domingo, 29 de noviembre de 2009

Comentario de “Ojos bien cerrados”

Por Roy Jacob



De la certeza a la confianza



Dada la incapacidad de mejorar lo escrito por Margarita Scotta pero aún así sintiéndome llevado por oscuras fuerzas a intentar un cruce di, por accidente, con una imagen. Todo se orilla en algo semejante a imágenes (si me resuelvo a no asustarme); o a esas construcciones significantes que tomaré prestadas de Lacan [1].



1) Tú eres la mujer que no me abandonará.



Sutiles serpientes de humo se deslizaban en los dedos de Alice. Con las palabras pesadas y la ropa ligera inquiere a Bill sobre esas dos vampiresas. Él tiene la inercia de un río, caen de su pensamiento respuestas lacónicas. Luego todo se invierte.



“¿Por qué nunca tuviste celos de mi?”



“No lo se, quizás porque eres mi esposa…”



Tal vez porque Bill piensa “tú eres la mujer que no me abandonará”.



“Estás muy seguro de ti” amenaza Alice.



“No, estoy muy seguro de ti”.



Inesperado ataque de risa, Alice se retuerce como sus serpientes de humo; luego todo desemboca en el relato.



Certeza que hace pantalla al amor, hasta acá…



2) Tú eres la mujer que no me abandonarás.



Los sueños han sido dichos, el relato vino a irrumpir como una piedra el decurso y Bill es catapultado hacia eso que se llama un rumbo incierto.



Última escena. Compras de Navidad. Helena (su hija) molesta la quietud de las muñecas. Se apartan.



A la pregunta de “¿qué haremos?” ella responde: “deberíamos estar agradecidos”. Nacen de sus aventuras. Ya no hay fijeza. El recorrido por los laberínticos espacios del deseo agrega al artificio una “s”.



“¿For ever?” No hay para siempre; de la muerte de la certeza brota altiva la confianza.



Tú eres la mujer que no me abandonarás. “Ésta confianza supone precisamente un vinculo mucho más laxo entre la persona que aparece en el tú de la primera parte de la frase, y la que aparece en la proposición relativa. Precisamente porque es laxo aparece con una originalidad especial respecto del significante, y supone que la persona sabe de que significante se trata en ese seguir, que lo asume. También quiere decir que ella puede no seguir”[2]



A modo de extraña intención dialéctica pregunto ¿Habrá en el acontecer del amor un pasaje de Tú eres la mujer que no me abandonará a Tú eres la mujer que no me abandonarás?



1] Lacan, J. “Las Psicosis”. Pag 399. Paidós, 1984



[2] Lacan, J. “Las Psicosis”. Pag 399. Paidós, 1984.



http://www.perecepciones.blogspot.com/


Blog de literatura por:

Roy Jacob

2 comentarios:

Margarita Scotta dijo...

"ampliamente" (wide) superado mi escrito, Roy. ¡Qué interesante! Ese pasaje en el amor, pasaje dialéctico, desde "tú eres la mujer que me seguirá" (tercera persona, la Otra) hacia "tú eres la mujer que me seguirás" (tú), desde la que seguirá porque es la esposa hacia la que no es posible saber qué seguirá del hombre... y eso instalaría la confianza en vez de aflojarla...

Margarita Scotta dijo...

Cuando se están preparando para ir a la fiesta, ella le pregunta cómo está. El le dice bien pero no la mira. Un detalle sutil que a Kubrick no se le escapa. Si ella le hace saber que hay un tercero del que recibió esa mirada, su ser ha caído del lugar de esposa al unísono de la errancia en la que él entra: al caer abandonado del campo del tener (una esposa) para iniciar la búsqueda deseante de una mujer... la re-encuentra...