho de que se los reencuentra en la mayoría de los animales? El mismo razonamiento se aplicaría –y sería falso también- si sólo los humanos soñasen ya que ¿cómo un fenómeno que se encuentra en todos los humanos podría expresar “la verdad de un individuo singular”?. La diferencia sexual existe en casi todos los animales, pero en el hombre da lugar, se puede decir, a muchos problemas colectivos y singulares. Está sin duda ligada no solamente al lenguaje (que los animales también tienen) sino a eso que, para mí, es lo propio del hombre: interpretar; incluso sus interpretaciones.

La dimensión biológica, lejos de ser una objeción, sería más bien un soporte: es sobre ella que el hombre funda mil cuestiones poco “naturales” pero esenciales. Por otro lado, el sueño no dice “la verdad” de un individuo singular pero sirve para hacerse “escenas” (representaciones) en donde un deseo reprimido se mezcla en el deseo de dormir. En otro lado mostré que los trabajos de Michel Jouvet sobre los “sueños” de los mamíferos confirman la idea freudiana: el gato “sueña” que atrapa un ratón, el ratón “sueña” quizá, que escapa (este punto no está muy elucidado), cada animal revisa su programa de vida, y el hombre revisa el suyo, que es desear y hablar de eso.

Es decir, el hombre comparte el sueño con los mamíferos y reptiles: pero sólo él supo hacer del sueño un polo de atracción semejante, que permite tantas cosas.

Esta crítica sobre el sueño supone que sueño y sueño paradojal se superponen. ¿Y si no lo fueran? Que en el sueño haya signos de sueño paradojal ¿implica que todo viviente que tenga esos signos esté en tren de “soñar”? Y si se “definiera” el sueño por el sueño paradojal, ¿qué demostraría eso?.

(…)

En la práctica, algunas sesiones a la vez fuertes y misteriosas son como un sueño que se interpreta: a cada término se puede asociar una fibra, e intentamos (en silencio) algunos trayectos a través de esas fibras, hasta encontrar uno que parezca más “viviente”. Lo guardamos en memoria hasta que haya resonancias que lo confirmen; ensayamos hacerlo escuchar: si eso anda, si se sostiene, estamos en buen camino, hacia la arista, hacia el efecto de símbolo. Si es un error, lo importante es hacer de tal forma que sea fecundo y que se saquen de él otros posibles.

Recién estuvo un jovencito, al que veo desde hace algunos meses (A veces dice: “Esto me salva la vida”). La sesión fue sobre el tema: “Libéreme el cuerpo, cancéleme el spell que me posee como una fuerza mágica” (En inglés spell connota la idea de maleficio (sort)). Hablamos de su cuerpo, lo describe como poseído: “Diría que es tenso, que me injertaron las piernas, que no son las mías…” Luego asocia: “Las largas piernas de mi madre… Mi padre las tenía más bien cortas”. Luego se abre el abundante espacio de los recuerdos. Las cosas “se ponen en su lugar”, luego interpreto duramente: “Usted fue la cola de su madre, está entre sus largas piernas, pero asoma la cabeza…”. Se concentra y sonríe, como aliviado. Sé que eso opera a causa del lugar donde me ha puesto su transferencia, que es compleja. La sesión continua, la tensión es a la vez múltiple y fuerte, se diría que “impongo” las palabras como otros imponen las manos. Al final, él me dice, levantándose: “Encima tengo un extraño dolor de cabeza, acá, en el cráneo”. E inclina la cabeza hacia mí. Me agarra un aburrimiento, no tengo ganas de recomenzar, ni de dejarlo ir con ese dolor. Entonces le digo: “Voy a posar mi mano sobre tu cráneo, y cuando la haya retirado, el dolor se irá con ella”. Lo hago. “¿El dolor se fue? – Sí, maravilloso…” Luego, en el umbral, habla de sexo, de encuentros… Me digo que spell está ciertamente cerca de esperma (sperme); que si el sale (sort) del spell, podrá “dar” esperma… Poquito después, se encontró con una mujer con quien “eso anda”, él, que al empezar vino tomado en la imagen en la que está en sándwich: entre su madre delante y su padre detrás, que lo sodomiza.



1- Se los encuentra en el Libro negro del psicoanálisis (un conjunto de artículos bajo la dirección de Catherine Meyer, Les Arènes, 2005), por ejemplo en uno de sus autores, Tobie Nathan, quien los formula en La Guerra de los psys (2004), p. 14 y sig. De allí están sacadas las citaciones que siguen.

2- Esto significa, dicho sea de paso, que si él hasta aquí curó personas y abrió horizontes, fue a tontas y a locas, porque sus “verdades” se revelaron “falsas”.

lunes, 9 de noviembre de 2009

DE ENREDOS Y DIVANES, por Marité Colovini

Título: DE ENREDOS Y DIVANES



Autor: Marité Colovini











“Opino que las teorías no hay que hacerlas, sino que deben presentársele a uno como intrusos, mientras se está ocupado en investigaciones de detalle.” (Freud, S. 31/7/1913)



"Vivir no es necesario, lo que es necesario es crear” Pessoa, F. Navegar é preciso. El libro del desasosiego.





1- Enredos:





Abordar la lectura de la correspondencia de Freud con varios de sus discípulos (Jung, Ferenczi, Abraham, Jones) me llevó a encontrarme con una frase de Michael Balint, encargado de ser el intermediario entre Anna Freud y Elma Palos, poseedoras de la correspondencia Freud-Ferenczi, que es la que dio título a éste texto.



El 11 de mayo de 1966, Balint le responde a Elma con una carta que finaliza diciendo:



“He aquí los enredos de los diferentes divanes”.



Su alusión al modo en que los acontecimientos de la vida íntima de los pioneros del psicoanálisis y de sus allegados, irrumpía en la escena de los análisis, aún el del propio Balint, dio forma a la pregunta sobre el modo en que la transferencia no se limita a los personajes en torno al diván, sino que se enlaza de forma insospechada constituyendo un enredo que toca a la vida misma de los psicoanalistas, de los analizantes, de las instituciones en las que se agrupan y en las que participan y también, se extiende a la posición del psicoanálisis mismo en tanto discurso.



Los enredos han sido estudiados por los topólogos, formando parte de la teoría de nudos, ya que la definición mínima de enredo es, en topología: “Un enredo (”tangle”, en inglés) es una configuración de dos cuerdas disjuntas dentro de una bola tridimensional, cuyos extremos son cuatro puntos fijos del borde de la bola que llamamos NO, NE, SO, SE”. Hay múltiples formas de enredos, ubicando uno que se llama infinito, que es el que tiene dos cuerdas verticales sin cruzarse. Al igual que los nudos o las trenzas, dos enredos son equivalentes si al manipularlos podemos pasar del uno al otro, sin soltar los cuatro puntos fijos. A partir de un enredo podemos formar un nudo, simplemente uniendo los extremos. John Conway introdujo una notación de enredos para describir nudos como clausura de enredos. Este novedoso método le permitió clasificar los nudos hasta 10 cruces, mejorando así la clasificación anterior dada por Rolfsen que listaba los nudos hasta 9 cruces.



Hay múltiples aplicaciones de estas teorías, para mencionar sólo algunas, podemos situar el modo de enlace de las cadenas de ADN, y la más clásica: la red en cibernética.

Pero, quizás, podemos encontrar también en la teoría psicoanalítica el modo en que Jacques Lacan intentó a partir del seminario XX, enredarse con las cuerdas de lo real de la clínica.



2- Lo real de la clínica:



En las Reuniones sobre el pase de finales de los años setenta, Lacan decía:



«Lo único importante es el pasante, y el pasante es la cuestión que yo planteo, a saber: qué es lo que puede pasar por la cabeza de alguien para autorizarse a ser analista. Quise tener testimonios; naturalmente, no tuve ninguno [ ... ] desde luego, este pase es un fracaso completo».



En la Proposición, Lacan plantea:



“Hay algo de real en juego en la formación del psicoanalista. (….) ese real provoca su propio desconocimiento, incluso produce su negación sistemática”.



Lo interesante es que es precisamente sobre ese real sobre el que se fundan los agrupamientos de analistas. Y lo que la historia demuestra es que es por desconocer ese real, por negarlo sistemáticamente, que los agrupamientos padecen, cuando el retorno de lo rechazado se manifiesta.

Si Lacan mismo pudo decir que es a ese real al que hay que identificarse, para no estar para encerrar, también anunció que los psicoanalistas se ocupaban de cubrir con una sombra espesa ese empalme.

Desconocer el punto sobre el que nos fundamos cuando nos agrupamos, cubrirlo con una sombra espesa…. ¡No puede no tener consecuencias!



3- La transferencia y sus enredos:



Decía en el comienzo que quería preguntarme por los enredos transferenciales y por el modo en que estos mismos enredos se manifestaban en la vida de los colectivos de analistas y sin lugar a dudas producían sus efectos en el terreno de los divanes.

Partía de considerar el modo en que Freud mismo fue llevado por los enredos a escribir sobre la transferencia, y especialmente sobre el amor de transferencia.

La historia del psicoanálisis está edificada sobre esos mismos enredos: Breuer-Anna O.-Freud; Jung-Sabina Spielrein-Freud; Ferenczi-Elma-Freud; Jones-Loë Kann-Freud y (según Falzeder) , Freud-Elfriede Hirschefeld-Freud ( o el Psicoanálisis). Podemos ver que en cada uno de éstos “enredos” hay también cuerdas y nudos que hacen a la teoría psicoanalítica y a la historia de sus instituciones.



En otros trabajos me ocupé del llamado (por el mismo Jung) “sucio escándalo” Jung-Spielrein , justamente interrogando el lugar del amor para las mujeres, y también el punto de empalme entre el nudo del amor y lo femenino. En esa ocasión, lo hice a partir del modo en que Lacan ubica en el corazón mismo del amor, el deseo y por lo tanto el objeto causa de deseo.

Creo que es preciso añadir el modo en que Lacan conecta al amor de transferencia con el saber, para introducir al Sujeto Supuesto al Saber, como el punto alrededor del cual se edifica el lazo transferencial.

Llegamos así a distanciar la cuestión de la transferencia de la “persona” del analista, ya que el sujeto supuesto saber es una formación del inconsciente desprendida tanto de la persona del analizante como de la persona del analista. Es por éste abordaje del saber y su enlace con el amor llamado de transferencia, que Lacan puede ubicar en el centro de la práctica analítica lo que llama deseo del analista.

El deseo del analista, justamente, le permite a Lacan situar la operación que separa el Ideal del yo del a, y así, dar por tierra con un final de análisis que se soporte en la identificación con el analista, siendo más bien que lo que lleva al final en una práctica lacaniana, es la caída del SSS y del a (en tanto semblant) que el analista es llevado a hacer.

Entonces, se trata de que el a, único invento de Lacan, permite pensar la transferencia de otro modo y el amor de transferencia puede entonces devenir odioamoramiento.



4- Los riesgos del analista:



“Ser difamados y ser abrasados por el fuego del amor con el que operamos, éstos son los riesgos de nuestra profesión, por los que no vamos a colgar los hábitos. Navigare neceese est vivere non neceese . Por cierto. ¿Estás con el diablo que eres tú, y temes la llama?” (Freud-Jung 134E, 9/3/1909).



Dos cuestiones: la difamación y el abrasamiento pasional, que Freud sitúa como los riesgos del analista. Ya en 1909, el genio freudiano le permitía entrever lo que Lacan llamaría “la obscenidad del grupo”. De hecho, no tardará mucho en escribir Tótem y tabú, texto que tiene de fondo las delicias de la ordalía de psicoanalistas.



El modo en que leyó en Sigmund Freud Más allá del principio del placer, le ha permitido a Jacques Lacan, ubicar el deseo en el amor, hacer emerger en la escena analítica lo que llamó deseo del analista, revelar el acto inaugural de un analista llamándolo pase, fundar una Escuela donde sólo había sociedades, inventar el dispositivo que llamó cártel para propiciar efectos de discurso sobre los de grupo, y hasta disolver aquello que él mismo había fundado, cuando se reveló funcionar al contrario de su propuesta.

Entiendo que la apuesta de 1967 así como la de 1980, fue ir más allá del horror, de la Verleugnung que Lacan le adjudica a sus contemporáneos respecto al objeto de angustia, objeto finalmente expulsado al término del proceso del análisis, lugar que el analista es llevado a ocupar, elección crucial que marca el punto de pasaje de analizante a analista.

Que el deseo lleve la muerte inscripta en él, no hizo retroceder a Lacan, aún cuando sobre él mismo pesaron de forma importante los dos riesgos que Freud anunciaba en 1909, y al que podemos agregar el de ser negociado, ser objeto de traición, tomando en cuenta las palabras con que inaugura el seminario XI.

¿Destino fatal para el psicoanalista?

La pulsión de muerte, con sus correlatos fenoménicos, no puede evitarse. Y es más, cuando se la rechaza, cuando se la desconoce, sus retornos son feroces y estragantes.

En el corazón de la experiencia analítica, encontramos ese punto tan violento, tan extraño, tan éxtimo. Y éste es el fundamento en el que Lacan confía para decir: “un analista se autoriza de sí mismo” Es ese sí mismo que se alcanza cuando un análisis ha tocado el punto límite, es ese des-ser que adviene cuando el analizante elige, sin saberlo, ocupar para otros ese lugar de objeto que se revela caído irremediablemente. Y es éste mismo el único punto de experiencia sobre el que debe empalmar el grupo analítico, según Lacan, punto pivote de la articulación del análisis en intensión con el análisis en extensión.



Como sucedió con Más allá del principio del placer y sus tesis en los analistas posfreudianos, pareciera que sucede con la lectura de la Proposición del 9 de octubre en los analistas contemporáneos. Al menos, si seguimos atentamente lo que acontece en los agrupamientos.

Por que si no: ¿cómo entender que continuemos citando a Lacan aún (o especialmente) en sus últimos argumentos, mientras la burocracia se instala en nuestras “sociedades”, mientras la moral pequeño burguesa hace posible la difamación, mientras se promueve el amor incondicional a quien se sitúa como excepción?



5- Articulación del psicoanálisis en intensión y el psicoanálisis en extensión.



De enredos y divanes: nombre que propongo para interrogar la articulación de la intensión y la extensión. Nombre que se apoya en el modo en que lo que sucede en la intimidad de la escena analítica, en los divanes, se extiende al grupo analítico, y hace que

“…..El grupo se define como una unidad “síncrono” (synchrone) cuyos elementos son los individuos. Pero un sujeto no es un individuo. (….) Esto cojea en el grupo analítico, precisamente porque él no puede ser “síncrono” sino síntoma (symptôme), pero no cojea en el escrito donde me ciño a la cuestión”.



Ceñirse a la cuestión de la Proposición, implica al menos para mí, que el nombre de Escuela no sea confundido con lo escolar, que el síntoma sea para nosotros el eje a partir del cual pueda entreverse la verdad del sujeto, que la singularidad no se confunda con la individualidad.

Ceñirse también implica que hacer comunidad de experiencia no se trata de la identificación al líder, que si bien ese efecto de grupo es inevitable, es el deseo del analista lo que puede oficiar de separador.



Es muy importante ubicar que una cosa es que la Escuela sea un síntoma y otra que sea un síncrono. Porque un síncrono implica la unidad de individuos en virtud de un mismo movimiento de identificación. Y cuando esto es así: ¿Dónde queda la “iniciativa del analista” a la que Lacan apela en 1967?



En 1980, cuando Lacan disuelve su Escuela por: “haber fracasado”, dice:



“….en producir Analistas de aquesta (de la Escuela); A.E que estén a la altura”.



Consultado acerca de que sería estar a la altura, responde:



“Que se relea mi proposición de octubre de 1967 (….) funciona, por lo menos que se la abra “.



Se trata de no cerrar los ojos ni la boca. Leer y decir.

¿No son éstas dos acciones las que distinguen al analista como practicante de un discurso?

Leer lo que como síntoma acontece y decir la interpretación, política de los psicoanalistas cuando de síntoma se trata, aún en los lazos o en la ruptura de los lazos que debieran reunirnos.



La transferencia, en cuyo centro linda el amor con el deseo, por lo tanto, en cuyo centro se dirime la lucha entre Eros y Tánatos, es lo que más allá de los divanes, hace al lazo entre analistas. Enredarse puede parecer una cosa absolutamente loca, pero es transferencia.

Si pensamos con los pies, tenemos que saber en qué estamos embrollados, sólo para poder saber hacer algo con eso.



En la medida en que el odio no sea destructor , no sea de la especie que intenta la eliminación del otro, darle lugar tanto en los divanes como en los lazos que conformamos, implica que la alteridad y el Heteros no sean el obstáculo insalvable.

En la medida en que el amor no sea pasión imaginaria, no sea de la especie del amor divino, darle lugar en los lazos que conformamos podrá incidir en los divanes como puesta de relieve de la relación al saber.





La historia del psicoanálisis se escribe también con lo que estamos haciendo hoy. Por eso, es importante decir antes que nos llegue la “amnesia del acto”.



Octubre de 2009



Posescriptum: Luego de leer mi trabajo y participando en la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis de Bahía Blanca 2009, se me ocurrió que mi trabajo versa sobre la humanidad de los psicoanalistas. Quizás se trata de volver a pensar en que los analistas somos humanos, y que en tanto tales, más allá de la función y la posición que ocupamos en el dispositivo del análisis, padecemos de los males humanos, nos sorprendemos por las pasiones humanas, y afectamos nuestras relaciones y lazos con esos mismos males y pasiones.

Pero a diferencia de otros humanos, tenemos una herramienta poderosa justamente para darle tratamiento a nuestros malestares, por lo que, si podemos, entonces debemos, utilizarla.

También, creo que es importante enmarcar mi texto con algunas reflexiones surgidas de la filosofía política: las relaciones de amistad/enemistad, son un componente fundamental en el proceso de elaboración de las formas de vida, para que alcancen un nivel de politicidad. Ahora bien: es preciso diferenciar la enemistad de la hostilidad. Si el enemigo es "tu propio problema tomando forma", la hostilidad es el choque en ausencia de todo vínculo, de cualquier forma de reconocimiento del otro. El hostis es justamente el no-otro, el exterior sin figura que o nos es indiferente o nos es puramente intrusiva. Cuando impera la hostilidad generalizada, se busca la neutralización de las formas de vida, es decir, la cancelación de la elaboración que permita que las formas de vida alcancen un umbral de politicidad

Masotta decía que en psicoanálisis no se trata de hacer política sino de hacerla posible.

martes, 3 de noviembre de 2009

EL HECHO DE ENREDARNOS.

Por Marité Colovini

La Red no es nada sino el puro hecho de enredarnos.

Para enredarnos es preciso que el otro exista.

Para que el otro exista es necesario que lo supongamos.

Para suponer que hay otro es vital caer como Uno.

Para caer como Uno es que tenemos que sabernos en falta.

Sabernos en falta es revelarnos agujereados.

Y es con eso, con lo que nos falta, con lo que hace agujero, con el otro, que podemos enredarnos.

lunes, 2 de noviembre de 2009

INSCRIPTOS EN LA RED

1-Karina Latorre (Rosario)




2-Alejandro Manfred (Rosario)


3-Margarita Scotta (Rosario)


4-Ivan Triten (Rafaela)



5-Ana Rosillo (Rafaela)



6-Lorena Culasso (Rafaela)



7-Laura Maggi (Posadas)



8-Diana Estrin (Buenos Aires)



9-Viviana Guigui (Buenos Aires)


10-Carina Scaramozzino (Campana)


11-Jorge Yakoncik (Marcos Juarez)




12- Cecilia Sabattini (Rosario)



13- Emiliano Albornoz (Rosario)



14- Mariano Bello (Rosario)



15- Marcos Esnal (Rosario)

16- Carlos Quiroga (Buenos Aires)


17- Marité Colovini (Rosario)



18- Juan Alberto Manino (Rosario)



19- Gonzalo Torrealday (Santa Fe)



20- Claudio Cabral (Rosario)



21- Soledad Secci (Rosario)


22-Luciano Rodriguez Costa (Rosario)



23- Gloria Annoni (Rosario)


24- Luciana de la Torre (Rosario)


25- Lucrecia Zamboni (Rosario)


26-Alfonsina Margherit


27-Nadia Cavaglia


28-Noemí Liliana Quéhé (Buenos Aires)



29-Beatriz Gabriela Suarez (Rosario)


30- Franco Ingrassia (Rosario)

31-Patricia Fochi (Rosario)


32-Roy Jacob (Rosario)



33-Eduardo Adaro. (Mar del Plata)


34- Francisco Ramirez (Paraná)



35- María Laura Giraudo (Rafaela)


36- Nora Lanese (Rosario)


37- María Paula Illia. (Rosario)


38- Martín Coronel (Rosario)



39- Beatriz Arce (Rosario)



40- Patricia Bricas (Rosario)



41- Héctor García. (Rosario)



42- Sebastián Roma (Venado Tuerto)



43- Melina Heinrinch (Rosario)



44- Romina Lipori. (Rosario)

45- Diego Butigliero (Rosario)

46- Adriana Chiavarino (Rosario y Alcorta)

47-Lilian Estigarribia (Rosario)

48- Carolina Fages (Rosario)

49- Patricia Fryd. (Buenos Aires)

50- Julio César Pereyra (Rosario)






 

Margarita Scotta responde al texto de Beto Manino

Sobre todo me gustó que hables desde lo que imaginás, que tu escrito tiene su inicio en la imaginación. Que se rescate la imaginación del psicoanalista para ganar la soltura de sentirnos imaginativos. Te sigo en esa actitud: yo imagino que la Red podría posibilitar el paso de la psicología de masa al grupo. Si Freud decía que la horda retorna en el fenómeno psicológico de masa; entonces, el padre inhabilitante, el que inhibe el desear, será asesinado simbólicamente provocando luego una fraternidad y una soltura de la represión que será base de vínculos fundadores de la socialidad, nuevos vínculos donde lo sexual quedará a disposición de los hijos, no ya del único que gozaba en el abuso de su poder. Esto es una hipótesis dice Freud; sólo vale, si la comprobamos en fenómenos concretos… podríamos re-escribir una nueva versión de Psicología de las masas y análisis del yo en versión post-moderna cibernética, ese gran ensayo freudiano sobre el amor al padre, podríamos diseminarlo en voces amigables que ya no atemoricen sino que impulsen la iniciativa singular…

Margarita Scotta

domingo, 1 de noviembre de 2009

RESPUESTA A LA INVITACIÓN DE SEBASTIÁN ROMA

Marité, Beto.


Gracias por tenerme en cuenta para participar de este proyecto. Espero poder compartir desde este espacio aquello que interroga en mi práctica a fin de pensar con otros quéhacer(es).

Muchos Saludos


Sebastián Roma (Venado Tuerto)

RESPUESTA A LA INVITACIÓN DE PATRICIA BRICAS.

Beto:
Agradezo tu invitación- Sobre todo teniendo en cuenta que en este tiempo, estoy pensando en el modo..... de un hacer con otros.

Es una propuesta que se abre como el juego de los hilos, no se puede jugar sin uno ex-tenderlos.

Afectuosamente.

Patricia M. Bricas

A propósito del autorizarse, del tomar la decisión y de la iniciativa de los psicoanalistas. Por Beto Manino

Me imagino la red de psicoanalistas como una red extensa que pueda configurarse por un número infinito de nudos. Y que estos nudos podrían estar compuestos por conjuntos finitos o infinitos.


Me imagino que esos nudos nos darán la oportunidad de permanecer unidos el tiempo que nos sea necesario. Es decir, sostenidos por el perseverar del sentirse llamados a partir con otros.

Se trataría, entonces, de un hacer multiplicador, móvil, e imposible de que tome consistencia en la unificación que organiza la burocracia.

No sería el de Un hacer que dependa del Ideal; o del Superyo, que ordena el saber de las instancias para mejor dominio de las cooptaciones de grupo y para mayor ganancia del circuito que inhiba el desear.

No; por lo contrario sería un hacer de los unos que nos con-vocarían en el defecto que haga tres. Y eso se llama psicoanálisis.

Me imagino que a ello responderemos cada cual, sea quien sea - pero no cualquiera- con nombre y apellido; sosteniendo qué - como respuesta a ese llamado- se puede saber de lo que piensan, de lo que hacen y de lo que dicen los psicoanalistas. En plural.

Me imagino que sea esta la forma de preservar la iniciativa de los psicoanalistas.

Me imagino que sea ésta la forma que tengan los psicoanalistas para hacerse conocer.

Beto Manino

RESPUESTA A LA INVITACIÓN DE HÉCTOR GARCÍA.

Marité, Beto: Aunque un poco demorada, les envío mi respuesta a la invitación que me hicieran llegar para integrar la nueva red que han decidido impulsar.


Me sumo gustoso a la propuesta, creo que es una manera interesante de promover el intercambio que creo necesario y hasta imprescindible, tratándose del psicoanálisis, su práctica y su discurso.

Espero poder contribuir en la medida de mis posibilidades. Vayan mis deseos de buenos augurios para que el nuevo espacio se sostenga y desarrolle.

Un saludo. Héctor García