martes, 16 de febrero de 2010

Para psicoanálisis con calle, de Martín Coronel.


Me sumo a la propuesta de Bea ,de psicoanálisis con calle, o psicoanálisis en la calle, que creo que se ajusta más al relato de lo que viene… en verdad eso lo dirán Uds. que se yo… veremos..


El asunto transcurre en un bar, en una noche de verano en la cual, con la escusa de festejar el cierre del año académico, el grupete se dispuso a tomar unos porrones y comer unas pizzas.

La situación merece sino un detalle pormenorizado, al menos una descripción pintoresca, apenas llegamos al bar nos dispusimos a ocupar la mesa reservada por Neytiri, amiga y colega, habitué del lugar y también amiga del dueño.

En eso cae la moza que, con su mejor cara de “que hago acá a esta hora?”, nos dirigió sus frías palabras … ¿qué van a tomar?.

Cerveza, cerveza, coca y las pizzas de rigor, cuestión que con la misma indiferencia que levantó el pedido, lo trajo un rato después, mientras tanto un muchacho de veinte y pico de años hacia de las suyas en la barra y entremedio de las mesas del bar atestado de gente ,se levanta el jogin a la altura de las rodillas mientras baila, canta y salta al ritmo del éxito del verano.

Unas chicas vecina de mesa conversaban a los gritos para intentar escucharse en el ajetreo de la noche, una de ellas, de muy buena presencia para el ojo masculino, y por qué no femenino también, vestía una blusa de color azul francia con amplio escote al frente y en la parte trasera el descubierto en la espalda llegaba a la cintura, justo antes de encontrarse con el pantalón super ajustado de tiro bajo, lucía una espalda totalmente descubierta a no ser por los finos breteles color azul francia en composé con la mencionada blusa.

Esta chica se encontraba sentada detrás mío, de modo tal que entre espalda y espalda formábamos un pasillo por el cual todo el mundo se dirigía a la puerta, motivo que derivó en los agradecimientos lógicos a Neytiri quien reservó el lugar, no los conté pero en el transcurso de la noche me habrán pegado por lo menos 10 codazos y esquivé otros tantos.

Bueno, volviendo al tema de esta chica y el pasillo, se da la situación de que en un momento determinado, el muchacho que tenía el jogin por las rodillas y que para esa altura ya se había sacado la remera que revoleaba al mejor estilo de Soledad Pastoruti, pasa por el improvisado pasillo y pellizca a la chica en el único rollito que pudo encontrar en la espalda descubierta, cuestión que al segundo, y al grito de aaaayyyyy, ayyyyyyyy, salió corriendo para la puerta a buscar la contención de sus amigos que fumaban un pucho afuera, transcurridos cinco minutos de reloj, es decir lo que tardó el amigo en terminar el pucho que tenía en la mano, entró nuevamente, quedándose paradita en su perplejidad junto a su amigo, perplejidad que duró lo que tardó en sonar Calle 8, con su tema Pitbull, ese tema que hizo conocido don Ricardo Fort.

Ella siguió contorneándose al ritmo de la música y mientras tanto el muchacho del jogin andaba en la calle saludando a cuanta persona pasara en auto o moto, mientras seguía revoleando la remera.

Cuando me doy cuenta que Neytiri no se encontraba en la mesa, miro hacia fuera y estaba hablando con dos personas mayores, al cruzar las miradas me llama, cuando llego me presenta diciendo.

-El es el Doctor Martin Coronel, Psicoanalista y docente de la Universidad, recién venimos de allí-.

A estas alturas yo no sabia qué pensar, conociendo a Neytiri lo primero que pensé fue “en que quilombo me va a meter ahora”, y dicho y hecho, continua Neytiri:

-Mirá Martín, los señores son los papás del chico que esta ahí- Señala al muchacho del jogin y la camiseta que ha estas altura había devenido en aspas de helicóptero, si calculamos la cantidad de giro que tenia encima.

-Ajaaaa -dije yo.

Continúa el padre:

-el es mi hijo y se escapó del Suipacha.

-aaaaaaaahhhh- agregué.

En eso cae el dueño del bar, momento que aproveché para dar un paso al costado y ahorcar a mi amiga Neytiri, y mientras lo intentaba, por el momento que me estaba dedicando, me dice:

-Dale, hablá con el chico.

-Pero si ni lo conozco, ¿qué voy a hablar?- le dije.

En eso se acerca el dueño del bar y soy nueva y largamente presentado, y mi amiga insiste, dirigiéndose al dueño:

-contale a él qué pasa- señalándome a mi.

El dueño con cara de preocupación cual novela centro americana, dice:

-ese muchacho esta mal, se escapo del psiquiátrico, los padres quieren llamar a la policía, van a buscar la orden judicial que tienen en la casa.

Vencido por la situación, pregunto: ¿Se escapo?

-Sí, sí, del psiquiátrico- responde.

-¿estaba preso?- pregunto nuevamente.

-No -responde.

-Bueno, entonces a lo mejor no se escapo, tal vez sólo se vino para acá.

-aah sí, sí, puede ser … tenés razón, si siempre viene.

-¿Cómo que siempre viene?

-Sí, yo lo conozco desde que era adolescente, siempre venía y se quedaba, incluso trabajo conmigo un tiempo, lo que pasa es que no se la aguanta y deja.

-aaaaaaaahh- replique, -entonces te tal vez viene porque te tiene cierta confianza.

-Sí, sí, cuando está bien es un pibe copado.

-aaaaaaahh -de nuevo-, bueno, entonces a lo mejor no es conveniente llamar a la policía, tal vez cuando este más calmado podes hablar con él, a vos te escucha... ¿te hace caso?

-Y sí, a veces cuando anda bien.

-Bueno, entonces tal vez mañana podés hablar con él y llegar a algún acuerdo en cuanto a la estadía en el bar, ¿no te parece?

-Sí,sí, tenés razón, si llaman a la policía se va a poner peor, y capaz que lo golpean o algo, voy a hablar con los padres y les explico.

Continuó la noche pizza y birra de por medio, y la moza que ahora con una gran sonrisa me decía Señor.

Ubicada la escena, se me ocurría pensarlo de esta manera, tal vez sea sólo es una escena más de la noche rosarina entre tantas otras -podría decir la vida es escena-, pero tampoco es cuestión de exagerar.

Como es una escena le vamos a poner nombre, podríamos decir una escena recortada en la noche rosarina, o me gustaría mas llamarlo “circo”; realmente se armó un circo en un ratito nomas, pero de esos circos raros, donde se mezclan cosas dispares, circo donde aparecen goles de otros partidos. Ahora, ¿quién es quién en este circo?

Claro que la directora de pista es Neytiri, ella llama a la escena, anuncia a los participantes, la transferencia comanda la escena, el del jogging por la rodilla es el artista, el creativo, vive la escena, despliega todo su arte, podríamos decir actúa con la mismísima carne, desde los huesos, se entrega todo, ve que los demás hablan por allí se acerca saluda a los padres, que lo vinieron a ver, y se lanza nuevamente a la actuación, como todo artista en el escenario, toda su atención esta en su escena, y el público es parte de ella.

La chica de la blusa azul francia es la estrella del circo, ella brilla, se contornea, seduce, se muestra, le da color a la noche, el dueño del bar es el encargado del circo, se preocupa que las cosas no se le vallan de las manos, quiere controlar, que este todo en orden, según lo previsto para cada función.

La moza es la moza, la portera, la que te vende la entrada o la podés encontrar vendiendo pochoclos, además recibe al público, aunque a veces como en mi caso al finalizar la escena, te recibe y pasas a a formar parte del circo.

Faltan los padres del artista, ellos preocupados por que su hijo se va con el circo, esto es malo para él, los artista además de hacer locuras, no hacen nada útil, no hace nada por él, se escapa, para ir con el circo, paras seguir haciendo locuras, es un artista sin habilitación para ejercer, por lo tanto hay que controlarlo por su bien, se llama a las autoridades competente para que lo lleven a donde debe estar, un lugar adecuado, saben que su hijo esta equivocado, que así no se vive, pero a la vez también lo aman, no quiere que le pase nada malo, que lo atropelle un auto, la solución es la misma, la ambivalencia encuentra una única solución para dos cuestiones diferentes, llamar a las autoridades para que lo controlen por su bien, y para que una vez en un lugar adecuado, lo hagan entrar en razón.

Creo que por mas raro que sea el circo, nunca vi uno con un paracaidista, pero en este circo si lo hay, ahí estaba yo como un paracaidista en el medio de la escena, un paracaidista devenido lector de la escena, y de lector a guionista.

Freud en determinado momento ubica al yo como el payaso del circo, figura impecable, sobre todo por que hace payasadas.

Así que quisiera hacer un triple salto mortal, le pido prestada la figura del payaso, ¿al yo para ubicar allí al analista?

Lo pensaba por la cuestión de que el lugar del payaso en la función circense está entre escenas, y su “Rol” es el de hacer tiempo, entre una escena y otra, da tiempo para armar lo que haya que armar. Pero también me interesaba la figura del payaso, por que se articula con esto que contaba en otro momento del “Circoanálisis”.

Como payaso que es sabe que la función continúa, que el show es una sucesión temporal de escenas, de eso vive, de hacer tiempo y payasadas, mientras los otros trabajan “seriamente” .

En esta situación se me ocurre que el payaso sale a hacer un toro como dicen en el teatro.

El tiempo lo apremia, entonces hace lo que puede -que puede hacer un payaso sino son payasadas- se pone el traje que le toco, y sale a escena, en este caso las vestiduras son de doctor, docente universitario, Fresquito, “recién venimos de la facultad”, decía Neytiri a los padres autorizando, presentando a los participantes.

Con el Traje de doctor y docente universitario, sale al toro, lee la escena, escucha a los participantes del circo, pregunta acerca de como esta la cosa, y con todo ello inventa una escena para ganar tiempo hasta la próxima función.

-Bueno, entonces tal vez mañana podés hablar con él y llegar a algún acuerdo en cuanto a la estadía en el bar, ¿no te parece?.

Después de unas semanas me encuentro con Neytiri y le pregunto si había estado en el bar y si vio al muchacho, y me dice que lo vio un par de noches.

La función continua, pero tal vez con otro guión, con otras palabras para con el actor, tal vez ya no es el que se escapa, tal vez es parte del circo en la noche rosarina.


Martín Coronel.

8 comentarios:

.... dijo...

Dicen ke el circo nació de la milicia. Entre guerra y guerra, al parecer, un general que contaba con mucho tiempo libre, muy aficionado a los caballos, decidió montar un espectáculo con ellos. Entre tanto, dicen los rumores, había dos torpes ayudantes ke mientras más trataban de hacer las cosas bien más hacían reír a la gente con sus tropiezos, disimulos, caballos escapándose y demás.

En este circo también están los generales ke dan órdenes, los encerrados, los que fuera del cuartel son otra cosa, territorios que se ganan y se pierden, los que salen a "ganar" mujeres, y en el bajofondo... como música silenciosa, movimientos ke se perciben pero no se enuncian... las tranferencias.

El psiconálisis puede ser un circo, y reproducir la misma guerra de tranferencias "como si", o "como se debe", y no dejar entrar más ke lo ke esas cuatro paredes soporten. O también, y es a la postura a la adhiero, la asociación puede ser realmente libre, una puerta abierta al habla nos movilice, nos desborde, cuestione los lugares, mal-verse, y la calle entre, y el arte deje atrás a la guerra, y las paredes ya no sean el escondite para diagnosticar "porke papá, porke mamá" como kien nunca se entera de ke el devenir existe y la normalidad es nada más ke un mito.

.... dijo...

Dicen ke el circo nació de la milicia. Entre guerra y guerra, al parecer, un general que contaba con mucho tiempo libre, muy aficionado a los caballos, decidió montar un espectáculo con ellos. Entre tanto, dicen los rumores, había dos torpes ayudantes ke mientras más trataban de hacer las cosas bien más hacían reír a la gente con sus tropiezos, disimulos, caballos escapándose y demás.

En este circo también están los generales ke dan órdenes, los encerrados, los que fuera del cuartel son otra cosa, territorios que se ganan y se pierden, los que salen a "ganar" mujeres, y en el bajofondo... como música silenciosa, movimientos ke se perciben pero no se enuncian... las tranferencias.

El psiconálisis puede ser un circo, y reproducir la misma guerra de tranferencias "como si", o "como se debe", y no dejar entrar más ke lo ke esas cuatro paredes soporten. O también, y es a la postura a la adhiero, la asociación puede ser realmente libre, una puerta abierta al habla nos movilice, nos desborde, cuestione los lugares, mal-verse, y la calle entre, y el arte deje atrás a la guerra, y las paredes ya no sean el escondite para diagnosticar "porke papá, porke mamá" como kien nunca se entera de ke el devenir existe y la normalidad es nada más ke un mito.

Anónimo dijo...

"[...]y en el bajofondo... como música silenciosa, movimientos ke se perciben pero no se enuncian... las tranferencias.

El psiconálisis puede ser un circo, y reproducir la misma guerra de tranferencias "como si", o "como se debe", y no dejar entrar más ke lo ke esas cuatro paredes soporten. O también, y es a la postura a la adhiero, la asociación puede ser realmente libre, una puerta abierta al habla nos movilice, nos desborde, cuestione los lugares, mal-verse, y la calle entre, y el arte deje atrás a la guerra, y las paredes ya no sean el escondite para diagnosticar "porke papá, porke mamá" como kien nunca se entera de ke el devenir existe y la normalidad es nada más ke un mito.

De acuerdo. Allí está el asunto...cómo llegar a este estado de "transferencia libre". El estado neurótico común, como decía Freud, existe y nuestro trabajo como analistas es el de poder "ayudar", transferencia neurótica mediante, que el analizante alcance, o se acerque lo más posible a poder atravesar los fantasmas que condicionan su actuar en el circo de la vida, y a veces, lo dejan con la estocada de ser un paria, como el muchacho que se "encontraba" en el bar porque no se había fugado de orden psiquiatrico sino que había salido al recreo. El tema entonces, es como trabajar con la transferencia en cada psicoanálisis... con las miserias neuróticas que nos habitan; cuando Ppapá y Mmámá son solo las figuras de la resistencias. Será bueno poder distinguir el padre, del Nombre del Padre. ¿Y la Madre, podrá limitarse a ser mamá? Estará bueno que estos temas sean puestos a debatir en la calle...allí donde corren los amores y los odios, las ternuras y las calenturas, la risa y las trompadas,... y, los devarios comos los que relata Martín. Ustedes escriben muy bien, no lo dejemos pasar, hay espíritu en la letra y hay letra en el espíritu. Que en el mal-verso de lo cotidiano haya lugar para el reconocimiento del mito.

Juan ( Beto) Manino

Unknown dijo...

Me hizo recordar a lo que Dubatti planteaba en relación al "hecho teatral", cuestionando el emparentamiento entre el inicio de las escenas, con el lugar topológico del teatro. Es decir, el hecho teatral empieza quizás, cuando no sólo los actores salen de sus casas, sino también cuando lo hacen los espectadores. Y ya que de escenas hablamos (enmarcadas dentro de un circo), la descripta en el bar, creo, que ya estaba jugada, predicada de ante mano. Los actores venían de algún lado: la Universidad, el Suipacha, el Bar, la Casa de los Padres. ¿Alguno pudo responder desde un lugar que no incluya ése de donde vienen que dice qué sos? ¿Se puede zafar de eso? ¿En la calle?

TAMBIÉN REBOTÓ ADENTRO Y DESPUÉS: ¿a quién pescó finalmente ese señuelo tan bien colocado y encarnado en una dama que dona su espalda desnuda?

Me gustó el relato.
Me movilizó.

Saludos.

.... dijo...

¿cómo llegar al estado de transferencia libre?
ufff, no sé...
supongo ke este es un intento. y por otro lado está el padre y todos sus nombres -dios, estado, Maestro, Policía y tantos más-; nacimos al padre y kerer escapar nos condenaría al destierro o a la cicuta. estamos en la Ciudad del padre, del incierto, del ke debe defenderse porke no tiene los derechos naturales de la Madre -siempre cierta-...
y la madre, pacha, ke tan pocos nombres tiene ke no le hayan sido aún expropiados, se viola cada día en los derechos del padre -patria Española ke nos hizo nacer de una madre no reconocida incluso siendo tan cierta-.

no sé si hay ke separar al padre de sus nombres, kizás es una forma de clamar por el cambio, kizás sea otra forma de declamar sin cambiar, sin actuar, sin mostrar, sin librar... patrocinar al patrón dejando su nombre en reserva...

dudas, cuestiones, cosas, casos... reMolinos...

un abrazo de plena incertidumbre a los dos
C.

Anónimo dijo...

A propósito de lo que dice Szasz:

Poder pensar el poder topológico de lugares que no quedan localizados, exclusivamente, en un espacio de partes separadas, de espacio geométrico.

Pero acaso, ese “desde donde” que haría que la escena ya está jugada, calificada, predicada de antemano ¿no implicaría un juicio preestablecido? Mientras que es precisamente ese origen así mencionado: “la casa, la universidad, etc., etc., el que se presenta y produce una presencia diferente, que no se cierra en un juicio que haría de ella un signo. Es decir, que no se cerraría en una certeza ( correspondencia biunívoca - principio de no contradicción mediante- de la certeza de las ciencias de la naturaleza).

Muy por lo contrario, perdido el objeto que daría la certeza correspondiente, es el significante y la producción de la metáfora la que podrá ocupar su lugar. Es esa espalda desnuda la que anuda un deseo en la erótica de la existencia. Nudo fundamental porque es en ello, y quizás en el instante de la escena, donde se abre ese lugar que ex – cluye ( y por lo tanto no incluye) el origen – ya - predicado del “eres tal cosa o tal otra”. ¿No será eso una forma de zafar, de dejar de ser un ente, un ser objetivado, un objeto que puede ocupar el lugar del sujeto de una frase que lo predique ( Ej: “el muchacho es un paciente del psiquiátrico”) para poder ser un ser de no-ente.

Surge entonces, la posibilidad de un sujeto que se sostiene en una enunciación que se escabulle de la localización espacial. Enunciado que se denuncia, decía Lacan, enunciación que se renuncia. Y esa espalda desnuda…que erotiza la escena y alienta al sujeto…como se dice habitualmente…dio que hablar. ¡Dios! ¡Qué espalda!



Quisiera leer el texto de Dubatti. No lo conozco. ¿Cual es el título?.

Beto Manino

Anónimo dijo...

Mariano:



Es todo un campo en el que ya hay el tabajo de ustedes y al que podemos sumarnos para pensarlo. Creo que vale hacerla diferencia entre el ser y el ente. El ser se escabuye en el instante en que se presenta mientras que el ser entificado, objetivado, es lo que se trae como sanción del Otro se soporta en el cuerpo. Tiendo a pensar que esto es del orden del Super Yo que se conjuga con el goce pulsional. Las enfermedades del cuerpo en este sentido serían todas psicosomáticas. El libro de R. Gori me ha dado algunas ideas. Uno de sus capítulos lo traduje y está en el blog. Dicho de otra manera, me parece que se trata del congelamiento significante que vos nombrás. Sería una eternización del sujeto como objeto. ¿Un holofraseo significante?.



Respecto a esa mujer, tu pregunta de si no pasó a ser un pedazo de cuerpo objetivadopor el otro. Entiendo que sí. Todos somos, como objetos eróticos, la causa del “encanto” erótico y agresivo. En eso hay un punto de contacto con lo anterior. ¿Cuál sería la diferencia? Es para pensarlo. La seguimos. Beto.

PD: esto se está enlazando con el tema: Psicoanálisis y medicina.

Alicia Iglesias dijo...

Como todo artista, somos un poco locos y faltos de cordura, pero nos gusta expresarnos... Algunos encontramos la mejor manera de hacerlo, otros no saben quizás cómo hacerlo. Alguien alguna vez trató de ayudarlo tratando de enseñarle el camino correcto para expresar su arte ??? Quizás la mejor manera no sea llevarlo a un psiquiátrico, la mejor manera es entenderlo, enseñarle a expresarse, quizás eso es lo que busca y nadie puede entenderlo. Los artistas somos un poco raros y difíciles de comprender muchas veces, pero el arte es así, se manifiesta en nosotros de una manera rara y sencilla que sólo nosotros, los artistas, quizás podamos entenderlo... O quizás los otros, los que se creen totalmente cuerdos, están tan sumidos en sus problemas cotidianos que no se permiten siquiera sacar ese loco que todos llevamos dentro, o quizás por vergüenza o timidez no se animan a hacerlo sin darse cuenta que cada uno es como es y ser distinto, nos distingue del resto... Sí, es común que armemos un circo de la nada misma, creemos que todo tiene que estar acorde a "nuestros" pensamientos y costumbres para que todo marche bien, y no podemos estar más lejos de la realidad... Como me dijo alguna vez el Dr. Coronel: la locura es la pimienta de la vida, no a todos nos gusta la pimienta, porqué privar a aquel que le gusta y la disfruta. Es una cuestión de aceptar al otro tal cual es, y una vez que lo hayamos hecho, nos aceptaremos a nosotros mismos tal como somos. Pero los artistas, somos así, un poco locos, un poco cuerdos, pero lindos al fin...
Firma: Alicia Iglesias
Una artista que descubrió su manera de expresarse...