¿Porque alguien de pronto, enloquece?... ¿porque para algunos la vida parece detenerse en ese exabrupto inconmensurable, que de ordinario escapa a nuestra intelección y desafía invariablemente nuestros mejores afanes por penetrar sus misterios?...probablemente nunca lo sabremos. Debe ser que hay cosas de "lo propiamente humano" que están destinadas a permanecer definitivamente en un eterno anonimato y desde ese lugar nos hablarán, una y otra véz.
El siguiente relato pretede ser una modesta aproximación, un intento frágil, aunque esperanzado, por ir detrás de las pistas que deja a su paso una singularidad, en pos de aquello que la psicosis, a veces, nos quiere contar...
El vuelo de Dana
Sucedió que un día Dana aprendió a volar, una mañana luminosa de abril, sin saber cómo ni porque, estrenó la sorpresa infinita de sentirse pájaro.Como esas criaturas que día a día surcaban el cielo de su patio, la invitaban permanentemente y a veces la llevaban sin pedirle permiso, a recorrer las distancias que suelen separar, la fantasía de la realidad, la oscuridad de la luz , el reposo del movimiento...
No era un día como todos indudablemente, para ella era un día de revelaciones,de aconteceres emotivos y promesas subyugantes. Sabía que algún día iba a suceder. Cada minuto de su vida había jugado un papel esencial. Cada atardecer había conspirado afanosamente para cubrirla de expectativas, cada noche se había encargado de proteger su secreto, y cada amanecer la había acercado sigilosa y suavemente, al encuentro de lo que parecía ser su destino...
No sentía miedo, el vértigo de una experiencia extraordinaria no lo permitía, la vorágine casi lujuriosa de imágenes y sonidos, y el cadencioso movimiento del batir de sus alas, servían para acallar las preguntas, para calmar la rara ansiedad que la invadía y que confirmaba sus predicciones y certezas.
Olvidó incluso que ese día cumplía 16 años, que el colegio se le había ido convirtiendo poco a poco en un infierno... que la figura de su madre le recordaba a menudo a esos monstruos prehistóricos que custodian en condición de estatuas, viejos templos sagrados de culturas paganas, y que la imágen de su papá se desvanecia habitualmente , cuado ella lo llamaba, dándole la impresión de estar viviendo una pesadilla en la que siempre agonizaba, a la espera absurda de algún imposible...
Sin embargo Dana fue encontrando en su patio algunas claves. Allí aprendió, entre ficus y madreselvas, a dar vida a los códigos secretos de un lenguaje propio, y su decir errático y melancólico cobraba fuerza en la significación que sólo ella y sus alados amigos que la visitaban a diario, comprendían.
Poco a poco fué construyendo y haciendo realidad, la promesa de un destino de gloria y un porvenir maravilloso... Era lo que siempre había escuchado de niña, la vida sólo podía depararle satisfacciones y felicidad, de ninguna manera le estaba permitido fracasar, de ningún modo podía atreverse a desafiar con su desdicha los designios paternos que le auguraban un futuro promisorio, pero que paradógicamente, la acompañaban siempre como veladas amenazas, acechando su espacio y su tiempo, vigilando su sueño y congelando su espíritu...
En esa mañana de abril Dana descubrió que la gloria era posible, que la rigidéz pétrea que le devolvía su mirada en el espejo, no reflejaba el velóz movimiento de sus ojos, que el pesado abatimiento de sus brazos no se correspondía con el poderoso movimiento de esas alas increíbles, que la belleza de su plumaje contrastaba con la palidéz de su piel adormecida, y que el estrecho rincón en el que se encontraba, acurrucada e inmóvil, no daba cuenta del paisaje que se habría ante sus ojos, en ese viaje deslumbrante y sobrecojedor.
El médico que visitó la casa esa noche diagnosticó el comienzo de una esquizofrenia, y adelantó un pronóstico sombrío...Habría que extremar las precauciones, cuidarla, incluso de si misma... nunca se sabe lo que podría pasar...Tendría de allí en más la compañia silenciosa de una caja de haloperidol, y quizás la presencia de un acompañante terapéutico, para eso momentos en que las ocupaciones de sus padres no les permitieran un "control" más efectivo de sus movimientos...La vida se le iría vaciando poco a poco, entre nubes de fármacos y cuidados especiales. Lentamente sus ojos irían perdiendo vivacidad, pareciéndose cada véz más a la turbia imágen del espejo, y sus portentosas alas caerían al fin, exánimes, cansadas de sostenerla en vano, sin dirección ni destino...
Pero lo que Dana había perdido sobre todo y quizás para siempre, era el diálogo con sus pájaros. Diálogo en el que podemos encontrar representada la vertiente en la que bebimos todos, de distintas maneras, alguna véz. El hilo de agua con el que calmamos esa sed que no proviene de ninguna necesidad, esa deuda impagable que contraemos con los otros de nuestra historia, y que mantiene siempre en delicado equilibrio nuestra conexión con el mundo. Con eso que llamamos mundo, los que a veces tenemos la oportunidad de pensar que la vida vale la pena.... el mundo de las significaciones y el deseo, el mundo que construimos con nuestra palabra, y que cobra vida todos los día en el intercambio con los demás...
A Dana, sin saberlo, quitándole sus pájaros, sus interlocutores privilegiados, la habían sacado del mundo. De su mundo, y con ello se había perdido también, para nosotros, la posibilidad de comprenderla, de acompañarla, de que nos enseñara ese dialécto particular y secreto que nos hablaba de su gloria y de sus ganas de ser feliz....
H.G
2 comentarios:
Muy bueno!
Hermoso texto!!! ¡Qué escrituras en la Red!
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